Partido FARC pierde un escaño en Congreso: decretan silla vacía a “Jesús Santrich” 

Con la determinación, el partido pasa de tener cinco a cuatro representantes en lo que resta del período legislativo. / Mauricio Alvarado - El Espectador

Tal como estaba previsto, la Cámara de Representantes decretó este martes la figura de la silla vacía contra Jesús Santrich, a quien el partido FARC expulsó en octubre pasado y contra quien la Corte Suprema de Justicia inició un proceso por los delitos de concierto para delinquir agravado y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. 

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Contra Santrich, quien permanece prófugo de la justicia y que sorprendió en agosto pasado al anunciar junto a otros excombatientes su regreso a las armas, entre ellos Iván Márquez, fue aplicado el artículo 134 de la Constitución Política. 

Dicho artículo señala expresamente que “en ningún caso podrán ser reemplazados quienes sean condenados por delitos comunes relacionados con pertenencia, promoción o financiación a grupos armados ilegales o actividades de narcotráfico (…) Tampoco quienes renuncien habiendo sido vinculados formalmente en Colombia a procesos penales por la comisión de tales delitos, ni las faltas temporales de aquellos contra quienes se profiera orden de captura dentro de los respectivos procesos”. 

En efecto, este martes la mesa directiva de la Cámara firmó la resolución con la que se aplica la medida. Según el presidente del organismo, Carlos Cuenca Chaux, de esta manera en lo que resta de este periodo legislativo, el partido político FARC perderá una curul y quedará solamente con cuatro representantes.   

A su turno, el primer vicepresidente de la Cámara, Oscar Villamizar, dijo que, “la Constitución y las leyes se deben respetar. Desde la Cámara la posición es clara, la FARC ha perdido la curul de Jesús Santrich”. 

El pasado 9 de octubre, el Consejo Político Nacional del partido FARC anunció la expulsión de Iván Márquez, Jesús Santrich, Romaña y demás excomandantes guerrilleros que en agosto pasado anunciaron el abandono del proceso de paz y la retoma de las armas para continuar su lucha insurgente contra el Estado. 

La decisión se adoptó acogiendo la solicitud de la Comisión Nacional de Ética y Disciplina de la colectividad, surgida tras la desmovilización. La FARC reafirmó, además, su compromiso de cumplir con los compromisos establecidos en el Acuerdo de La Habana.