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Reflexiones desde la curul de “Carlos Antonio Lozada”

La confesión en la que la exguerrilla de las Farc se atribuye el crimen de Álvaro Gómez Hurtado pone aun más tensas las relaciones en el Congreso. Así está el ambiente en la Comisión Primera del Senado, de la que forma parte quien dice haber ejecutado el magnicidio.

09 de octubre de 2020 - 01:54 a. m.
Julián Gallo - Alias Carlos Antonio Lozada - Senador FARC?
Julián Gallo - Alias Carlos Antonio Lozada - Senador FARC?
Foto: Mauricio Alvarado

El reconocimiento de la verdad se desenvuelve en medio de tantas contradicciones como la guerra misma. La confesión sobre el crimen del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado por parte del hoy senador Julián Gallo, conocido en la guerra como Carlos Antonio Lozada, estremeció los cimientos del país político y ha sido tierra fértil para toda clase de tesis jurídicas y conspiraciones. Incluso, ha traído un debate viejo sobre si los miembros del hoy Partido FARC, quienes con alta probabilidad son responsables de varios crímenes durante el conflicto, deben seguir ocupando las curules en el Congreso que les fueron otorgadas en el Acuerdo de Paz.

Los líderes de la extinta guerrilla dejaron las armas y pactaron, a cambio de contar su verdad sobre la guerra, llegar al Congreso de la República. Así se pudo poner fin a un conflicto de más de 50 años, con todas las imperfecciones que conllevó y que, como gran lunar, ha tenido el rearme de una facción encabezada por Iván Márquez y Jesús Santrich. Paradójicamente, la revelación de esa verdad empieza a ser la munición de los sectores que se opusieron al Acuerdo para exigir el desconocimiento de uno de sus puntos centrales: la participación en política.

Pero si por unos lados llueve, por otros no escampa. Y es la Comisión Primera del Senado, una de las más importantes del Legislativo, pues allí se discuten varios de los temas grandes de país que tocan la Constitución, en donde se ha empezado a vivir la tensión de una confesión de magnitudes históricas. Ello quedó en evidencia en la sesión del pasado miércoles, donde, más allá de un debate de dimensiones políticas, lo que hubo fue una batalla por la verdad.

“Durante dos años ante la JEP las Farc no hacen una sola confesión individual (…) luego una reunión en el apartamento del exministro Cristo con Santos y los miembros de la cúpula de las Farc (…) la exsenadora Piedad Córdoba anuncia que tiene una verdad guardada sobre que no han confesado el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Las Farc lo reclaman y aparece un responsable que lo asume. Lo que se está configurando aquí es que las Farc pudieron haber sido un grupo paramilitar”. Esa fue la conjetura que hizo la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático.

Su intervención tuvo la respuesta del senador Gustavo Petro. “Escuché un intento delirante de construir una narrativa bastante traída de los cabellos para explicar los hechos que ahora nos convocan. La historia es complejísima, pero no se mueve así de esa manera”, dijo el líder de Colombia Humana, quien recordó que la presencia de Lozada en el Congreso está protegida por el Acuerdo de Paz. Para Petro, lo que empieza a suceder ubica a Gallo en un dilema moral y ético, pero “hay que darle tiempo al senador para que haga su reflexión”.

Pero, como era previsible, las posturas están afianzadas. María Fernanda Cabal, también del Centro Democrático, tachó a sus compañeros de comisión de “inconsecuentes”, afirmando que “piden la verdad, pero engañan”. Fue el escenario para reiterar que desde el uribismo nunca se estuvo de acuerdo con entregar curules a los excomandantes de las Farc. Y en tono burlesco, dijo: “Hagámosle una fiesta al senador Julián Gallo, aplaudámoslo. La justicia transicional se volvió la panacea para dar impunidad. Lo que no admito es que sigan diciendo que somos enemigos de la paz, nosotros no hemos matado a nadie”, adujo.

Esa postura, por ejemplo, ha contrastado con las del Partido Conservador en esa Comisión, colectividad a la que pertenecía Gómez Hurtado cuando fue asesinado. El senador Eduardo Enríquez Maya, uno de los políticos que lamentó en 1995 el magnicidio, consideró la confesión de Gallo como un aporte a la construcción de paz. “El país, la Constitución y las leyes solo quieren escuchar el lenguaje de la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición”, acotó.

De igual manera sucedió desde el partido cristiano Colombia Justa-Libres. “Me distancio de algunas apreciaciones. Ojalá otros sigan el ejemplo para que puedan esclarecer los hechos. Julián (Gallo), quiero decirle que siga adelante, vamos en el discurso correcto del Acuerdo de Paz y el país lo recibirá, aunque no espera esta verdad, tenemos que estar conectados al esclarecimiento”, añadió al debate el senador Eduardo Pacheco.

Lo que también ha habido es un cierre de filas en defensa de los Acuerdos. “Lo que pasa en la Comisión Primera sobre la verdad del senador Gallo es un ataque directo al Acuerdo”, dijo Temístocles Ortega, de Cambio Radical. Y el liberal Luis Fernando Velasco, por su lado, repitió que lo pactado en Cuba consiste en el compromiso con contar la verdad. “Eso tendrá unos efectos judiciales, que se verán reflejados cuando la JEP emita las sentencias y veamos las sanciones, que no serán las del Código Penal, porque a cambio está la verdad”, reiteró.

Pero quizá lo que marque con mayor fuerza el rumbo de los debates en esa Comisión será lo dicho por el propio senador Gallo: “No tengo ningún conflicto ético o moral por el hecho de haber pertenecido a una organización insurgente. Conocemos demasiado la historia de nuestro país como para ignorar que todos los partidos de Colombia han tenido que ver con la guerra. No vamos a renunciar al Senado porque nos sentimos honrados de representar la sangre de los héroes en la historia de Colombia”.

En últimas, como cerró el senador Rodrigo Lara, “estos señores tienen que decir la verdad y reparar a las víctimas para tener unas penas alternativas y consolidar el proceso de paz. Entiendo el dolor sobre el crimen de Gómez Hurtado, no obstante, observo que hay sectores políticos capitalizando el tema para continuar dividiendo al país en una vieja discusión”.

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luis(89686)09 de octubre de 2020 - 03:01 p. m.
La polarización conduce a la doble moral que les impide entender el proceso de PAZ. En 2022 se puede elegir mejor presidente y congresistas. La juventud se debe manifestar.
Gvbnllnh. Bvc. Nm. N jn(98086)09 de octubre de 2020 - 10:39 a. m.
Yo veo a esta porkeria de marrano y se me parece a Cepeda y Petro. Piensan igual y le tienen la misma envidia a AUV.
arturo(6208)09 de octubre de 2020 - 02:53 a. m.
Este terrorista asesino hasta q no pague sus delitos no tiene mi respeto asesino Rata
  • Gvbnllnh. Bvc. Nm. N jn(98086)09 de octubre de 2020 - 10:40 a. m.
    Tienen el respeto de Cepeda....
Helena(66766)12 de octubre de 2020 - 02:36 a. m.
Con ese lujo de congresistas! Ya vieron la noticia de los intereses de la Valencia en cuanto negocio hay del Estado? Ratas todas. Que tal la caba con los terrenos baldíos y los desplazamientos forzosos... no les pasa nada porque están con el poder. Ese que sacó envenenada a la gente a votar el no aquél, en esa actuación quien dio el primer golpe, pero a ellos no se les notan las bellaquerías
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