:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/dF1zG0hmB-RJuTJP4z2j7Pj1SpY=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/H3UG33IYZRH5XOTMDJX7Q7VVHU.jpg)
Los promotores del voto en blanco, de todas las fuerzas políticas, creen que el triunfo tiene sabor a censura.
En una verdadera guerra de fuerzas políticas se han convertido las elecciones atípicas por la Gobernación del Huila, que se realizarán el próximo 14 de abril. Y son atípicas no sólo porque son producto de la destitución e inhabilidad de Cielo González, a quien la Procuraduría sancionó por la ejecución irregular de múltiples contratos, sino porque se hará entre un único candidato, que surgió de la coalición política en la región, y el voto en blanco, como opción democrática para algunos y oportunismo político para otros.
La última encuesta realizada por la firma Cifras y Conceptos, conocida ayer, señala que el candidato de la Unidad Regional (todos los partidos políticos menos el PIN y el Partido Verde), Carlos Mauricio Iriarte, ganaría la Gobernación con un 55 %, frente a un 15% que votaría en blanco. Sin embargo, ese panorama político no era el mismo hace un mes. A comienzos de marzo el Diario del Huila publicó una encuesta de opinión en donde Iriarte aventajaba al voto en blanco tan solo por diez puntos.
Entonces, al cantado triunfo de Iriarte se le atravesaba el voto en blanco, como un camino posible para quienes veían la ausencia de alternativas diferentes a la política tradicional, que no ha logrado conjurar la grave crisis económica y social que vive el departamento, cuyo último reproche social se manifestó masivamente en el reciente paro cafetero.
La iniciativa cobró forma el 28 de marzo ante la Registraduría del Huila. La promovían las organizaciones Asoquimbo, ACAS, Com-Unidad y el Movimiento por la Defensa de los Territorios, Ríos Vivos, organizaciones conocidas en el departamento por estar en contra de los megaproyectos hidroeléctricos y mineros que han causado serios impactos sociales y medioambientales en la región, como lo señaló la Contraloría Nacional para el caso de la hidroeléctrica El Quimbo.
Ese día quedó constancia del programa que convocaba a votar en blanco por “la defensa del territorio, el río Magdalena, el Páramo de Miraflores, las zonas de reserva campesina y contra la manguala regional responsable de la entrega del territorio a las corporaciones transnacionales Endesa, Enel, Emgesa, Emerald Energy e Hydrochina”, dice el profesor Miller Dussan, uno de sus impulsores. Pero los organizadores no inscribieron formalmente el programa, porque no estaban interesados en la reposición de gastos de campaña.
Pero ese detalle, que muchos catalogaron como una muestra de independencia política y de valor democrático, terminó jugando en su contra, a pesar de que la campaña se tomó las redes sociales y parecía crecer como espuma, entre quienes veían el voto en blanco como una expresión de resistencia civil y quienes querían aguarle el triunfo a Iriarte, aunque no representaran necesariamente un cambio —incluso la exgobernadora sancionada Cielo González empezó a impulsar el voto en blanco en su cuenta de Facebook, aunque esta campaña se opone esencialmente al Plan de Desarrollo del Huila, que se aprobó durante su gestión—.
Otra fuerza política, marginada de la Unidad Regional, empezó a promover la iniciativa, entre ellos el excongresista liberal y exsecuestrado Orlando Beltrán; el dirigente del MOIR Carlos Tovar; Absalón Calvo, dirigente del PIN, y Hugo Tovar Marroquín, reconocido uribista. La extraña alianza selló su adherencia al voto en blanco en una reunión en el Club Social de Neiva, el 19 de marzo, un día antes de que el Consejo Nacional Electoral expidiera la resolución 977, que puso fin al vuelo que estaba cogiendo esta iniciativa, a la luz de la más reciente encuesta.
La decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) ordenó a los alcaldes y a la Policía del Huila retirar, decomisar y suprimir de los espacios públicos toda propaganda electoral que promoviera el voto en blanco. También mandó a todos los operadores y concesionarios de radio y televisión a suspender de inmediato toda la propaganda relacionada con esta iniciativa y, por último, exhortó a la comunidad del Huila a no ayudar a difundir este tipo de publicidad.
La medida se argumentó diciendo que se estaba desarrollando una campaña electoral de manera irregular, sin que se hubiera inscrito un partido, movimiento político o un comité independiente que diera cuenta de los gastos que para ese fin se realizaran. La resolución fue firmada por el presidente del CNE, el magistrado Carlos Ardila Ballesteros, el mismo que voluntariamente puso en conocimiento de la sala plena de esa corporación las quejas sobre la propaganda a favor del voto en blanco que hizo el gerente de campaña de Iriarte, Aníbal Rodríguez.
El fallo causó conmoción. El Polo denunció la censura al voto en blanco, algunos uribistas también se declararon indignados. Las organizaciones sociales que radicaron el programa en la Registraduría contestaron con furia y anunciaron que el próximo 8 de abril protestarán frente a la Asamblea del Huila por el derecho a la promoción del voto en blanco y la libertad de expresión.
Mientras tanto, el candidato Iriarte, hijo del fallecido dirigente liberal Carlos Julio Iriarte, da el triunfo por descontado, aunque reconoce que la campaña no ha sido fácil y que han gastado a dos semanas de los comicios al menos 300 millones de pesos en propaganda, en vallas y avisos que están en cada rincón del departamento. Dice que es tiempo de que la ‘huilensidad’ una a los opitas para salir de la crisis. Pero para quienes no creen en esa Unidad Regional seguirá estando en el tarjetón, junto al rostro de Iriarte, el voto en blanco.