"Timochenko" asegura que un sector del poder económico bloquea la paz

El director del partido FARC también reconoció el error de haber participado en la campaña política de las elecciones parlamentarias. Sin embargo, a su juicio, más personas se están acercando a la colectividad gracias al trabajo del último año de los congresistas.

Gonzalo Domínguez Loeda / Efe
29 de julio de 2019 - 04:16 p. m.
Rodrigo Londoño, más conocido como "Timochenko", líder del partido FARC. / AFP
Rodrigo Londoño, más conocido como "Timochenko", líder del partido FARC. / AFP

El líder de la FARC, Rodrigo Londoño, conocido en su época de combatiente como "Timochenko", considera que un sector del poder económico en el país bloquea la paz que él lideró, junto a "Iván Márquez", a nombre de la guerrilla.

Tres años después de la firma del Acuerdo de Paz, Londoño destaca de ese período, en una extensa entrevista con Efe, que fue un "error político" presentarse a las elecciones legislativas de 2018, en las que su partido, la Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia (FARC), cosechó apenas 55.000 votos.

También lamenta que quienes retomaron las armas y crearon disidencias lo hicieron movidos por "la plata fácil" y que Luciano Marín Arango, conocido como "Iván Márquez", y Seuxis Pausias Hernández, llamado en guerra como "Jesús Santrich", quedaran fuera "de la construcción de la paz" y se encuentren en paradero desconocido.

En la firma del Acuerdo de Paz el 24 de noviembre de 2016 usted dijo: "Que la palabra sea la única arma de los colombianos" ¿Qué balance hace del cambio de las botas por los votos?

El balance es bien complejo, porque tiene su parte positiva. Logramos terminar un conflicto que llevaba más de 50 años. Desafortunadamente, no logramos la paz completa. Hay un sector de la clase dirigente de este país que quiere impedir que la palabra se escuche, que hace oídos sordos a la palabra y que todavía quiere usar la violencia como la forma de dirimir conflictos, y la violencia como un instrumento de la política en Colombia.

¿Qué cree que mueve a ese sector que está en contra el proceso de paz?

El poder económico.

¿El poder económico no quiere la paz de Colombia?

Un sector porque no es toda la clase económica. Gracias a un grupo de la clase dirigente se abrieron las compuertas para llegar al acuerdo que llegamos. Hicimos varios intentos y fue en el de Santos en el que lo logramos. Pero quedó una pequeña división que no quiso, que se quiere mantener ahí porque los acuerdos son la letra, pero también el espíritu. 

La pregunta que me hago es: ¿el presidente Duque y su partido habrán estudiado estos acuerdos, los habrán estudiado en su letra y en su espíritu? Porque a estos acuerdos los acompañó un espíritu. 

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El Acuerdo se hizo con el expresidente Santos. Hoy hay un presidente de una corriente muy distinta, ¿confía en Duque para llevar adelante la paz?

El problema con el presidente Duque es que está representando un partido que ha levantado las banderas de ese sector que se opone a los acuerdos, que se opone a la reconciliación sobre la base de lo que acordamos en La Habana: sobre la verdad, la justicia la reparación y la no repetición. A eso le tiene mucho miedo.

Desde el principio he dicho que es el presidente de los colombianos, él ya no puede ser el presidente de un partido político, él tiene que recoger el sentir del país y espero que reflexione y no siga en ese camino al que lo están conduciendo los sectores más poderosos de esa colectividad.

Dicho de otro modo, ¿espera que el presidente Duque haga un cambio de 180 grados con respecto a la paz?

Que recoja el clamor de la gente, que asuma un acuerdo que hizo un grupo insurgente como las Farc con el Estado. Un acuerdo que ya no es de las Farc. La mayoría de los colombianos lohan asumido como suyo. La reflexión que debería hacer él es que en ese acuerdo están las bases mínimas para que comencemos a construir la Colombia que cada uno piensa, pero en paz, sin violencia.

¿Cómo ha observado la respuesta de la ciudadanía frente a sus propuestas en la política?, ¿esperaban más apoyo? Por ejemplo, en las elecciones al Congreso obtuvieron unos 55.000 votos.

Lo primero, fue un error nuestro habernos lanzado a la campaña electoral de la forma en que nos lanzamos y en unas condiciones sumamente complejas. Estamos recién nacidos, estamos aprendiendo, pero además lo estamos haciendo sin haber cambiado las normas de juego que está en los acuerdos. Aquí prácticamente no se ha cumplido ninguno de los puntos. Estaba el Estatuto de Oposición que la Constitución del 91 lo había ordenado y es gracias a los textos de La Habana que se logró establecer. Del resto, las reglas de juego siguen siendo las mismas, que impiden a cualquier sector alternativo llegar a posiciones de poder.

Para mí fue un error gravísimo y me parece que el resultado no refleja la situación actual. Estábamos comenzando a surgir en la vida política y legal del país y yo creo que ahora que hemos ido avanzando y hemos ido a más sectores explicando a la gente nuestro proyecto, mucha gente ha cambiado la forma de llegar.

Pero sigue habiendo, y se ve en las encuestas, un rechazo no hacia la paz sino hacia las propuestas del partido FARC.

Creo que venimos haciendo un trabajo interesante en el Congreso. No teníamos ningún conocimiento de cómo funciona, de que es una maquinaria política para poder estar inmersa en ella. Creo que este primer año ha permitido conocerla, pero también hemos llegado a muchos sectores con propuestas, hemos hecho varios debates de control muy importantes, se han planteado iniciativas importantes y ahora comienza una nueva legislatura que nos va a traer mayores beneficios políticos.

Un elemento muy interesante en este escenario político es que no somos ya los nueve compañeros nuestros allá representándonos, sino que somos 40 y pico congresistas que, más o menos, coincidimos con el objetivo de consolidar la paz en Colombia.

¿Han notado muchas reticencias en fuerzas política pro-paz hacia ustedes?

Hay de todo un poquito, también hay oportunismo político. Hay gente que tiene un discurso de paz, pero cuando se va a concretar se ve que en la práctica es otra cosa distinta. Aquí lo importante es que cada vez más sectores, incluso de los partidos tradicionales en determinados momentos, apoyen iniciativas de la Fuerza Alternativa que van encaminadas a consolidar el proceso de paz.

El tema que lo deja a uno satisfecho es que se hundieron las objeciones que presentó el presidente a la JEP.

¿Hay algún modelo político en el mundo que puedan reconocer como propio?

Lo estamos trabajando, en enero vamos a realizar el congreso con representación de toda la militancia y estamos mirando una serie de tesis, entre ellas una programática porque pensamos que un programa, en las actuales circunstancias, no se construye de un día para otro. Hay que escuchar más a la gente, tenemos que conocer más a Colombia. A pesar de que la conocemos en las profundidades, debemos relacionarnos más con las personas para interpretar el sentir y el querer de ellas.

A usted individualmente, ¿quién lo inspira? En una ocasión mencionó los países escandinavos, también está ahí Venezuela o Bolivia en la región.

Creo que de todo se puede aprender, de cada parte se puede extraer lo positivo, porque debemos construir algo a la colombiana. Debemos decidir teniendo el espíritu de la justicia social, acabar con la inequidad y buscar la mayor igualdad posible, el mayor bienestar social.

En aquel 24 de noviembre, detrás de usted estaba "Jesús Santrich" y a su lado "Iván Márquez", dos personas que están en paradero desconocido y fundamentales en el proceso de paz, uno de ellos el jefe negociador de paz, ¿usted sabe donde están ellos?

Ni idea de donde están.

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¿De algún modo responden ante usted como líder del partido?

Ellos se marginaron del partido alegando, por lo menos "Iván Márquez", problemas de seguridad, temores, pero al partido no dijeron absolutamente nada, desaparecieron del panorama.

Conocemos las cartas que todo el mundo conoce que "Márquez" ha publicado y de "Santrich" sé lo que saben todos, el proceso (judicial por un presunto caso de narcotráfico) que pasó, lo acompañamos, fuimos solidarios con él, hicimos toda una pelea para que se le respetaran sus derechos. Lo liberaron y la reacción fue la que todo el mundo conoce, la cual nosotros no compartimos, la cual condenamos, y de ahí para adelante no sé en qué andan ni qué están haciendo.

¿Está decepcionado?

Da mucha tristeza, da pesar, porque fue gente con la que uno compartió, con la que trabajó este proceso. Si algo me da seguridad y fortaleza es saber que esto lo construimos entre todos, es colectivo. "Santrich" es un hombre que en toda esta letra (del Acuerdo) tiene que ver. Aquí está su mano. Todo eso a uno le duele, pero 50 años de confrontación lo tienen a uno preparado para afrontar una situación de este tipo.

¿Entiende que "Santrich" y "Márquez" hayan desertado del proceso de paz?

A mí no me gusta esa palabra, ellos se quedaron.

¿Usted puede decir que ellos están fuera del proceso de paz?

Yo puedo decir lo que todo el mundo está viendo, no tengo más elementos de juicio. No volvieron a reuniones, no volvieron a aparecer, no comparecen ante la JEP. Ahora "Santrich" no le responde a la Corte Suprema de Justicia cuando se comprometió con ellos. Se han hecho a un lado.

Hay un temor latente de que vuelvan a tomar las armas, ¿cree que con ese u otro nombre pueden volver a las armas liderados por hombres como "Márquez" o "Santrich"?

Si yo hubiera creído que con las armas podíamos lograr las transformaciones por las que hemos luchado, no hubiéramos llegado hasta donde hemos llegado, hubiéramos seguido. Pero estamos acá porque estamos convencidos de que el camino es este. Logramos un objetivo que estaba planteado desde el surgimiento de las Farc que era la solución política. La logramos en función de esos mismos objetivos, sin las armas en la mano.

¿Comparte el temor de una parte de la sociedad colombiana de que Santrich, Márquez o Hernán Velásquez, alias "El Paisa", tomen las armas de nuevo?

Es un aventura y es contribuirle a la derecha en sus propósitos de mantener a Colombia en un conflicto, de mantener el ejercicio de la violencia en la práctica política y creo que cualquier cosa en ese sentido es hacerle un favor a la gente de la derecha que no quiere la paz como es planteada, que no quieren que se plasme en la práctica los acuerdos que logramos en La Habana.

Deduzco de sus palabras que contempla la posibilidad de que tomen las armas de nuevo

No, usted me la platea como una posiblidad y es especular. Allá ellos. Cada loco con su locura. Estamos convencidos de que el camino es este, cualquier otro camino es una aventura.

Si "Santrich" o "Márquez" leen o ven esta entrevista, ¿qué mensaje les mandaría?

Hicieron mucho por este proceso, no vale la pena que pierdan la oportunidad de seguir construyendo y que la gente los reconozca. En la marcha en que estábamos (por los líderes sociales el pasado viernes), me imaginaba a "Iván Márquez" pegado en la pancarta de Defendamos la Paz protestando por las calles de Bogotá

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Y no solamente los excombatientes, que preocupan y duelen, también los lideres sociales, con sus muertes se está rompiendo el tejido social en las regiones, cosa sumamente riesgosa y peligrosa. Es lo que estamos exigiendo al gobierno Duque y es lo que le dijo buena parte de Colombia en ese grito, ¿por qué nos están matando? Creo que la respuesta nos la tiene que dar el presidente.

¿Esos asesinatos fortalecen la posibilidad de que excombatientes integren grupos disidentes como sucedió con algunos miembros de la Unión Patriótica, que ante la posibilidad de ser asesinados tomaron las armas?

Las circunstancias son otras. La gran mayoría de los farianos estamos convencidos de que por encima de esas dificultades y de esas muertes, el camino es este. Incluso la forma de parar las muertes es esta. Hay que seguir uniéndonos, hay que seguir con la denuncia, con la pelea política, motivándose, sensibilizando al mundo entero para que nos acompañe y que el presidente nos diga por qué nos están matando. Es el Gobierno el que tiene que responder a esa pregunta.

¿Qué cree que mueve a esos excombatientes que han vuelto a tomar las armas, esos grupos de disidentes? Por ejemplo, en la región del Catatumbo, el Frente 33 que usted comandó tiene otra vez fuerte presencia allí.

Yo siempre he dicho que no son disidentes, son desertores del proceso. Fue gente que levantó la mano en la X Conferencia, gente que en las asambleas de frente levantaron la mano apoyando el Acuerdo de Paz.

¿Pero qué les mueve?

Les mueve la plata fácil. No la vida fácil, porque tampoco es una vida fácil. La plata fácil, no hacer el esfuerzo, gente que se asustó, algunos de ellos, cuando vieron que esto era complicado. Que tal vez no creían. Incluso esos muchachos del Catatumbo, que buena parte estaban conmigo, y yo iba a La Habana y volvía, les decía "esto va a ser difícil, no va a ser fácil, pero aquí, ¿qué nos da optimismo?, que logremos que los acuerdos la gente los coja como suyos, es la prenda de garantía para que esto se haga realidad".

Hace dos años afirmaba que a usted lo podían asesinar tras la firma del Acuerdo de Paz, ¿sigue teniendo ese miedo?

Eso siempre ha estado latente y más mientras exista ese sector que no quiere que esto avance.

Si miramos el panorama general de la paz en Colombia con grupos de exguerrileros que no se han acogido al proceso, "Márquez" y "Santrich" desaparecidos, incumplimientos del Gobierno, asesinatos a excombatientes, en varias regiones no se percibe que haya llegado la paz, ¿se puede decir que la paz se está diluyendo?

La estamos construyendo, está al borde de hacerse realidad en la medida en que más y más gente nos apoye.

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¿Prefiere ver el vaso medio lleno?

No me gusta mucho esa figura del vaso medio lleno. Es que soy optimista. Creo en la gente, en el pueblo en concreto, como con toda Colombia marchando (por los líderes sociales). Hay que hacer mucha mas pedagogía. Se está usado mucho la desinformación, la mentira, la distorsión y estamos en un elemento que tenemos que denunciar todos los días, que es la estigmatización que va generando ese ambiente, porque no es cierto que no haya paz en las regiones.

Incluso en las zonas en que hoy se vive el conflicto con más dureza, ¿cree que hay una semilla de paz que puede germinar?

Va a germinar, pero hay que abonarla, hay que rodearla. Como dicen los campesinos, hay que arrimarle tierra para que el árbol se desarrolle y crezca.

¿Y si no se abona, qué puede pasar?

Tenemos que abonarla ya, aquí estamos liderando esa tarea y esa lucha.

Pero, y ¿si no se abona?

Nos van a condenar a otros cien años de soledad.

Por Gonzalo Domínguez Loeda / Efe

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