Salida radical

La colectividad del exvicepresidente Germán Vargas Lleras se fue de la coalición de Gobierno por no comulgar con puntos claves de la ley estatutaria de la JEP. Sin embargo, no ejercerá la oposición, pues seguirá apoyando otros proyectos para implementar el Acuerdo.

Lorena Arboleda Zárate
10 de octubre de 2017 - 10:09 p. m.
Luego del Consejo de Ministros, el presidente Juan Manuel Santos decidió aceptar la renuncia del ministro de Vivienda, Jaime Pumarejo. / SIG
Luego del Consejo de Ministros, el presidente Juan Manuel Santos decidió aceptar la renuncia del ministro de Vivienda, Jaime Pumarejo. / SIG
Foto: ACESARCARRION

Como si la paz de Colombia hubiera quedado reducida a un simple intercambio de puestos en el Gobierno, el presidente Juan Manuel Santos decidió “castigar” a los “desobedientes” y sacó de su gabinete a quienes, según él, no marchaban de la mano de su principal bandera: el Acuerdo de La Habana con Las Farc. La advertencia que había hecho hace algunos días, en una reunión en la Casa de Nariño con los congresistas de las comisiones primeras de Senado y Cámara, la materializó y, ayer, su portavoz, el secretario general, Alfonso Prada, anunció que el ministro de Vivienda, Jaime Pumarejo, tenía que abandonar el cargo.

“Con esto, Cambio Radical se retira del gabinete ministerial y de la coalición de Gobierno. (La decisión) no tiene explicación diferente a que, claramente, la política más importante del Gobierno ha sido la de consolidar el proceso de paz y ha habido un distanciamiento frente a ese objetivo”, sentenció Prada. Así que era un anuncio previsible. El lunes, cuando la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) superó el primer debate en el Congreso, no logró el apoyo del partido del exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Era cuestión de horas que los funcionarios con altos cargos en el Estado en representación de Cambio Radical pusieran a disposición su renuncia, antes de que el propio jefe de Estado los sacara, como lo había prometido.

“Desde el lunes, Vargas Lleras nos había dicho que los ministros iban a presentar la carta de renuncia para que no fuera el Gobierno el que los echara y para que entendiera que no estamos peleando por burocracia, sino por defender nuestros principios”, dijo una voz de Cambio Radical a este diario. Sin embargo, no corrió la misma suerte el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo quien, pese a haber llegado al Ejecutivo respaldado por esa colectividad, no fue reconocido como militante de las toldas de Cambio en el revolcón ministerial de agosto. Por eso, aunque también puso a consideración su cabeza, el presidente Santos no lo dejó ir.

Pero, ¿cómo comprender la decisión del Ejecutivo? En voz baja se dice que desde que la estatutaria de la JEP entró a su primer debate, los partidos de la Unidad Nacional ya venían ejerciendo presión al presidente Santos. ¿Por qué? Básicamente, porque Cambio Radical venía repitiendo a diestra y siniestra que no acompañaba varios de los artículos allí propuestos, que no la acompañaría y que, incluso, esa sería la misma posición que fijarían en torno a la reforma política, que también está en trámite en el Congreso. Por eso, era la hora de tomar decisiones antes de que, junto al partido de Vargas Lleras, se sumaran otros conatos de rebeldía provenientes de la U, de los liberales y de los conservadores, molestos por esa actitud.

En parte, eso explica que la semana pasada la sesión conjunta que debatía la JEP tuviera que ser suspendida por falta de quórum. Se trataba en realidad, según comentan por los pasillos del Capitolio, de un mensaje directo al Gobierno para que cumpliera con su palabra y dejara de “consentir” a Cambio Radical con cuotas burocráticas mientras que, de frente, lanzaba torpedos a su principal bandera. “Pero eso no significa que vayamos a hacer oposición. Nosotros vamos a votar otras iniciativas relativas a la paz”, señaló un importante congresista de Cambio Radical. Eso significa, en pocas palabras, que no comenzarán a militar del lado del uribismo, pese a que seguramente sí votarán favorablemente el transfuguismo que promueve la senadora de la U Sandra Villadiego.

No obstante, desde otros sectores han querido entender el divorcio Santos-Vargas como una especie de estrategia política de cara a las elecciones de mayo del año entrante. Si bien la imagen favorable del jefe de Estado está muy bien posicionada en el campo internacional, en Colombia no reconocen los logros de su mandato. Y, en ese sentido, marcar distancia con el supuesto ungido de Santos, como lo quiso reflejar el expresidente César Gaviria durante su discurso como nuevo director del partido Liberal, parecería ser la estrategia de Vargas Lleras como candidato presidencial. “Yo no lo veo así. Nuestras posiciones son muy claras en torno a la JEP”, aclaró otro congresista.

Entre tanto, la lectura que le da a la ruptura entre el Gobierno y Cambio Radical el presidente de la Cámara, Rodrigo Lara, es que lo que está fallando es el equipo de funcionarios encargados de implementar el Acuerdo de Paz. “Ojalá el Gobierno recapacite y pueda concentrar esa actividad tan importante en una persona que no tenga agenda política, como el general (Óscar) Naranjo, que se ha destacado por sus méritos y que no está pendiente de las próximas elecciones ni de modificar las normas electorales para sacar ventaja. El apoyo al proceso de paz debe ser gratis, como el aire”, dijo Lara, cuya declaración es la muestra de lo que será a partir de hoy el papel de los parlamentarios de Cambio Radical. Una bancada que tiene nueve senadores y 16 representantes a la Cámara y que durante cuatro años ha apoyado, algunas veces con reservas, los proyectos del Gobierno en materia de paz.

Al final, hubo un comunicado de Cambio Radical en el que insiste en sus reparos al sistema de justicia transicional, reclamando la legitimidad de sus críticas frente a la “pelea burocrática”; admiten la renuncia del ministro Murillo al partido y, finalmente, reconocen la labor del saliente jefe de la cartera de Vivienda, Pumarejo, mientras estuvo en el cargo quien, dicho sea de paso, se convierte en el primer funcionario de Cambio en salir del gobierno a vender corbatas y vestidos con el 50 % de descuento.

Por Lorena Arboleda Zárate

 

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