El pasado domingo publicamos en El Espectador un artículo titulado “El riesgo de alcanzar un tercer pico en Colombia”. Era un breve recuento de la situación del COVID-19 en el país y los desafíos que vendrían con la Semana Santa. El aumento de casos, la mayor positividad en algunas regiones y el incremento en la ocupación de las unidades de cuidado intensivo (UCI) tenían muy inquietas a las autoridades y por eso su llamado era el mismo de hace meses: evitar las aglomeraciones, usar el tapabocas y no permanecer en espacios cerrados donde no haya ventilación.
Hoy, una semana después, es difícil saber con precisión qué ha variado en estos días y si las advertencias tuvieron algún efecto. Aunque el número de casos se ha incrementado en los últimos días (7.049, el 29 de marzo; 7.952, el 30 de marzo; 8.646, el 31 de marzo, y 11.449 el 1° de abril), aún es muy pronto para sacar conclusiones sobre las consecuencias del comportamiento de los colombianos en esta atípica Semana Santa, así a algunos políticos y opinadores se aventuren a hacerlo.
Un indicador que puede aportar pistas sobre la situación actual es la ocupación de las UCI. En comparación a hace semana, varios departamentos se encuentran en aprietos. Antioquia es, probablemente, el más inquietante. Pasó de tener una disponibilidad del 17,4 % a tener una del 12,7 %. Atlántico, en donde se han disparado los casos, se ha mantenido con una ocupación del 79 %, aproximadamente. En Magdalena, otro de los territorios sobre los que el Ministerio de Salud ha llamado la atención, tan solo queda el 22 % de UCI. La situación es muy distinta en Casanare, Putumayo y Norte de Santander, donde la disponibilidad es mayor al 60 % y 70 % (la gráfica que acompaña a este texto muestra con más precisión el panorama de todo el país).
¿Es posible, entonces, como han repetido tantos, que el país está en un tercer pico? La respuesta a esa pregunta tiene muchos matices, pero para responderla hay que entender, como lo explicaba en estas páginas la epidemióloga Silvana Zapata, que si hay un tercer pico será territorializado. Por eso se debe leer con ojos muy distintos la situación de Bogotá (explicada en la página 2) a la de otras regiones. La positividad (cifra que indica el porcentaje de muestras positivas respecto al total de procesadas) también es diferente según el lugar que se quiera examinar.
Lo mismo sucede con el número reproductivo (Rt), que muestra la cantidad de personas que pueden ser infectadas por alguien que tenga el virus, y que, en un mundo ideal, debería ser menor a 1. Sincelejo, con un Rt de 1,12 y Montería, con uno de 1,10, son las ciudades que más inquietan, según los datos del Instituto Nacional de Salud.
Esas cifras han llevado a algunos alcaldes a tomar medidas inusuales en esta Semana Santa y que, en muchos casos, se prolongarán hasta el próximo lunes. La Alcaldía de Barranquilla, por ejemplo, modificó el horario del toque de queda: ahora es desde las 6:00 p.m. hasta las 5:00 a.m. En Atlántico también hay toque de queda (desde las 4 p.m. hasta las 5 a.m.) y ley seca en los 22 municipios del departamento.
Pero no todo son malas noticias. En los últimos días el ritmo de vacunación en Colombia ha mejorado notablemente. Durante varios días se administraron dosis a más de 100.000 personas. El 28 de marzo, se aplicaron a 91.937; el 29 de marzo, a 146.193; el 30 de marzo, a 156.476, y el 31 de marzo, a 121.862. El 1° de abril, sin embargo, esa cifra volvió a bajar: 57.498. Aunque son números esperanzadores, el mensaje de los salubristas es el mismo: no hay que bajar la guardia. “Lamentablemente, hasta que las naciones se acerquen a la inmunidad colectiva, es probable que veamos olas de infección”, había dicho a CNN Mike Tildesley, experto en modelos de enfermedades infecciosas de la Universidad de Warwick y asesor científico del gobierno del Reino Unido.
El ejemplo más cercano que muestra la complejidad de esta situación es Chile. Pese que ha tenido un ritmo de vacunación admirable y aplaudido en todo el mundo, los casos de COVID-19 se dispararon de nuevo. La solución de sus autoridades fue, por el momento, cerrar fronteras. No podrán ingresar ni salir viajeros (salvo que se trate de una urgencia) entre el 5 de abril y el 1° de mayo. Allí han administrado unas 10,5 millones de dosis. En Colombia, 2’300.890.