"Ya no tenemos a las Farc matando, hemos mejorado": Juan Carlos Vélez

En entrevista con ¡Pacifista!, el exsenador, a quien su mismo partido, el Centro Democrático, recriminó por haber dicho que la estrategia del 'No' en el plebiscito había consistido en hacer que la gente saliera a votar "berraca", habla del actual panorama electoral, de la implementación de la paz y vislumbra la posibilidad de una alianza con Vargas Lleras.

!Pacifista!*
02 de octubre de 2017 - 10:31 p. m.
Juan Carlos Vélez, excandidato a la Alcaldía de Medellín.

 / Mateo Rueda-Pacifista
Juan Carlos Vélez, excandidato a la Alcaldía de Medellín. / Mateo Rueda-Pacifista

*** Esta entrevista fue publicada en Pacifista

Hace un año, Juan Carlos Vélez era el hombre más popular del Centro Democrático. En los cocteles lo felicitaban por ganar las elecciones del plebiscito como coordinador de la campaña del ‘No’. Incluso se perfilaba como candidato presidencial para las elecciones de 2018. Estuvo en la cima del uribismo dos días, pero el 4 de octubre, una entrevista con el diario La República estuvo a punto de sepultar su carrera política. Sus compañeros le recriminaron y lo llamaron mentiroso por revelar la estrategia de la victoria, en la que, aparentemente, fueron usadas manipulaciones para despertar indignación y que la gente “saliera a votar verraca”. Después de la polémica, su partido le pidió la renuncia y a él no le quedó otra opción que presentarla.

La entrevista con La República no solo puso en duda la transparencia ética de campaña a la hora de buscar votos; también despertó cuestionamientos sobre su financiación: “Yo también cogí a cada uno de los senadores y parlamentarios y les dije: me tienen que conseguir 10 millones de pesos en cuñas radiales. Ahí me levanté 400 millones”, dijo en la entrevista en la que, según él, fue descontextualizado y malintepretado.

La justificación posterior fue pobre, pues nunca ahondó sobre los aportes financieros desde Brasil o Panamá que mencionó en la entrevista. Se alejó de los medios de comunicación y sostuvo una lucha interna en el Centro Democrático. El senador y copartidario Ernesto Macías dijo ante los medios de comunicación que Vélez le había mentido al país, pues “estaba bajo los efectos del alcohol” durante la entrevista. La imagen de Vélez, quien había sido candidato a la alcaldía de Medellín en 2015, quedó duramente afectada. Las declaraciones sobre el plebiscito, la disputa con Macías  y finalmente la investigación que abrió el  Consejo Nacional Electoral (CNE) por sus declaraciones lo dejaron por fuera de la política durante un año.

Después de permanecer meses en silencio, Vélez aceptó una entrevista con ¡Pacifista! –no sin antes dejar claro que tenía ciertas prevenciones con los medios.  Aunque prefirió no hablar mucho sobre la polémica con La República, nos contó que en noviembre regresará a la política y que sigue formando parte del Centro Democrático, pues aunque presentó su renuncia, el partido nunca le notificó su aceptación. También nos dijo que la implementación del acuerdo de paz con las Farc ha dejado “algunas cosas buenas”.

Antes de hablar, encendió la grabadora de su celular: “No quiero que me pase lo del año pasado”, dijo entre risas. Esta fue nuestra conversación.

Usted marcó buena parte de la agenda mediática en 2016. ¿Qué pasó este año?

Vengo de varios procesos políticos. Fui senador, luego candidato a la alcaldía de Medellín, que casi la ganamos, nos faltaron 8.000 votos,  y después gerencié la campaña del ‘No’. Este año me he dedicado a mis actividades personales y empresariales. Sin embargo, sigo en el tema político, visitando a las personas, sobre todo escuchando a la ciudadanía de Medellín. Hoy no me encuentro vinculado a campañas presidenciales ni a campañas del Congreso, pero seguramente lo haré en los próximos días.

¿Qué tiene pensado? ¿Congreso, Presidencia? De pronto apoyar a alguien, ayudarle a alguna persona.

Es un tema que no tengo resuelto, pero yo me inclinaría por apoyar a alguien, incluso en una campaña presidencial. Hace muchos años he estado metido en la política. Lo último que hice fue ser coordinador de la campaña de Óscar Iván Zuluaga en Antioquia. Bueno, también fui precandidato a la presidencia por el Centro Democrático en 2014. Por eso me gustaría participar o aportar en una campaña presidencial para el próximo año.

¿Usted sigue en el Centro Democrático? Soy militante. Yo presenté la renuncia, pero hasta ahora no me la han aceptado. Creo que en este caso se aplica lo que llamamos los abogados:  silencio administrativo positivo. Si no contestaron es porque hay una aceptación de que continúe en el partido. Y ahora el Centro Democrático no tiene un candidato fuerte… El problema de los candidatos del Centro Democrático es que no son muy conocidos. Hay dos candidatos que todavía están en remojo. Me refiero a Óscar Iván Zuluaga y Luis Alfredo Ramos. Sin embargo, yo considero que el empuje que da la imagen de Uribe ayudaría a que el candidato del partido se posicione, aunque no sé si le dé para ser presidente o quizá para ganar la primera vuelta. Ahora hay candidatos de otras colectividades mucho más conocidos y no va ser fácil posicionar al del Centro Democrático.

Hay divisiones muy fuertes en su partido…

En todas las colectividades hay divisiones. No es extraño que pase en un partido con tanta presencia como el Centro Democrático. Recuerde que hace cuatro años había dos grupos: los que apoyaban a Francisco Santos y los que estaban con Óscar Iván Zuluaga. No creo que estas divisiones afecten al partido de una manera grave.

¿Y cómo influye la polarización en el país y en las alianzas?

El país sigue muy polarizado. Con la implementación del Acuerdo de La Habana se ha agudizado esa polarización. Pero es una polarización diferente: antes eran liberales contra conservadores, luego uribistas contra antiuribistas (porque el santismo no existe) y ahora estamos entrando en una polarización de la izquierda contra la derecha. Todo indica que las alianzas que se están tratando de construir entre los diferentes candidatos a la Presidencia son alianzas de derecha o izquierda. Es decir, Fajardo, Robledo y Claudia López ya marcaron la tendencia hacia la izquierda. El acuerdo entre Pastrana, Uribe, Martha Lucía Ramírez y el exprocurador Ordóñez marca una tendencia hacia la derecha. Pienso que la política va a gravitar en torno a esas dos tendencias.  

¿Ordóñez va a ser el candidato del Centro Democrático?

Se llegó a un acuerdo en el sentido que el Centro Democrático sacará a un candidato en noviembre y en marzo se hará una consulta interpartidista, donde estará el candidato del Centro Democrático y los del Partido Conservador: Martha Lucía Ramírez y Ordóñez, de ahí saldrá un candidato. Luego vendrá otra etapa. En la segunda vuelta presidencial vislumbro la posibilidad de una alianza con Vargas Lleras. Esa será la alianza de la derecha.  

¿Usted a quién va a respaldar?

Yo sí quiero entrar en una campaña presidencial. Creo que tengo una presencia política en el país y puedo ayudar a consolidar un buen programa de gobierno para Colombia. Los próximos años van a ser claves. Tengo un temor y es que lo que está pasando en Venezuela impacte de alguna u otra manera en la política local. En Venezuela muchas personas se descuidaron de la política y terminaron en una elección en donde estaba, por un lado, el coronel Chávez, y por otro, una reina de belleza. Por eso necesitamos que se consoliden unos liderazgos políticos que nos permitan continuar con el tránsito de Colombia hacia un país donde exista autoridad, donde el Estado esté en todas partes. Queremos un país en donde no haya pobreza, en donde exista una gran clase media, ese es el propósito que tenemos y no queremos que se desvíe el rumbo y caigamos en lo que cayó Venezuela.

¿No le parece que las votaciones del plebisicito marcaron una tendencia electoral que podría repetirse en 2018?

El proceso del plebiscito fue muy interesante. Yo que tuve mucha participación detecté algo que me sorprendió: tal vez fue el primer proceso político donde no metieron las manos los políticos, es decir, la gente salió a votar espontáneamente. Por lo general, en los procesos políticos de Colombia hay un componente importante de maquinaria política. Los congresistas, los concejales y los gobernadores sacan gente a votar. En el plebiscito eso no pasó y no sé si se desarrolle una elección sin maquinaria política en 2018. Mire, en este país la gente odia a los políticos. La imagen positiva del Congreso de del 19%. Sin embargo, salen siete millones de personas a votar por ellos. Para mí hay un tema de maquinaria política que todavía está muy presente en la dinámica política del país, aunque no funcionó en la campaña del plebiscito.

Bueno, pero mire que desde el mismo Centro Democrático dijeron que sí había maquinaria política. Incluso que Santos estaba presionando a los alcaldes para que apoyaran el ‘Sí’…

Puede que el Gobierno haya tenido una influencia en ciertos sectores. Puede que los alcaldes sí pudieran haber tenido algún peso. Pero yo hablo de los congresistas, los concejales y los diputados: ellos no hicieron campaña como lo hacen por ejemplo para gobernación o presidenciales. Eso sí, me consta que el presidente presionó a algunos sectores.

¿Entonces qué haría usted como parte de alguna campaña?

Mi apoyo sería más que todo personal. No creo que me vaya a meter en el manejo interno de alguna. Las campañas ya tienen armados sus equipos políticos.

¿Por qué fue tan exitosa su campaña del ‘No’ en el plebiscito, que hace justamente un año obtuvo la victoria?

Pues hombre, yo preferiría abstenerme de hacer muchos comentarios al respecto para evitar más problemas. Yo creo que los colombianos se enteraron del acuerdo, lo comprendieron y tomaron una decisión: unos por el ‘No’, otros por el ‘Sí’. Yo respeto tanto a los que votaron ‘Sí’ como a los que votaron ‘No’.

¿Por qué respetarlos?

Porque los acuerdos se interpretan de maneras diferentes. Es como la Biblia, para algunos cristianos la Virgen María no tiene la misma representación que para los católicos. Por eso considero que hubo interpretaciones diferentes y hay que respetarlas.

¿Qué piensa ahora del episodio con ‘La República’?

Reconozco que para mí fue un episodio muy complejo… Pero bueno, ahí vamos superándolo poco a poco. Pues hombre yo la verdad prefiero dejar eso así y no ahondar más en ese tema.

Bueno, pero es que esa entrevista fue muy polémica, la izquierda terminó aplaudiéndola…

Es que yo creo que hubo una interpretación diferente de las cosas que dije. Fui descontextualizado, malintepretado, se pusieron cosas que en algunos casos no dije. Pero bueno, ya algunos dirán que sí, otros que no…

Incluso dijeron que había llegado borracho a la entrevista…

A la persona que dijo eso (el senador Ernesto Macías, del Centro Democrático) la tengo en la Corte Suprema de Justicia a la espera de una sanción. En su momento la verdad se irá a saber y la justicia tomará una decisión al respecto. Insisto, no fue cierto.

¿Un año después del plebiscito cómo ve la paz con las Farc?

Yo quedé muy preocupado por algunos aspectos del acuerdo. El tema de la impunidad me preocupa. Es que no se trata de vengarse del que cometió un acto contra otra persona, pero creo que las víctimas necesitan saber y conocer que su caso fue debidamente sancionado, a pesar de ellas haber perdonado. Es muy difícil por ejemplo ver a una persona que asesinó a su padre o a su madre caminando por la calle como si nada hubiera pasado. Eso va generando una situación muy compleja porque a futuro va dejando un ejemplo en el que se va desviando el cumplimiento de la ley. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) tiene unos vacíos enormes. Hay un temor y es que la JEP se convierta en un órgano de persecución de la oposición, de empresarios y exmilitares. Mi preocupación es que con todas estas cosas podamos llegar a un gobierno parecido al de Venezuela, fortaleciendo a un grupo (las Farc) que se identifican con el criterio político de ese país.

¿Modificaría los acuerdos?

Toca bregar todo lo posible para que la democracia siga existiendo, y la democracia no es compatible con la extrema izquierda o la extrema derecha. En ese sentido, si hay que hacer ajustes, que se hagan. Si usted grita en Alemania heil Hitler, significa que usted va para la cárcel. Allá llegó el señor Hitler, elegido democráticamente y persiguió a los opositores políticos. No quiero que eso pase en Colombia.

¿Qué le dice a la gente que dice que el Centro Democrático quiere la guerra?

Yo creo que Colombia debe buscar la manera de no volver a la guerra. Yo siempre dije que estaba de acuerdo con que se hiciera un acuerdo de paz, pero con condiciones claras: por ejemplo, que las personas que hayan cometido delitos de lesa humanidad no vayan al Congreso. De hecho, creo que en las Farc hay personas muy importantes que no han cometido delitos de lesa humanidad y podrían ir al Congreso, como Andrés París.  Y seguramente en esa organización hay gente muy preparada con todas las condiciones de participar. Sin embargo, creo que Colombia debe permitir que haya proceso de paz que no genere impunidad.

Acuerdos de paz se han hecho varios en los últimos 30 años: con el EPL, el M-19, las AUC… Estos acuerdos de paz permitieron la reincorporación de esas personas a la vida civil. Unos dirán que las AUC terminaron siendo bandas criminales. Yo diría que en parte sí, pero fíjese que una parte del M-19 se reincorporó, otra no. El EPL tiene una parte que se quedó en Norte de Santander… Yo por eso buscaría unos mejores acuerdos y eso sí, no negociar con criminales como las Bacrim.

Usted ganó como coordinador del ‘No’ pero su figura se cayó al piso… ¿Qué piensa ahora al respecto?

Yo creo que el segundo acuerdo se debió negociar de una manera diferente. Creo que se debía conformar un grupo de personas del ‘No’ y otros del ‘Sí’ y comenzar a negociar en La Habana. Hay mucha gente del ‘No’ que siente que no le cumplieron, que por lo que votaron en contra sigue ahí. Por ese lado me queda un sabor amargo. Sin embargo, quiero hacer un reconocimiento: la situación de Colombia es diferente. Ya no tenemos a las Farc envalentonada, matando gente. En eso hemos mejorado. Pero me preocupa que se hayan dado las condiciones para el fortalecimiento político de organizaciones al margen de la ley. Creo que a partir de 2019 las Farc pueden tener poder regional, con gobernadores, alcaldes y concejales. Para 2022 una participación más activa en el Congreso y en 2026 un candidato presidencial. Usted puede decir que esas fechas están muy lejos, pero no tanto, solo que los políticos pensamos en las próximas elecciones y no en las próximas generaciones.

Ahora, si las Farc renuncian a defender una ideología extrema, bienvenida a la democracia, así sean de izquierda. Si siguen sosteniendo la destrucción del sistema y la imposición de un régimen totalitario, pues haremos lo posible para que no lleguen al poder.

 

 

Por !Pacifista!*

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