La propuesta de transfuguismo de la U

La senadora Sandra Villadiego está recogiendo firmas de sus copartidarios para radicar la iniciativa. Una propuesta que busca permitir que los congresistas se pasen de partido para las próximas elecciones.

Lorena Arboleda Zárate.
04 de agosto de 2017 - 04:00 a. m.
El ministro del Interior, Guillermo Rivera, insiste en que el gobierno de Santos no está de acuerdo con habilitar otra  vez el transfuguismo. /Mauricio Alvarado - El Espectador
El ministro del Interior, Guillermo Rivera, insiste en que el gobierno de Santos no está de acuerdo con habilitar otra vez el transfuguismo. /Mauricio Alvarado - El Espectador

Por norma constitucional, en Colombia está prohibida la doble militancia. El artículo 107 de la Carta Política de 1991 señala que “en ningún caso se permitirá a los ciudadanos pertenecer simultáneamente a más de un partido o movimiento político con personería jurídica”. Sólo ha habido una excepción, en julio de 2009, cuando, faltando muy pocos meses para las elecciones al Congreso, el Legislativo aprobó una reforma que permitió a los miembros del Capitolio, diputados y concejales migrar a otras colectividades.

El motivo era obvio: integrantes de distintas colectividades querían moverse hacia otros sectores que les garantizaran un triunfo electoral. Eso no quiere decir que la permanencia dentro de cualquier colectividad sea una camisa de fuerza, pero sí que para cambiar de camisa hay que cumplir ciertas reglas. Según han explicado las autoridades electorales, el que quiera enarbolar otras banderas políticas tendrá que renunciar mínimo 12 meses antes al partido al que pertenece. Pero al parecer dicha reglamentación ha empezado a incomodar, especialmente en sectores que se han declarado abiertamente inconformes con el enroque ministerial anunciado esta semana por el presidente Juan Manuel Santos, empezando por su propio partido.

El Espectador tuvo acceso a la propuesta que radicará la senadora de la U Sandra Villadiego, con la cual busca repetir la experiencia de 2009 y permitir el transfuguismo político sin sanción alguna. La razón, como hace ocho años, tiene los mismos elementos: se aproximan las elecciones legislativas y presidenciales y cada quien busca arrimarse al árbol que dé más sombra. Sin embargo, hay ingredientes adicionales que explican esta reforma: en primer lugar, el partido sigue molesto por los cambios en el gabinete, que lo dejó con baja representación.

Además, la U se ha quedado sin un líder lo suficientemente atrayente que garantice la unidad de sus miembros y, más aún, la popularidad de Santos es tan baja que realmente son muy pocos los congresistas que consideran que una foto con él les podría sumar.

El texto propuesto por Villadiego autorizaría, por una sola vez, a los miembros de los cuerpos colegiados de elección popular, e incluso a quienes hayan renunciado a su curul antes de que se ponga en marcha esta reforma, a que se inscriban en un partido distinto al que los avaló. Lo anterior “sin renunciar a la curul o incurrir en doble militancia, dentro de los dos meses siguientes a la entrada en vigencia del presente acto legislativo para cuerpos colegiados del orden nacional y dentro de los dos meses anteriores al inicio del período de inscripción de candidaturas para los próximos comicios en los órdenes departamental, distrital, municipal y local, sin perjuicio de la posibilidad de fusionar o crear nuevos partidos o movimientos políticos”, señala la iniciativa.

Y como la política es dinámica, el proyecto ahora sí tiene acogida dentro del partido del presidente Santos. No como la semana pasada, cuando, luego de una votación informal entre los senadores de la U, decidieron tirarlo a la basura. Esta vez, aprovechando el resquebrajamiento de su colectividad, Villadiego se ha dedicado a recoger las firmas de sus copartidarios para iniciar su trámite antes de que los tiempos legislativos jueguen en su contra.

Como se trata de una modificación a la Constitución —aunque de manera transitoria—, el proyecto requerirá ocho debates, es decir, cuenta con el tiempo justo para que sea aprobado y aplicado en las elecciones de 2018. Claro, eso si se descarta la posibilidad de tramitarlo a través del mecanismo especial legislativo o fast track en el marco de la discusión de la reforma política, como se ha venido rumorando.

Se anticipa que el proyecto no cuenta con el aval del Gobierno. En palabras del ministro del Interior, Guillermo Rivera, “la actividad política tiene que ser seria. Cuando un ciudadano vota asume que está votando no solamente por una persona, sino por el partido y las ideas que defiende. Trasladarse a otra organización política constituye un engaño para el elector”.

Lo cierto es que, en caso de que la propuesta salga victoriosa, el mapa político en Colombia cambiará abruptamente. Especialmente porque las fuerzas de oposición, que hoy siguen siendo minoría en el Legislativo, podrían terminar convirtiéndose en una mayoría aplastante. Como se sabe, son varios los congresistas que quieren irse a las filas del Centro Democrático o a Cambio Radical.

Sólo resta esperar a que el presidente Santos asuma las riendas de su partido. La última vez que se presentó una situación similar, en octubre de 2012, el mandatario señaló: “Es una doble moral venir aquí a hacer votos de fe y a rasgarse las vestiduras, mientras debajo del poncho se prepara una puñalada contra nuestra colectividad. Por eso no quiero que se apruebe, amigos del partido, esa proposición del transfuguismo. Hundamos eso en el Congreso. No podemos permitir que la U sea un partido desechable”.

Por Lorena Arboleda Zárate.

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