El cara a cara entre el ministro y el ex ministro de salud por la aspersión aérea con glifosato

En la audiencia que se adelantó en la Corte Constitucional sobre la prohibición a la aspersión aérea con glifosato para erradicar cultivos ilíictos, los argumentos del ministro de Salud, Juan Pablo Uribe; y el exministro de esa cartera, Alejandro Gaviria, hablaron de realidades muy distintas. ¿Qué dijo cada uno?

Redacción Vivir
07 de marzo de 2019 - 08:07 p. m.
El ministro de Salud Juan Pablo Uribe (izq) y el exministro de esa cartera, Alejandro Gaviria.  / Archivo El Espectador
El ministro de Salud Juan Pablo Uribe (izq) y el exministro de esa cartera, Alejandro Gaviria. / Archivo El Espectador

Este jueves se llevó a cabo en la Corte Constitucional la audiencia pública que le hizo seguimiento a la sentencia que prohibió las aspersiones aéreas en el país para erradicar cultivos ilícitos. Contrario a la postura del gobierno pasado, el gobierno de Iván Duque le pidió a la Corte que no limite el uso del herbicida. En su visión, se trata de un tema de orden público. (Para más contexto en la postura del gobierno, puede ver: Presidente Duque pide a la Corte Constitucional no limitar el uso del glifosato)

Para defender esa postura, asistieron varios de los ministros del gabinete, entre ellos, el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe. La intervención de este último fue una de las más esperadas, pues aunque se sabía que defendería la posición del gobierno, no se sabía cómo lo haría. Además, la Corte Constitucional invitó a intervenir en la audiencia a Alejandro Gaviria, quien ocupo ese cargo antes de Uribe y quien, desde su gestión, abogó por la prohibición del uso de este herbicida para erradicar cultivos ilícitos.

Las posturas de ambos ministros parecían salir de dos planetas distintos, a pesar de que a veces incluso citaron los mismos principios jurisprudenciales para fijar su posición. ¿Qué dijo cada uno y porqué sus posiciones son tan distantes? (Puede interesarle este hilo: Glifosato, ¿al fin quién tiene la razón?)

¿De dónde sacaron lo que dijeron?

Una de las explicaciones que podrían explicar las posiciones tan distantes entre Uribe y Gaviria tendría que ver con el tipo de fuentes a las cuales acudieron para respaldar su posición. Mientras que el ministro Uribe sólo citó investigaciones y revisiones bibliograficas de fuentes oficiales, como el Instituto Nacional de Salud,  Gaviria se refirió especialmente a dos estudios científicos realizados por investigadores a nivel nacional e internacional. Además, como se verá más adelante, las fuentes que usaron para construirse las investigaciones del INS y de los estudios académicos son completamente diferentes, por lo que se presentaron estos resultados disímiles. (Puede leer también: Esto dicen los 12 estudios sobre glifosato en Colombia)

Cáncer y glifosato: la única certeza

Podría decirse que el único encuentro entre ambas intervenciones fue la citación del informe que, en mayo de 2015, publicó el el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIIC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como apuntó Alejandro Gaviria, el exministro de salud,  “17 expertos de 11 países, datos epidemiológicos, bioensayos, resumió 403 estudios 1974 y 2015 todos de revistas indexadas o versiones finales de informes gubernamentales. Las conclusiones son claras: existe un posible nexo causal entre exposición al glifosato y algunos tipos de cáncer”

Por su parte, el ministro Juan Pablo Uribe señaló que tras una revisión de bibliografía que hizo el Instituto Nacional de Salud (INS) sobre estudios posteriores al del CIIC, se concluyó que hay un panorama “en las que persiste la controversia científica sobre los efectos en la salud por exposición al glifosato y se confirma la clasificación de esa sustancia como posible asociación con el Linfoma No Hodking”. Eso sí: punto seguido, el ministro señaló que según el INS no hay datos que permitan establecer que en Colombia han aumentado las muertes por este tipo de cáncer por las aspersiones aéreas.

Glifosato e infancia: entre omisiones y nuevos datos

Uno de los puntos en los que más insistió el exministro Gaviria fue en la relación que existiría entre este herbicida, el más usado a nivel mundial, y una alta probabilidad en el aumento de la mortalidad infantil, así como en una intervención negativa en el desarrollo embrionario y, en ese sentido, un aumento en las tasas de abortos involuntarios. 

Para apoyar su postura, Gaviria citó dos artículos, publicados después del informe del CIIC que demuestran estos posibles efectos. Uno de ellos fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), quienes estudiaron distintas regiones de Brasil, en donde entre el año 2000 y el 2010 se triplicó el uso del glifosato por la introducción de semillas transgénicas.

El estudio encontró que desde 2004, el uso del herbicida causó una muerte adicional por cada mil niños nacidos, y aumentó la probabilidad de más de 557 muertes adicionales de niños, así como el aumento de los casos de niños con bajo peso al nacer y los abortos espontáneos.

Pero eso no es todo. Citó otro estudio, realizado por los colombianos Adriana Camacho y Daniel Mejía, quienes estudiaron las variaciones en la fumigación aérea en el tiempo y el espacio en Colombia y los efectos causales de la fumigación aérea de glifosato, entre 2003 y 2007. Los autores del estudio analizaron 45 millones de registros de salud individuales en áreas en donde se realizó fumigación aérea con este químico.

Los resultados demuestran que las consultas por problemas dermatológicos y respiratorios aumentaron en un 1% tras las fumigaciones, y en un 10% por abortos espontáneos. “En conjunto los dos estudios presentan indicios muy fuertes de los efectos del glifosato en salud”, señaló Gaviria.

Por su parte, el ministro Uribe guardó silencio frente a este tipo de afectaciones sobre la salud.  Tan sólo citó un análisis de quejas que realizó el mes pasado el INS, en el que se analizó el tipo de quejas que se recibieron en el programa de erradicación de cultivos ilícitos por aspersión aérea para el período 2001-2015. 

“De un total de 99 quejas reportadas, se analizaron 93. La conclusión de este estudio es: “el sistema de notificación no detectó posibles casos asociados debido a la heterogeneidad clínica y a los soportes documentales”. Adicionalmente estableció que la primera manifestación en salud encontrada en el 15% de los casos, fue dermatológica”, dijo brevemente Uribe.

Agua y glifosato: sí pero no

Algo a lo que se refirió el actual jefe de cartera pero Gaviria no mencionó fueron las concentraciones del herbicida en las fuentes de agua cercanas. De acuerdo con un análisis (también del mes pasado) del INS,  que incluyó datos de las fuentes de agua antes de las aspersión, inmediatamente después de ella y 60 días posteriores entre el 2005 y el 2015, aquellas nuestras con valores detectables “estaban por debajo de los niveles permitidos para el consumo humano definidos por la EPA o por el Consejo Australiano de Investigación”, dijo Uribe. 

Además, señaló que el estudio no pudo establecer cuantas de estas concentraciones eran por la aspersión aérea o provenían de otras fuentes, como la agricultura, un sector en el que el glifosato (vendido como Round up) es el más usado a nivel global. 

Principio de precaución: ¿todo es cuestión de interpretación?

Lo interesante es que tanto el ministro Uribe como el ex ministro Gaviria invocaron el principio de precaución para defender sus posiciones. Para el funcionario del actual gobierno, la evidencia no es concluyente e “implica que las autoridades fijen el nivel de riesgo aceptado, es decir, definir aquellos riesgos que pueden o no tolerarse”. Para ello, citó algunos trabajos que está adelantando su ministerio para generar más datos al respecto.

El ministro Gaviria, en cambio, fue tajante: “ Si la salud es derecho fundamental, el Estado no puede actuar en contra de la salud de la población de manera deliberada. La jurisprudencia de esta corte ha fallado en ese sentido. La regulación de la salud no debe tener en cuenta solamente la certeza, sino la potencialidad del daño (…)”, dijo, y añadió: “Esto no es debate técnico, es un debate ético”. (Esta es la intervención completa dle exministro: El debate sobre el glifosato no es académico o técnico, sino ético: Alejandro Gaviria)

* Este artículo fue modificado de su verisón original, ya que decía que todas las fuentes presetadas por el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, fueron adelantadas en febrero de este año por el Instituto Nacional de Salud (INS). El ministro también citó estudios del Instituo Nacional de Cancerología y el INS que fueron publicados el año pasado. 

Por Redacción Vivir

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar