La convergencia que proponen los “godos”

El partido Conservador, profundamente dividido por el Acuerdo de Paz, intenta recuperar la unidad para convertirse en una fuerza política en 2018. Lograr consensos con sus más importantes representantes implicará un largo debate.

Lorena Arboleda Zárate
09 de mayo de 2017 - 03:17 a. m.
El Partido Conservador organiza el encuentro que se realiza en Bogotá. / Cortesía
El Partido Conservador organiza el encuentro que se realiza en Bogotá. / Cortesía

Decir que el partido Conservador no llegó resquebrajado al Primer Encuentro Internacional de Partidos Políticos de Centro Derecha, que se realiza desde ayer en Bogotá, sería intentar tapar el sol con un dedo. Era el primer día de participación entre diferentes líderes de la región que se identifican con esa corriente política, en un evento organizado por la colectividad azul y la Fundación Konrad Adenauer, pero la unidad que intentó defender el senador Hernán Andrade, presidente de la colectividad, no va en la misma línea con la decisión de la exministra Marta Lucía Ramírez, quien se negó a asistir al foro.

“Si bien son importantes los esfuerzos que él haga para mantener al partido unido, tenemos que hablar de una unidad basada en la coherencia política. Hoy vemos que la bancada de parlamentarios va por un lado y los principios del partido van por otro”, le dijo a El Espectador la exministra Ramírez. Pero lo cierto es que, a punto de iniciarse un debate político en torno a las elecciones presidenciales de 2018, mantener la cohesión partidista debe ser una prioridad.

Y eso lo tiene claro Andrade, quien no sólo habló de la importancia de llegar a la primera vuelta presidencial con una convergencia que aglomere a los líderes políticos afines al conservatismo, sino que, además, les pidió a los dos líderes con mayor representación en la colectividad que regresen para lucir las banderas azules: el exprocurador Alejandro Ordóñez y la propia Ramírez. “Convocamos a aquellos sectores y personas que, siendo afines a las ideas del conservatismo, han buscado otras agrupaciones y movimientos”, señaló.

Eso, en plata blanca, significa que ni Ordóñez ni Ramírez tienen que tocar puertas diferentes a las de su propia casa, como en el Centro Democrático. Valga recordar que el exprocurador asistió a la Convención Nacional del uribismo, que se realizó el fin de semana, evento en el que el expresidente Álvaro Uribe aprovechó para convocarlo a una gran convergencia bajo la promesa de convertirse en la primera fuerza de 2018. “Yo soy conservador, profeso un ideario conservador y aspiro a que en esa convergencia esté también el conservatismo”, dijo a este diario Ordóñez, quien participará hoy en el cierre del encuentro entre dirigentes de centro-derecha.

Por eso no descartó una conversación con Andrade, en aras de lograr consensos en torno a aspectos como el Acuerdo de Paz, tal vez el principal motivo que hoy divide al Partido Conservador. Por ejemplo, qué debe hacer el nuevo presidente de Colombia frente a una “institucionalidad ilegítima que está surgiendo de un acuerdo ilegítimo”, como le dijo a este diario Ordóñez, al abordar uno de los puntos a los que se referirá hoy en el panel.

El partido Conservador, según una encuesta realizada por la firma Ecoanalítica, del exregistrador Carlos Ariel Sánchez, tiene apenas el 1,1 % de intención de voto. Y de los candidatos que aspirarían por esa colectividad, Marta Lucía Ramírez recauda las mayorías, por encima de Ordóñez. Como lo advierten sus propios líderes, si el conservatismo se desdibuja de cara al escenario electoral que se aproxima, no sobrarán otras formas de expresión para sumarse a la convergencia que políticos de derecha están promoviendo. Pero para eso será necesario que “dejemos de llamar a unos amigos de la guerra y a otros amigos de la mermelada”, dijo Andrade, al convocar a la unidad.

Eso implica, en parte, comenzar a desmarcarse del discurso que apoya al Gobierno actual. Entre otras, advertir que de no darse una convergencia, el país se lanza a experimentos, como votar por una guerrilla desarmada pero dispuesta a lanzarse a la arena política. “Un partido que está rehén de un Gobierno que no tiene sintonía con el pueblo colombiano, es un partido que no genera atractivo y esa es la cuenta de cobro que ya nos están pasando los colombianos”, concluyó Ramírez.

Por Lorena Arboleda Zárate

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