La política social de Duque en blancos y negros

Exclusión de la población rural, aumento de la desigualdad y el desempleo, menos recursos para la Consejería de la Mujer, son algunos de los temas en que el gobierno Duque se controvierte sobre su bandera de la equidad.

Cecilia López Montaño *
05 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
En su primer año de gobierno, Duque ha enfrentado varias jornadas de protestas: estudiantes, docentes, camioneros, indígenas, entre otros.  / AFP
En su primer año de gobierno, Duque ha enfrentado varias jornadas de protestas: estudiantes, docentes, camioneros, indígenas, entre otros. / AFP

Este preocupante y complejo panorama exige unos lineamientos de política muy específicos, sin los cuales es muy difícil obtener resultados positivos. El primero de ellos es la necesidad de priorizar objetivos; el segundo incluye concretar metas realistas, asegurar el funcionamiento de la institucionalidad y, finalmente, los recursos fiscales necesarios.

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El Gobierno sí ha transmitido un mensaje social. La equidad está presente en muchos de los discursos presidenciales y es la palabra clave en el Plan de Desarrollo, “Pacto por la equidad, Pacto por Colombia”. También en el Presupuesto Nacional 2020, el 39,27 % se asigna a estos sectores. Pero la sola palabra equidad no produce efectos si no se acompaña de estrategias precisas dirigidas a poblaciones prioritarias, y los pactos son solo expresiones de buena voluntad difíciles de concretar para que generen cambios positivos precisos. No debe sorprender, entonces, que los resultados sociales del gobierno Duque en este primer año se caractericen por luces que se disipan rápidamente, soluciones coyunturales a graves problemas estructurales, se apagan incendios, se ignora el rezago social más evidente —el rural— y se muestra desconcierto frente a temas sociales críticos.

Algunos ejemplos son los siguientes:

Luces que se apagan: el ejemplo más claro tiene que ver con la equidad de género. Nombra un gabinete paritario por primera vez en la historia y acto seguido degrada la Consejería de la Mujer. No le asigna los recursos necesarios y no pasa nada nuevo.
Soluciones coyunturales:  ante la crisis de la salud, el Gobierno saca la Ley de Punto Final para resolver la crisis financiera actual, pero no toca el problema estructural del sistema, que ya empezó a acumular el nuevo déficit y que sigue mostrando profundas deficiencias, inmensas filtraciones de recursos, atención estratificada y mal servicio para los más necesitados.

Desconoce prioridades: el gobierno Duque ignora el valor del campesinado. No solo se abstiene de apoyar la resolución de Naciones Unidas a su favor, sino que en su estrategia agrícola omite el más grave problema de equidad del país, el rezago social y económico de la población rural. Al no tener un mínimo interés en este sector, la política social se convierte en una política social urbana, que excluye abiertamente a la ruralidad, sus necesidades y su potencial.

Apaga incendios: más que respuestas estudiadas a problemas sociales de sectores de la población, durante estos 12 meses el Gobierno ha reaccionado a paros de estudiantes, profesores, camioneros, indígenas y campesinos. Se han asignado de esa manera voluminosos recursos y se han tomado otro tipo de decisiones. Definitivamente, no es la mejor manera de articular políticas sociales de corto, mediano y largo plazo.
No sabe qué hacer: su desconcierto frente a la crisis del empleo demuestra su incapacidad de mirar las falencias del modelo económico y de reconocer las limitaciones de la política social frente a esta realidad. Según las últimas cifras del DANE, el desempleo continúa su tendencia alcista, y para la población que sufre las consecuencias de no poder generar ingresos, esta actitud es inaceptable.

Con estas características de la política social del gobierno Duque durante su primer año, resulta fundamental encontrar un camino más eficiente que sí garantice cambios reales a la compleja situación social del país. Al revisar éxitos de gestiones en este campo en la historia colombiana, se encuentra que aun gobiernos en situaciones más complejas han logrado avances cuando se han planteado desde el principio la siguiente pregunta: ¿dónde están las restricciones para lograr el desarrollo económico y social? Su respuesta les ha permitido focalizar acciones, recursos e instituciones en los aspectos neurálgicos del país y así definir claramente la población objetivo.

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En resumen, el primero de los cuatro años del gobierno Duque se ve en blanco y negro en lo social. En parte porque los indicadores, como la pobreza y la desigualdad, se demoran en mostrar cambios en su tendencia, pero también por la falta de claridad con que se están llevando a cabo las políticas en temas puntuales como salud y educación, por no abordar el desempleo y, más aún, por su olvido del campesinado. Faltan tres años: hay tiempo para cambiar la estrategia de manera que se asuman de forma más efectiva las grandes demandas sociales de este país tan desigual e injusto.

* Exministra de Estado, exdirectora de Planeación Nacional, presidenta y fundadora de CiSoe.

Por Cecilia López Montaño *

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