Marta Lucía Ramírez nunca ha ocultado su deseo de ser presidenta de Colombia. Su llegada a la Vicepresidencia fue la consecuencia de un acuerdo político que se materializó con la consulta de 2018 entre ella, Iván Duque y Alejandro Ordóñez, en la que quedó de segunda, y desde ese cargo ha desempeñado su papel dentro del Gobierno durante los últimos tres años.
Sin embargo, se acerca la fecha para que, si no quiere inhabilitarse para ser candidata en 2022, renuncie al cargo. La salida de Ramírez se debería dar antes de finales de mayo y los nombres para su reemplazo llegan entre amistades, afinidades políticas, “derechos” ganados y hasta propuestas bastante particulares, como que sea alguien de la oposición.
Si bien el presidente Duque es quien tiene la potestad para escoger a la persona que asuma la Vicepresidencia, fue Ómar Yepes, jefe máximo del Partido Conservador, quien abrió una caja de Pandora al reclamar ese cargo para los azules. Ese llamado generó preguntas como por qué, si Marta Lucía Ramírez había llegado a esa consulta a través de firmas, debía quedar la Vicepresidencia en poder de los godos.
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A los ojos de varias voces dentro del conservatismo, el asunto es bastante sencillo: la única razón por la que tanto Ramírez como Ordóñez llegaron por firmas fue porque no lograron consensuar un mecanismo de elección interna, como una encuesta, y no por distancia con el partido. Es decir, legalmente no se podían inscribir dos candidatos.
Eso sí, los dos llegaron con sus respectivos apoyos conservadores desde el Congreso. Al final, Duque ganó la consulta y el derecho a ser el candidato presidencial único de la centro-derecha, como ficha del uribismo. A Ramírez le tocó ser su fórmula. Ese proceso es la génesis de uno de los nombres que suena con fuerza para reemplazar a la actual vicepresidenta: Ángela Ospina de Nicholls, actual directora de la Agencia Presidencial para la Cooperación Internacional y una mujer a la que la vida ha puesto en el privilegio familiar y político.
Es nieta del presidente conservador Mariano Ospina Pérez (1946-1950) y muy cercana políticamente al expresidente Andrés Pastrana. Pero no solo eso: Ospina y Pastrana también con consuegros luego de que, en 2013, contrajeran matrimonio Sabina Nicholls y Santiago Pastrana, sus hijos.
A Ospina también la beneficia el llamado que hizo el expresidente Álvaro Uribe Vélez para que el reemplazo de Ramírez sea azul, pues nació en Bogotá, creció en Medellín y su relación con el exmandatario es de vieja data. De hecho, fuentes dentro del Partido Conservador confirman que fue ella la que estructuró el acercamiento entre Uribe y Pastrana para que, en 2018, el uribismo y el conservatismo llegaran juntos a la lucha electoral por la Presidencia.
En esa baraja también está el nombre de Camilo Gómez, actual director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE), un hombre que genera confianza dentro de las filas del partido y quien, además, fue fórmula vicepresidencial de Marta Lucía Ramírez en 2014. El problema para él tiene que ver con el anuncio del mismo Duque de, ante una eventual renuncia de Ramírez, buscar a una mujer para su reemplazo.
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Desde esa condición, suena igualmente Ángela María Orozco, la ministra de Transporte, a quien muchos han relacionado con el Partido Conservador, pero sobre la que otras voces coinciden en que no tiene nada que ver con esa colectividad y que, básicamente, la única conexión que tiene es ser amiga personal de la vicepresidenta.
“Presidencia y Vicepresidencia fueron producto de un acuerdo entre los expresidentes Uribe y Pastrana. Obviamente, acompañamos en su momento a Marta Lucía. Por lo mismo, le pedimos al presidente que ojalá se hagan valer esos acuerdos y si la doctora Marta Lucía decide retirarse, el partido aspira a que uno de los suyos o una de las suyas asuma”, comentó Yepes, quien agrega a la baraja el nombre de la exministra Noemí Sanín.
La senadora conservadora Esperanza Andrade, vocera de la bancada, señala que el presidente Duque no los ha convocado, pero que están listos para presentarle sus opciones al mandatario. “Ángela Ospina, quien tiene un cargo en el Gobierno, tiene buenas relaciones con Marta Lucía y Pastrana, y podría ser una buena opción para ocupar la Vicepresidencia”, comenta la congresista.
Por su parte, el senador Juan Diego Gómez admite que es un asunto que no se ha hablado formalmente dentro de los azules, pero reclama que los conservadores han sido los principales aliados del Gobierno. Y el también senador conservador Eduardo Enríquez Maya, además, sugiere que la nueva vicepresidenta, además de conservadora, debe ser pastusa, como pago de una deuda histórica con su región.
Desde la oposición las demandas son más exigentes. El senador Roy Barreras plantea que el reemplazo de Ramírez sea de la orilla contraria para así lograr un equilibro en el Ejecutivo. Su propuesta fue tomada con sarcasmo por algunos miembros del Centro Democrático, como el senador Ciro Ramírez, quien en Twitter manifestó que muy pronto el presidente lo llamaría a Palacio para “lograr un consenso con usted y la oposición para la nueva vicepresidenta”.
24 Senadores de oposición + 14 liberales + 16 de C.Radical + Sen Indigena = 55 Senadores que serían mayoría para elegir Vice equilibrar gobierno,exigir #rentabásicaya , eficiencia en #vacunasya y evitar IVA en canasta familiar (claro,eso si los “independientes”tuvieran dignidad. https://t.co/xAuo0jYYLx
— Roy Barreras (@RoyBarreras) March 2, 2021
Barreras le hizo cuentas, argumentando que, al final, la elección la hace el Congreso: “24 senadores de oposición, más 14 liberales, más 16 de Cambio Radical, más indígenas, igual 55 senadores, que serían mayoría para elegir vice y equilibrar gobierno”. Esa propuesta de Barreras resulta extraña si se tiene en cuenta que, en ocasiones anteriores, la elección del reemplazo de un vicepresidente, como lo fue en el caso de Óscar Naranjo, fue un asunto de trámite.