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El "vínculo crucial" entre el estrés y el cáncer de mama

Científicos encontraron que un gen relacionado con el estrés podría estar relacionado con la metástasis de este mal.

Redacción Vivir
19 de septiembre de 2013 - 10:00 p. m.
Al año unas 425.000 mujeres mueren por cáncer de seno. / 123rf
Al año unas 425.000 mujeres mueren por cáncer de seno. / 123rf

El estrés podría estar vinculado a la metástasis en las mujeres con cáncer de mama. A esta conclusión llegó un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), tras encontrar que la activación del gen ATF3, relacionado con el padecimiento de estrés, ayudaría a la propagación del cáncer.

Este trabajo, publicado en la revista especializada Journal of Clinical Investigation, señala que el vínculo entre la metástasis, “la principal causa de muerte por cáncer”, y el estrés “es crucial”.

Los investigadores explicaron que el gen del estrés incita a las células del sistema inmune a producir errores que dan cáncer como resultado, luego de lo cual se produce el escape a otras zonas del cuerpo.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores analizaron la expresión del gen ATF3 en las células del sistema inmunológico de casi 300 pacientes con cáncer de mama. Antes habían hecho el mismo análisis en ratones con células de cáncer de mama inyectadas que tenían este gen y con otros que no lo poseían.

La conclusión fue que el gen del estrés “es un tipo de interruptor que activa y desactiva otros genes del cuerpo”, según explicó a Europa Press el doctor Tsonwin Hai, autor principal del estudio y profesor de bioquímica molecular y celular de la Universidad de Ohio.

De acuerdo con Hai, el estudio podría ser un aporte para el desarrollo de medicamentos que amortiguen el efecto del ATF3 “reduciendo el riesgo de metástasis”.

Desentrañar la relación entre el estrés y el cáncer se ha convertido en una obsesión para los científicos. Un artículo de The New York Times al respecto señala que “los resultados de múltiples estudios realizados a través de entrevistas a pacientes con cáncer de mama han sido claros: no existía asociación alguna entre los acontecimientos estresantes en los cinco años anteriores y el diagnóstico de cáncer”.

Se cita el caso de Dinamarca, donde los centros de investigación han dedicado largo tiempo a explicar el fenómeno. Entre los estudios más renombrados está uno que analizó la incidencia del cáncer en 11.380 padres cuyos hijos padecían esta enfermedad (una situación altamente estresante), pero se encontró que la incidencia del cáncer en estas personas no era superior a de la población general.

También se habla de otro estudio que investigó el índice de cáncer entre 21.062 padres que habían perdido a un hijo, pero no se encontró un aumento en las tasas de cáncer. Lo mismo arrojó otra investigación entre 19.856 padres con hijos esquizofrénicos, que evidentemente están sometidos a altos niveles de estrés.

Ningún estudio ha sido concluyente. Al preguntarle a Barbara Andersen, catedrática de psicología de la Universidad de Ohio, si el estrés provoca cáncer, señala que el interrogante sigue abierto. “No tengo idea, y los demás tampoco”, dice. Sin embargo, el más reciente informe de esta universidad empieza a develar qué hay detrás de esta enigmática relación.

 

Por Redacción Vivir

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