Vuelve la polémica por la propuesta de abrir la puerta al voto de los militares

El representante a la Cámara Ricardo Ferro, del Centro Democrático, dice que ese sería un verdadero paso hacia la paz. Humberto de la Calle asegura que es "un tremendo error de consecuencias nocivas" y pone el espejo de Venezuela.

Redacción Política - politicaelespectador@gmail.com
27 de febrero de 2020 - 12:30 a. m.
La prohibición del voto de la Fuerza Pública está vigente desde el gobierno de Enrique Olaya Herrera (1930-1934).  / Archivo El Espectador
La prohibición del voto de la Fuerza Pública está vigente desde el gobierno de Enrique Olaya Herrera (1930-1934). / Archivo El Espectador

Vuelve y juega la propuesta de adelantar una reforma constitucional para que los militares y policías puedan votar. Un debate de vieja data, en el que el antecedente más reciente se remonta a 2016, cuando el senador Roy Barreras, del Partido de la U, intentó tramitar una iniciativa en ese sentido, con el argumento de que había llegado la hora de “realizar una transición adecuada y, luego de más de 80 años de haber prohibido este derecho a los militares, plantear una fórmula similar a la mayoría de países de la región, de habilitar únicamente el derecho a elegir, e impedir que intervengan en actividades o debates de partidos o movimientos políticos y a ser elegidos”.

Ahora es el representante a la Cámara Ricardo Ferro, de la bancada del Centro Democrático, el que asegura que no podemos hablar de paz en Colombia cuando "tratamos a los miembros de la Fuerza Pública como si estuviéramos en guerra". “No podemos seguir hablando de un país democrático, cuando ni siquiera damos aplicación a uno de los pilares que promovió la Revolución Francesa, como lo fue el sufragio universal (...) Pensar en que por su decisión de pertenecer a la Armada, el Ejército, la Fuerza Aérea o la Policía Nacional van a perder su derecho a elegir a los gobernantes del país, no se corresponde con un momento histórico como el que estamos viviendo, en el cual todos hablamos de paz. En Colombia hay que darles el derecho a los miembros de la Fuerza Pública de votar en las elecciones. Y hay que hacerlo cuanto antes. Sin dilaciones, sin titubeos”, enfatizó.

En contexto: Voto militar, un verdadero paso hacia la paz  

Por supuesto, las reacciones no se han hecho esperar y hasta hay quienes ven en la propuesta de Ferro un trasfondo de desespero, ante las posibles dificultades que algunos le ven al uribismo para mantenerse unido y con fuerzas de cara a 2022, no solo frente a la elección presidencial sino en la del Congreso. Como se sabe, los rumores dicen que su máximo líder, el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, el de mayor caudal electoral, no se volvería a postular, lo que podría significar un duro golpe para sus aspiraciones de elegir un buen número de legisladores.   

“¿El Centro Democrático se ve tan quemado para 2022 que está proponiendo que los militares voten? Vaya declaración de desespero”, escribió, por ejemplo, en su cuenta de Twitter la bloguera Catherine Juvinao. Por su parte, Humberto de la Calle, exjefe negociador de paz del gobierno Santos, fijó también en Twitter su punto de vista: “Lo que nos faltaba. El voto de los militares es un tremendo error de consecuencias nocivas. Eso fue lo que hizo (Hugo) Chávez. ¿Entonces al fin quién quiere convertirnos en Venezuela?”, trinó.

Según Ferro, solo bastaría con definir “unas cuantas reglas básicas para evitar caer en equivocaciones”, que serían las mismas que se aplican para los servidores públicos del Estado. “Reglas como prohibir el proselitismo político al interior de los cuarteles y prohibir igualmente el activismo por parte de los miembros de la Fuerza Pública”, explicó. Y remató poniendo de ejemplo lo que sucede en otros países: “No le tengamos miedo al sufragio universal. En Estados Unidos, Francia, Alemania y un sinnúmero de países en el mundo los militares votan. Colombia es la excepción. Llegó la hora de que los miembros de la Fuerza Pública voten. Demos un paso real hacia la paz”.

Solo que el debate es más de fondo. La prohibición del voto de la Fuerza Pública está vigente desde el gobierno de Enrique Olaya Herrera (1930-1934), y en 1945 se elevó a rango constitucional. Pese a que en el resto del mundo se han ido desmantelando normativas similares, alegando —con razón— que se trata de arrebatarle un derecho humano a un grupo particular de la población, en Colombia los intentos en el Congreso para hacerlo han fracasado, por motivos que no deben ser desestimados.

Y quizás el argumento más fuerte para mantener esa puerta cerrada lo dio el presidente Alberto Lleras, quien presentó de manera más elocuente el caso a favor de la prohibición en su famoso discurso del Teatro Patria en 1958: “La política es el arte de la controversia por excelencia. La milicia el de la disciplina. Cuando las Fuerzas Armadas entran a la política lo primero que se quebranta es su unidad, porque se abre la controversia en sus filas. El mantenerlas apartadas de la deliberación pública no es un capricho de la Constitución sino una necesidad de sus funciones. Por eso las Fuerzas Armadas no deben deliberar, no deben ser deliberantes en política”.

Por eso, como lo sugirió en el pasado el analista Eduardo Pizarro Leongómez, lo mejor es esperar “a que el país se normalice” para que los militares recuperen el derecho a votar. En su concepto, la polarización ideológica que aún persiste en el país “puede ser un obstáculo para el proceso de transición del fin del conflicto en las Fuerzas Militares y la Policía”. Pero quizás, ha sido el exgeneral Manuel José Bonnet, excomandante de las Fuerzas Militares, quien con sus palabras ha advertido del error que podría ser dar ese paso, cuando dijo: “El día en que los políticos empiecen a visitar los cuarteles para hacer campaña, esto se derrumba”.

Por Redacción Política - politicaelespectador@gmail.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar