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Comisión Primera de la Cámara, ¿la más progresista del Congreso?

En este período legislativo, esta célula ha aprobado proyectos de corte muy liberal, como uso recreativo del cannabis, eutanasia, paridad y reducción del receso parlamentario.

Natalia Tamayo Gaviria
10 de octubre de 2020 - 02:00 a. m.
La Comisión Primera de Cámara, presidida por Alfredo Deluque, es la única que está sesionando de forma presencial.
La Comisión Primera de Cámara, presidida por Alfredo Deluque, es la única que está sesionando de forma presencial.
Foto: Cámara de Representantes

Mientras la Comisión Primera de la Cámara debatía una proposición para la eliminación del principio de paridad y alternancia para las elecciones de 2023 de la reforma política, el representante liberal Juan Carlos Losada se opuso a esta y llamó a sus colegas a no acompañarla porque, entre otros argumentos, señaló que aumentar la participación política de las mujeres es un pedido que la sociedad espera de esa célula legislativa “liberal, progresista, abierta y de avanzada”. Y continuó diciendo: “Sigamos en esa misma línea de mayores garantías de derechos”.

Su mirada de la Comisión a la que pertenece no es descontextualizada, pues en este período legislativo desde allí se han sacado proyectos de reforma como la regulación del cannabis recreativo, la eutanasia, la reducción de las “vacaciones” del Congreso y la obligación de que los partidos políticos tendrán que presentar a partir de 2023 listas cerradas, paritarias y alternadas, además de otros de anteriores legislaturas, como el derecho de las madres de acordar que su apellido sea el primero que acompañe a los hijos.

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“Creo que esto tiene que ver con un aspecto generacional y también por el hecho de que en la Comisión Primera de la Cámara, a diferencia de la del Senado, no tenemos debates personales como los de Roy Barreras y Paloma Valencia, Gustavo Petro y María Fernanda Cabal. Nosotros, en su mayoría, somos nuevos y pertenecemos a una generación que entiende que la polarización no sirve para nada. A pesar de nuestras diferencias, hemos demostrado que podemos construir juntos diferentes temas y ponernos de acuerdo”, fue la explicación que dio Losada sobre su comentario y la naturaleza de los proyectos aprobados.

En esa misma línea comulga el presidente de la Comisión, Alfredo Deluque, de la U: “Allí tenemos una característica y es que la mayoría de los miembros tienen identidad generacional, adicional de la llegada de personas nuevas, que hace que pensemos de manera similar ante temas que en el pasado eran un tabú, como el cannabis”.

Consultados parlamentarios de la mayoría de los partidos y de todas las vertientes políticas, la conclusión apunta hacia un mismo lado: sí son, tal vez, la comisión del Congreso más expedita y dada a discutir, sin importar la ideología, proyectos polémicos sobre las libertades individuales que, como ha ocurrido en este período, han sobrevivido al primer debate. Algunos lo llaman progresismo, otros ideas liberales. Proyectos que al trasladarse al análisis de las características de la propia comisión también hacen pensar, en muchos de ellos, que hay razones por las cuales llamarles “progresistas, liberales, abiertos y de avanzada”, como bien lo dijo Losada.

Sobre eso apunta también John Jairo Hoyos, de la U, que no es toda la Comisión sino una mayoría, que es muy estrecha y exigua. “No sabemos con seguridad si un proyecto pasará porque algunas iniciativas son muy liberales y otras muy conservadoras. Igualmente, aquí juega otro factor y es que en las primeras vueltas de estas reformas, el Gobierno se manifiesta poco y las discusiones terminan más fluidas”, comentó. Esas dualidades, por ejemplo, se pueden contrastar cuando la Comisión aprobó la cadena perpetua para violadores de menores de edad, que para algunos fue un retroceso en materia de derechos humanos y para otros, como César Lorduy (Cambio Radical), significó un cambio que protegerá más a los niños. “Logramos dar pasos importantes, pero también hay bandazos”, opinó Juanita Goebertus, de Alianza Verde.

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No obstante, Juan Carlos Escobar, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, advirtió que el uso del término “progresistas” puede resultar contrario debido al origen del uso de esta palabra y a los partidos que no han acompañado el proyecto (Centro Democrático y Partido Conservador). “En el siglo XIX quienes apelaban a la idea del progreso eran bastante conservadores. De un tiempo para acá, se ha usado la bandera del progresismo más para definir a los que se distancia de la tradición y el statu quo. Por eso no es un concepto claro. Es más, la persona que más impulsó estos proyectos desde la Corte Constitucional, que fue Carlos Gaviria, no se hizo llamar progresista, sino que decía que era un liberal defensor de los derechos individuales y libertades en general”.

Y en esa misma línea del docente, Gabriel Santos y Edward Rodríguez, del Centro Democrático, señalan que más que una comisión liberal y progresista hay una agenda dentro de la célula legislativa que sí lo es. Y vuelve de nuevo el tema generacional que, en voz de Rodríguez, “está proponiendo iniciativas que antes no se atrevían a tocar”, mientras Santos lo explica más por el interés de los autores de que las iniciativas salgan adelante y por eso le meten acelerador a presentar ponencias y hacer discusiones con mucha disertación y argumentos.

“Es una comisión donde hay mucha deliberación y debate, los proyectos se estudian con rigor y eso neutraliza un poco la cuestión tan ideologizada de prejuicios y estereotipos que hay alrededor de los partidos”, apuntó Ángela María Robledo, de Colombia Humana. Esa lectura también la comparten Adriana Matiz y Buenaventura León (Partido Conservador) y Erwin Arias (Cambio Radical). Más allá de sus posturas contrarias, por ejemplo, a temas como el cannabis y la eutanasia, entienden la relevancia de la comisión y los proyectos transformadores que se discuten allí. “El hecho de que no esté de acuerdo con algunas iniciativas no quiere decir que no deban ser objeto de debate. Son temas de actualidad que la ciudadanía está pidiendo reglamentación y estamos cumpliendo”, comentó Matiz.

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Por su parte, Arias considera que “por fin existe una comisión que enfrenta los debates que necesita el país. Son discusiones de varias sesiones que, a veces, terminan en empate, como pasó con lo del cannabis. No podemos negar la realidad de las nuevas tendencias de este nuevo Congreso”. En esa misma lógica, Rodríguez revela que para segundo debate está repensando unos elementos técnicos sobre la eutanasia, que se expusieron en la misma Comisión.

Desde su fuero interno, abrió la posibilidad para lo que viene de esa iniciativa en plenaria, y de igual forma la mayoría entiende que en la Comisión, entre colegas y los mismos partidos, hay un respeto hacia las decisiones personales que pueden desertar de una postura común, como lo hemos visto con Santos, al salirse un poco del voto general de la bancada uribista. Es decir, se respeta toda opinión, argumento y voto que va mutando de acuerdo con las experiencias de vida, formación, edad o ideología política de cada parlamentario.

“Lo que ha mostrado esta Comisión es que hay alianzas fluidas, lo que ayuda a lograr acuerdos. Hay nuevas sensibilidades y lo que están logrando es una práctica política muy valiosa, pues hay un mensaje de que entre las diferencias salen adelante agendas comunes, con avances en la sociedad pequeños y simbólicos”, dijo María Teresa Pinto, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.

Y al igual que la comisión ha logrado consensos, también esta fue la que dio la pauta para las sesiones virtuales en medio de la cuarentena por el nuevo coronavirus, como lo recordaron José Daniel López (Cambio Radical) y Matiz. Y así fueron los primeros que se acoplaron al fallo de la Corte Constitucional que le ordenó al Congreso volver a la presencialidad, cumpliendo los protocolos de bioseguridad, para el trámite de reformas constitucionales y leyes orgánicas. En otras palabras, sus miembros transmiten la satisfacción del deber cumplido.

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