La conveniencia o no de liderar el cerco diplomático contra Nicolás Maduro

Siempre prudentes, algunos excancilleres creen que es responsabilidad del presidente Duque ponerse al frente de la situación. Y hay quien ve un pulso de posiciones a ver quién aguanta más.

-Redacción Política
04 de marzo de 2019 - 11:00 a. m.
Iván Duque estuvo con el autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, en Cúcuta, para recibir las ayudas internacionales el pasado 23 de febrero. / AP
Iván Duque estuvo con el autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, en Cúcuta, para recibir las ayudas internacionales el pasado 23 de febrero. / AP

La Real Academia Española (RAE) le da varias acepciones a la palabra “diplomacia”: rama de la política que se ocupa del estudio de las relaciones internacionales; conjunto de procedimientos que regulan las relaciones entre los Estados; servicio de los Estados en sus relaciones internacionales; cortesía aparente e interesada; habilidad, sagacidad y disimulo. Esta última definición aplica para quienes en el pasado se desempeñaron como ministros de Relaciones Exteriores o cancilleres de Colombia, cuando se les pregunta por su posición frente al liderazgo asumido por el presidente Iván Duque en el cerco diplomático contra el gobierno de Nicolás Maduro; más aún si los interrogantes tienen que ver con la conveniencia o no de dicho liderazgo.

En los últimos 19 años, Colombia ha tenido siete cancilleres, algo que demuestra que es uno de los cargos más estables en los gobiernos. Al fin y al cabo, se trata de una labor en la que lo ideal es no dar bandazos. Guillermo Fernández de Soto acompañó en sus cuatros años a Andrés Pastrana (1998-2002). En sus ocho años de mandato, Álvaro Uribe tuvo cuatro: Carolina Barco (2002-2006), María Consuelo Araújo (2006-2007), Fernando Araújo Perdomo (2007-2008) y Jaime Bermúdez (2008-2010). María Ángela Holguín fue la ministra en este despacho de Juan Manuel Santos durante sus dos períodos y en la actualidad el cargo lo ocupa Carlos Holmes Trujillo.

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El Espectador contactó a algunos de estos excancilleres —incluyendo a quienes estuvieron en las décadas de los 80 y 90— para conocer sus posturas por el manejo que el gobierno Duque le viene dando al tema venezolano, a partir de sus propias experiencias. Pero es claro que, tratándose de un tema tan delicado, la mayoría prefiere la prudencia. Algunos son funcionarios públicos y no pueden hablar, mientras que otros sí lo hicieron, pero con la condición de mantener la reserva de sus nombres. La única que habló abiertamente fue Noemí Sanín, ministra de Relaciones Exteriores en el gobierno de César Gaviria, quien defendió la posición del presidente Duque y, de paso, criticó la que tuvo Juan Manuel Santos.

“Lo que está afectando a Colombia de manera inconmensurable es la dictadura de Nicolás Maduro. No podemos alcanzar a calcular el daño que nos está haciendo social, económica y políticamente esa circunstancia. Los esfuerzos que hagamos, diplomáticos y políticos, para contribuir a que el pueblo venezolano vuelva a ser libre, y el liderazgo para conseguirlo en esa dirección, son necesarios porque, día a día, la consolidación de ese régimen, que se vino gestando en el gobierno pasado bajo una conveniencia o indiferencia de nuestro país, ha hecho mucho daño”, manifestó Sanín.

A favor de Duque también terció otra de las personas que ocupó el Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería colombiana, pidiendo el anonimato. Incluso recordando que la lucha contra el régimen chavista la inició Uribe: “Cuando suceden cosas como estas, en las que uno está convencido de que hay una situación irregular e ilegítima como es el caso de Venezuela, alguien tiene que jalonar esos procesos. El país que de forma natural lo puede hacer es Colombia. Hay que recordar que, al finalizar el gobierno Uribe, él emprendió una movida ante organizaciones internacionales contra el régimen de Hugo Chávez. En esa época se dijo que sus acciones estaban aislando a Colombia, pero, en perspectiva, la historia le dio la razón, demostrando la importancia de hacer esas denuncias públicas”, indicó.

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En este sentido, argumentó que liderar la oposición a Maduro es una obligación para el gobierno colombiano: “Para Venezuela, seguirá siendo dramática la situación si no pasa nada, pero hay que hacer apuestas políticas audaces y el costo eventual es marginal frente a la responsabilidad política que Colombia tiene frente a este tema. La cercanía de ambos pueblos puede ayudar a empujar esos esfuerzos que se están haciendo en el ámbito global”.

Otra de las voces que dialogó con este diario se refirió a las posibilidades de una intervención militar e hizo una lectura de lo recientemente sucedido en la ONU. “La posición del presidente Duque es muy clara contra una intervención militar, aunque, tal vez, no quedó lo suficientemente claro por situaciones como la de John Bolton (el de la libreta con las 5.000 tropas para Colombia). Creo que nunca ha estado en la ecuación del Gobierno una perspectiva militar. Obviamente, la presión internacional de lo que se llama el cerco diplomático es bastante difícil en la ONU, pues Venezuela recoge más de cincuenta apoyos de Estados miembros de los llamados ‘No Alineados’: casi toda África y los países árabes, y buena parte de los caribeños. Eso hace que la situación sea muy difícil y se recuerde la vieja Cortina de Hierro. Eso polariza muchísimo y se refleja en el Consejo de Seguridad, donde pasa lo de siempre: nueve a favor y tres en contra, entre estos últimos dos están los miembros permanentes Rusia y China. Nunca va a salir una resolución en un sentido”, dijo.

Por eso, advirtió que lo único que queda es la diplomacia, que efectivamente debe estar liderada por Colombia. “Es cierto que hay posiciones encontradas sobre la conveniencia de estar al frente de ello, pero ya no vale la pena preguntarse por eso. La duda, más bien, es cómo esta estrategia va ganando terreno, margen político. No parecía probable que se dieran deserciones en el Ejército venezolano o que hubiera una crisis de la magnitud de la que se está produciendo. Esto es una cosa de tiempo. Las presiones ejercidas son fuertes y eso debilita al régimen de Maduro. Lo que se está dando es un pulso por ver quién aguanta más. Vamos a ver quién gana, qué otras estrategias tienen de lado y lado, y qué mediadores podrían ayudar. La ONU ya no pudo”, concluyó.

Por -Redacción Política

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