'Las víctimas deben estar en La Habana': Clara Rojas

Rojas dice que apoya el proceso de paz, pero “con beneficio de inventario”.

Dice que no odia a las Farc y cree que el hecho de haber padecido en carne propia el flagelo del secuestro durante casi seis años le da argumentos para ser una voz de las víctimas en el próximo Congreso de la República, que precisamente tendrá que legislar para una paz sin impunidad. Clara Rojas es la cabeza de lista del Partido Liberal a la Cámara de Representantes por Bogotá y entre sus propuestas están la creación del ministerio de la mujer, para que reciba apoyo en todas sus necesidades y las de sus hijos.

Usted estaba bien en la Fundación País Libre. ¿Por qué volver a aspirar al Congreso?

Hay que pasar de la protesta a la acción. Ante la apatía de las personas, lo importante es generar alternativas, propuestas, participar activamente e invitar a participar a la gente para que entienda que el proceso electoral es fundamental en una democracia, pues es lo que nos permite tomar decisiones y redireccionar el camino.

Hace cuatro años aspiró al Senado. ¿Por qué ahora la Cámara por Bogotá?

Cuando me liberaron, en 2008, el Partido Liberal, a través del expresidente César Gaviria, me dijo que esta era mi casa y que tenía las puertas abiertas. En 2010 intenté llegar al Senado, pero no es fácil; en las regiones hay mucho voto amarrado. Cuando Simón Gaviria me invitó a encabezar la lista en Bogotá, me pareció un honor, y estando como está la ciudad hoy, pienso que hay mucho que aportar.

Usted padeció el secuestro haciendo política. ¿Cómo superar esos temores y volver?

Hay que afrontar las situaciones y superarlas. Estoy en política porque creo que hay que seguir adelante a pesar de los capítulos traumáticos y tristes padecidos.

¿Podría decirse entonces que usted aspira a ser una vocera de las víctimas en el nuevo Legislativo?

Tengo dos líneas de acción en mi campaña: el tema social con los niños, las mujeres, los adultos mayores y la juventud, y la implementación de la política de derechos humanos y de la Ley de Víctimas, a la que todavía le falta en cuanto a la búsqueda de la verdad y las garantías de satisfacción y no repetición. Quiero jugar un papel importante, teniendo en cuenta el proceso de paz, que ojalá se logre finiquitar. Quiero seguir siendo veedora de los derechos humanos y no desfallecer en la causa.

Hablando del proceso de paz, ¿les cree a las Farc?

No son un contradictor al que sea fácil creerle, pero están sentadas en la mesa y hay que buscar la manera de ponerse de acuerdo con ellas. Lo más importante es comprometerlas a que no repitan los hechos violentos y cesen la práctica del secuestro, respeten nuestros procesos democráticos y paren con la práctica del reclutamiento forzado de menores.

Desde País Libre se le vio muy crítica del presidente Santos. ¿Cambia esa postura siendo ahora candidata del Partido Liberal?

Me gusta el proceso de paz, pero con beneficio de inventario. No se trata de firmar un cheque en blanco y siempre he estado del lado de las víctimas y de lograr que tengamos una mejor comunicación como sociedad civil de lo que está pasando en el proceso de La Habana.

Se habla mucho del dilema paz-impunidad. ¿Cómo lo ve usted?

Ese es el gran desafío. El derecho a la paz es fundamental, pero hay una línea que hay que trazar en la sociedad y es que no se pueden aceptar delitos de lesa humanidad. El Marco Jurídico para la Paz da un lineamiento, pero falta la reglamentación, que le tocará al nuevo Congreso, y es ahí donde hay que generar unos límites de lo que definitivamente son conductas inaceptables desde el punto de vista penal, porque si no ¿qué les vamos a dejar a las futuras generaciones?

¿Las víctimas deben tener un puesto en la mesa de La Habana?

Sí, creo que está llegando el momento y sería importante que, antes de que eso se dé, haya un pronunciamiento público de las Farc pidiendo perdón, no sólo a las víctimas sino al país.

¿Usted ya perdonó?

Si no hubiese sido así, no estaría como estoy hoy. En mi libro Cautiva hice un capítulo sobre el tema del perdón, convencida de que era la mejor manera de librarse de todas esas angustias, melancolías, rencores y emociones oscuras que tenemos los seres humanos cuando hemos padecido tanto dolor. Yo no odio a las Farc.