Partido Liberal va por la consolidación de su poder en las regiones

Los congresistas del partido se alistan para ir por los votos en los departamentos. Esperan aumentar, o mantener, las gobernaciones y alcaldías que hoy tienen y aunque hay diferencias entre un sector y su jefe, todo parece indicar que César Gaviria tiene la sartén por el mango.

Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil
18 de enero de 2019 - 05:50 a. m.
El expresidente Gaviria ha sostenido reuniones con dirigentes de varias colectividades de cara a las regionales.   / Óscar Pérez - El Espectador
El expresidente Gaviria ha sostenido reuniones con dirigentes de varias colectividades de cara a las regionales. / Óscar Pérez - El Espectador

El 2018 fue un año turbulento para el Partido Liberal. Luego de que se definiera como candidato presidencial al exjefe negociador del Gobierno en los diálogos con las Farc en La Habana, Humberto de la Calle, los esfuerzos no fueron suficientes para amoldar la maquinaria de la colectividad en torno a su candidatura. Aunque De la Calle era considerado por un amplio sector de la opinión pública como uno de los aspirantes más preparados para llegar a la Casa de Nariño, al final la contienda estuvo marcada por un factor binario que integraron Iván Duque, como candidato del uribismo y la derecha, y Gustavo Petro, desde la izquierda y sectores alternativos.

Los rojos también protagonistas en ese escenario al adherir a la campaña de Duque en la segunda vuelta, una decisión que se consolidó como un punto de quiebre en las relaciones entre varios miembros del partido y su jefe, el expresidente César Gaviria Trujillo, al considerar que apoyar a Duque era ir en contra de la posición liberal de soportar el Acuerdo de Paz logrado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc. De hecho, ya había habido un episodio anterior en el que Gaviria mostró su molestia con Santos a pocas semanas de las elecciones a Congreso, después de que el entonces presidente se reuniera con varios miembros de las bancadas en el Legislativo para hablar de asuntos de “mecánica electoral”.

Lo sucedido dejó en evidencia lo que se conocería meses después, cuando un sector liberal, encabezado por los exministros Juan Fernando Cristo y Guillermo Rivera, se declaró en disidencia. Ambos anunciaron su renuncia, y la de más de 5.000 militantes en todo el país, para conformar un nuevo movimiento político. Una de las razones fue, precisamente, la decisión de Gaviria de apoyar al candidato del uribismo a la Presidencia. En noviembre, dos meses después de que Cristo y otros dejaran las toldas rojas, se lanzó el movimiento En Marcha, al que también llegaron personajes que hicieron parte del gobierno de Santos, como Yesid Reyes y Amylkar Acosta, y otros más que estuvieron vinculados de alguna manera al liberalismo, como Ramiro Bejarano, Eduardo Díaz Uribe, Cecilia López y Juan Sebastián Rozo. Aunque, a decir verdad, la fuga de liberales no es algo que trasnoche al expresidente Gaviria.

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Pero ni la derrota de De la Calle ni la disidencia liberal pueden ignorar lo que sucedió dos meses antes de las presidenciales, en las elecciones a Congreso: el partido que comanda Gaviria quedó con 14 curules en el Senado de la república y 35 en la Cámara de Representantes, convirtiéndose en una de las colectividades más grandes en el Congreso de la república, con una capacidad y fuerza política que obliga al Gobierno a no echárselo de enemigo.

Básicamente, porque esa cantidad de parlamentarios puede, moviéndose en unidad, bloquear cualquier agenda legislativa. Y ya se hicieron sentir con la oposición, por ejemplo, a las intenciones de Duque y su reforma tributaria de gravar la canasta familiar o a la reforma a la justicia. Eso lo tiene claro el presidente Iván Duque, tanto que, confirmó una fuente a El Espectador, el mandatario buscó a Gaviria el pasado 25 de diciembre y se reunieron durante una hora.

De cara a las regionales de 2019, es claro que los liberales también harán sentir su peso político en los departamentos. Los cálculos internos dan cuenta de que tienen ocho gobernaciones, cuatro en coalición, y un estimado de 300 alcaldías en ciudades grandes, intermedias y pequeñas. En las metas, por supuesto, no está contemplado disminuir su participación en las regiones, sino, por lo menos, mantener el mismo número. En ese sentido, la estrategia electoral se enfocará en la búsqueda de nuevos liderazgos y en una postura poco compleja para la búsqueda de coaliciones que tendrá dos factores principales: que los candidatos sean honestos y tengan arraigo liberal.

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Para esa verificación, la colectividad creó una unidad conformada por veinte personas que serán las encargadas de viajar a los departamentos y municipios con el fin de verificar las hojas de vida de quienes pretendan aspirar a cargos de elección popular levantando las banderas del liberalismo. “No vamos a dar un aval a la ligera. Con Gaviria no va a ser así y todo se va a revisar”, contó a El Espectador una voz del partido político. Ese proceso de verificación ya empezó y en este momento hay unas 7.000 personas que preinscribieron sus candidaturas.

En contraste, el representante liberal Carlos Ardila expresó que el tema electoral en su partido aún está frío y que la entrega de avales, anuncia, será un asunto complejo. “En mayo se verá con mayor claridad para quién van los avales. En Putumayo, por ejemplo, estamos conversando con los aspirantes y renovando el directorio. Estamos revisando en cada municipio para hacer, con ese mapa local, las proyecciones departamentales. Esa es una tarea en la que estamos todos los congresistas”, dijo Ardila. Lo cierto es que por la casa del expresidente Gaviria, a final del año pasado, desfilaron dirigentes de varios partidos políticos, desde el uribismo hasta los independientes. En esas reuniones también se habló de la Alcaldía de Bogotá, un escenario electoral en donde la disputa será reñida ante la fortaleza que los sectores más alternativos tienen en la capital de la república.

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Sin embargo, el debate en el interior del liberalismo sigue girando alrededor de cómo se van a entregar los avales. El senador Luis Fernando Velasco ya había criticado a Gaviria, sobre quien opina que aplicará una dosis de pragmatismo a la hora de dar la venia para las regionales a personas no muy comprometidas, con el objetivo de tener resultados electorales, por lo que considera que debe haber un congreso liberal para definir los lineamientos de la entrega de esos avales. Desde la dirección roja, esa no es una opción y el congreso que reúna a los miembros de la colectividad solo se realizará en los primeros meses de 2020. Así las cosas, Gaviria tiene la batuta frente al papel que tendrá el Partido Liberal en octubre próximo y, por ende, también tendrá gran parte de responsabilidad si los resultados no son los esperados.

ggomezp@elespectador.com

Por Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil

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