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Nunca más las armas en la política colombiana

A partir de la firma del acuerdo del fin del conflicto que sellaron ayer el presidente Juan Manuel Santos y Timochenko, comandante de las Farc, se abrió el camino a una nueva cultura en la concepción de la política en el país.

Redacción Política
24 de junio de 2016 - 03:43 a. m.

Según lo pactado, la guerrilla finalmente proscribió la utilización de armas en el ejercicio de la política, donde, luego de la firma del Acuerdo Final, el Gobierno y la misma subversión tendrán como premisa “valores de la democracia, el libre juego de las ideas y el debate civilizado”.

Al respecto, dentro de las consideraciones quedó claro que la dejación de las armas se cumplirá con un cronograma de tiempos exactos que se dará definitivamente máximo a los 180 días después de la firma del Acuerdo Final de Paz. (Lea también: Este es el texto completo de los acuerdos firmados en La Habana)

La intención es que las Farc dejen sus contingentes de armas de manera secuencial en tres fases. El primer grupo, correspondiente a 30 %, será entregado dentro de los 90 días después de la firma del Acuerdo. Otro 30 % en los 120 días posteriores y, finalmente, el 40 % restante dentro de 150 días. Este proceso se adelantará en las 23 zonas veredales transitorias y los ocho campamentos que acordaron establecer.

Contará además con un mecanismo de monitoreo y verificación, donde una misión de observadores de la ONU, integrada por países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), contrastará las debidas garantías. De hecho, el acompañamiento para la destrucción, recolección y almacenamiento de las armas llevará a que éstas sean destinadas para la construcción de tres monumentos, que también serán acordados entre el Gobierno y las Farc, no sin antes garantizar el control efectivo del armamento en cada zona donde se determinará un sólo punto de almacenamiento. (“Ni las Farc ni el Estado son fuerzas vencidas”: Timochenko)

Ahora bien, con la dejación de las armas también se abre el debate sobre las condiciones de seguridad con que contará el mismo proceso de implementación. Con unos guerrilleros desarmados, todo depende de unas efectivas condiciones de protección. Justamente, el propio Timochenko, durante el acto de la firma del fin del conflicto ayer en La Habana, invitó a las Fuerzas Militares a que sean aliadas por la paz y la reconciliación. “Fuimos adversarios, pero ahora tenemos que ser fuerzas aliadas, por el bien de Colombia”, dijo.

Y queda claro también que este acuerdo sobre dejación de las armas lo que hace es retomar el principio que obliga a garantizar que exista una verdadera aplicación de democracia en la participación política, lo cual, en parte, fue lo que originó el conflicto armado. El propósito es cesar la persecución por razones políticas, es decir, por diferencias ideológicas.

Por Redacción Política

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