El motivo fue que la elección se ha convertido en un duelo tan cerrado que podría dejar heridas abiertas. Así lo entendió el jefe de esta, Sergio Diaz-Granados quien, previo al encuentro en la sede del partido se reunió con el presidente Juan Manuel Santos para abordar este tema y buscar la opción que garantice el éxito de una legislatura que puede resultar histórica.
Más allá de los nombres, para el Gobierno es prioritario mantener la unidad en el partido y que salgan las reformas a la justicia, política, salud y educación, sumado a la posibilidad de iniciar la reglamentación de los acuerdos de paz con las Farc en La Habana (Cuba).
Es por eso que, luego una campaña en la que los candidatos sostuvieron reuniones a puerta cerrada, plantearon acuerdos que se rompieron con el pasar de las horas y hubo acusaciones mutuas, en especial entre Lizcano y Bendetti que tuvieron un enfrentamiento verbal, fracasó la posibilidad de escoger al nuevo presidente del Senado.
Por eso Diaz-Granados decidió que la campaña se mantiene abierta y el próximo miércoles habrá un nuevo conclave donde se tomará la decisión. Por ahora el panorama plantea que Name, de quien se decía que había declinado su aspiración, revivió y se mantiene en disputa; decisión afectó a Benedetti, que estaba tratando de consolidar el respaldo costeño, que es la mitad de la bancada y Lizcano espera mantener el respaldo que había logrado en tres semanas de campaña. Ecuación compleja en la que la dirigencia de la colectividad y el presidente Santos solo esperan como resultado la unidad.