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“Se debería garantizar que todo departamento tenga un senador”: académico sobre senado regional

Desde 2018, el profesor Jorge Armando Rodríguez viene advirtiendo sobre la falta de representación regional en el Senado. Sus planteamientos fueron escuchados por varios representantes que propusieron otorgar 12 curules a los departamentos sin senadores.

Juan Sebastián Lombo
27 de octubre de 2020 - 12:00 p. m.
El profesor Jorge Armando Rodríguez advirtió en una investigación académica sobre la falta de representación regional en el Congreso.
El profesor Jorge Armando Rodríguez advirtió en una investigación académica sobre la falta de representación regional en el Congreso.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos Zuluaga

Cada cuatrienio, en el Senado quedan sin representación entre 10 y 12 departamentos. Además, hay nueve departamentos en el país que nunca han tenido un congresista en la cámara alta y otros, como Chocó, que apenas han tenido un solo senador desde 1991, año en el que el Senado pasó a ser circunscripción nacional. Esta es la denuncia que desde 2018 el profesor de la Universidad Nacional Jorge Armando Rodríguez ha tratado de hacer visible.

En su investigación “Descentralización (y centralización) sin representación: a propósito de la composición territorial del Congreso colombiano” Rodríguez ha hecho evidente que algunas zonas del país no tienen voz en el Senado y esto ha llevado que sean marginadas de los llamados “grandes temas nacionales” y de las discusiones de proyectos que incluso llegan a afectarlas directamente. Aunque el ejercicio académico fue publicado en 2018, esta cobró relevancia al ser citada por algunos de los representantes que presentaron dentro de la reforma política la propuesta del senado regional, destinar 12 curules para los departamentos que históricamente no tienen voz en dicha corporación.

Puede ver: La deuda del Senado con las regiones y el debate por más curules

Como parte de la controversia por la propuesta, El Espectador habló con el académico sobre el diagnóstico que hizo del Congreso y la representación en el Senado, la propuesta de destinar 12 curules para los departamentos históricamente sin voz y otras posibles soluciones. Para Rodríguez, la solución pasa por darle un vuelco a la noción de circunscripción nacional que tiene el Senado desde la Constitución de 1991.

Usted ha asegurado que hay una falta de representación en el Senado de algunas regiones puntuales. ¿Por qué?

Hay que empezar por preguntarse cuál es el papel del bicameralismo, es decir, de tener la Cámara de Representantes y el Senado. En los parlamentos modernos, ese papel es que una de las cámaras represente a la población, entonces las curules se asignan en proporción a la población. Ese es el papel de la Cámara de Representantes. Mientras que en Senado se incorpora un componente de representación territorial, eso quiere decir que allí se trata de balancear la representación de las grandes entidades territoriales, en términos de población, con las más pequeñas. Lo que cuento pasa de diferentes formas en Alemania, Estados Unidos, Canadá. ¿Qué pasa en Colombia? Aquí tenemos dos cámaras, pero el problema es el predominio excesivo de la representación, en términos de número de curules, de las entidades territoriales más pobladas. Es decir, tanto la Cámara como el Senado terminan siendo dominadas por las grandes entidades territoriales: Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico, Cundinamarca y Santander.

¿Qué tiene eso de malo o de bueno?

En la Cámara de Representantes está bien que dominen las entidades territoriales más grandes, pero lo mismo tiende a suceder en el caso del Senado por el efecto de la circunscripción nacional y del mecanismo electoral. Lo malo de eso es que en el Senado, que es una cámara que es muy importante en Colombia, en donde se toman grandes decisiones, se discute el presupuesto, quedan entidades territoriales sin representación. Ese es el problema que hay en un país cuya Constitución señala que es un país unitario, descentralizado y con autonomía de las entidades territoriales.

Se supone que la Cámara ya tiene esa división territorial. ¿Por qué entrar a ver esa territorialidad en el Senado, cuando la intención fue definir que Senado era de circunscripción nacional?

Esa interpretación de lo que sucede en la Cámara es errada porque allí la circunscripción electoral es departamental, pero el número de representantes se asigna en proporción al tamaño de la población. Ahora, todos los departamentos tienen una garantía mínima de representación de dos congresistas, lo que les da influencia a los departamentos pequeños. Eso está bien, pues tiene un componente de representación territorial, pero el grueso de la representación en la Cámara es poblacional, no territorial. La gran mayoría de los representantes obtienen sus curules de acuerdo con el tamaño de la población. Bogotá tiene 18 curules en la Cámara; Antioquia, 17; Valle, 13; Atlántico, 7. No es cierto eso que la representación en Cámara sea territorial. El problema es que en Senado vuelve a suceder lo mismo, porque hay circunscripción nacional, pero los electores terminan votando por políticos de las entidades territoriales más grandes. Hay políticas y proyectos de ley en los que los afectados no tienen cómo incidir.

¿Por qué es necesario discutir sobre que varios departamentos no tienen senadores, si se supone que Senado está enfocado en temas nacionales?

Está enfocado en temas nacionales y territoriales, por ejemplo, el presupuesto, los impuestos. Pregunto si estarían de acuerdo con formar parte de un país en donde le dicen que es un Estado descentralizado, pero no tiene participación en ninguna de las cámaras. ¿Qué dirían si en Europa dijeran que van a hacer el Parlamento Europeo, pero que Luxemburgo sólo tiene participación en la cámara baja y no en la cámara alta? Eso no lo aceptarían. Ahora, la clave es cómo incorporar representación en el Senado.

¿Cuál podría ser una opción?

En mi opinión, para incorporar un componente territorial en el Senado, no necesariamente hay que aumentar el número de senadores o de curules. Se puede hacer con el mismo número de curules. El proyecto de acto legislativo que se está discutiendo en la Cámara identifica el problema, pero es susceptible de mejorarse y tiene algunos defectos de diseño. Yo no aumentaría el número total de curules, pero sí incorporaría un componente territorial. Por ejemplo, el diseño debería garantizar que todo departamento tenga al menos un senador. Si usted garantiza eso, tendríamos 33 senadores elegidos, representando a los departamentos, y el resto se elige con un mecanismo similar a la circunscripción nacional.

Ahí dentro de esa reforma también hay un elemento importante que es la lista cerrada. ¿No entraría a chocar la lista cerrada y la circunscripción territorial?

Son temas relacionados, pero se puede considerar que no necesariamente chocan porque uno de los temas trata sobre cómo se asigna el número total de curules y el otro es sobre cómo se compite por esas curules en el sistema electoral. Son relacionadas, pero no iguales. Es algo como el caso de la Cámara, porque Bogotá tiene derecho a 18 representantes, pero otra cosa es cuáles son las reglas para que los partidos políticos seleccionen los candidatos para competir por esas curules.

¿Es viable el proyecto de entregar 12 curules en el Senado a los departamentos sin representación?

El proyecto, como lo dije, identifica el problema, pero no lo soluciona bien porque lo soluciona para los departamentos, sobre todo, de la Amazonía y la Orinoquía, pero lo que dice la letra del proyecto es que esas curules son para los departamentos que tengan sólo dos representantes en la Cámara. Fíjese que un departamento, como el del Quindío, Meta o Sucre, pueden tener tres representantes cada uno, sin embargo, no obtienen los suficientes votos vía circunscripción nacional para tener un senador. Entonces, quedaríamos con la paradoja que los más pequeños obtienen un senador, y los intermedios no. Por eso no soluciona el problema. Lo que se debe hacer es que se incorpore un elemento de representación territorial sistemática, para todos.

Otro problema es que se podría acentuar el clientelismo regional, esas dinámicas que la Constitución de 1991 trató de erradicar...

Yo diría que se podría mezclar el componente territorial con la circunscripción nacional o un mecanismo similar. Ahora, hay que cuestionar esa visión que dice que lo que se hace en los territorios es corrupto y clientelista y lo que se hace por circunscripción nacional no. Le pregunto: ¿Quiénes pueden competir para ganar una curul con la circunscripción nacional? Los que tienen más recursos. Se trata de balancear, que sea el gobierno de las mayorías y por eso las entidades territoriales más grandes deben tener más representación, pero la democracia es que también los pequeños y las minorías tengan representación en la Cámara y Senado. La forma de hacerlo es garantizando un mínimo.

Así como usted plantea la solución, bajo ese Senado que tenga un mínimo de 33 que sean regionales y el resto por circunscripción nacional, ¿no podría generar mayores facilidades para que algunos se elijan?

Tiene ese problema. No hay soluciones ideales. Esta es una idea, no es la solución, pero lo que he tratado de decir es que el problema existe, pero considero que la solución debe ser sistemática, que cada uno tenga derecho a una curul. Eso no quiere decir que el sistema sea perfecto.

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