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Iván Duque y Claudia López quieren producir vacunas. ¿Qué es mentira y qué es verdad?

Tanto el presidente como la alcaldesa dijeron que estaban dispuestos a impulsar la producción de biológicos. Aunque los proyectos son aún incipientes, parece que, como nunca, hay un ecosistema para recuperar la fabricación. Sin embargo, deberán superar varios desafíos.

14 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
Como nunca antes, parece que en Colombia hay un ecosistema para la producción de vacunas para coronavirus. / AFP
Como nunca antes, parece que en Colombia hay un ecosistema para la producción de vacunas para coronavirus. / AFP
Foto: RAUL ARBOLEDA

El 22 de septiembre de 2020, cuando el coronavirus ya había puesto en aprietos a todo el país y había causado más de 24 mil muertes, hubo una reunión en la Secretaría de Salud de Bogotá. Estuvo presidida por el secretario Alejandro Gómez. Algunos de sus invitados asistieron de forma presencial; otros estaban conectados de manera remota. Era martes por la mañana y la Alcaldía había convocado a ese grupo de científicos y expertos en temas farmacéuticos para que les ayudaran a despejar una duda: ¿cuál camino debe seguir Bogotá para comprar vacunas contra el COVID-19? (Lea Vacunas: las jeringas también importan...y mucho)

Tras conversar y expresar todos los puntos de vista, llegaron a la misma conclusión: comprar vacunas era una mala idea. Si el Distrito tenía recursos para participar en ese mercado, le propusieron a López y a Gómez, lo mejor era arriesgarse a dar un paso mucho más grande y arriesgado. “Métanse a hacer vacunas. Alguien tiene que empezar”, les dijeron.

La reunión duró una hora. Los encuentros se repitieron en los meses siguientes y, lo que empezó como charla informal, poco a poco tomó forma de un comité asesor que hoy está consolidado. En él hay varios nombres conocidos en el mundo farmacéutico: Susana Fiorentino, bacterióloga, inmunóloga y profesora de la U. Javeriana; Pablo Patiño, médico y doctor en ciencias; Lucy Gabriela Delgado, doctora en ciencias farmacéuticas y profesora de la U. Nacional; Isabel Rodríguez, doctora en epidemiología e investigadora de la U. de California (EE. UU.); Clemencia Mayorga, médica y subsecretaria de Salud; Francisco Díaz, doctor en virología; Claudia Vaca, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento en Medicamentos, Información y Poder de la U. Nacional, y Carolina Gómez, abogada, fundadora de este centro y exdirectora de la Dirección de Medicamentos del Ministerio de Salud. También lo integra la belga Els Torreele, PhD en ciencias biomédicas y hoy investigadora del Instituto para la Innovación y la Utilidad Pública del University College de Londres.

En diciembre del año pasado el secretario de Salud los citó nuevamente para darles una noticia sorpresiva: la Alcaldía estaba dispuesta a hacer vacunas. El resto de la historia es conocida: en enero Gómez contrató a Carolina Gómez para que estuviera al frente de esa tarea y hace una semana la alcaldesa hizo pública su decisión: “Bogotá está dispuesta a invertir recursos para hacer uno de los centros de producción mundial de vacunas contra el COVID-19”, advirtió. Horas antes, sin embargo, el presidente Iván Duque se le había adelantado: “Vamos a fortalecer las capacidades para que Colombia produzca vacunas”, dijo en su programa Prevención y Acción.

Lo que muchos leyeron como una simple disputa política que se repite semana tras semana, esconde un escenario en el que hace un año nadie se arriesgaba a participar. Hoy, tanto políticos como industriales parecen dispuestos a cooperar para volver a producir vacunas. Algunos ya dieron tímidos pasos; otros apenas contemplan la posibilidad, pues saben que el camino, si no se suman fuerzas, puede ser largo y culebrero.

¿Producir una vacuna o hacer política?

La última vez que Colombia fabricó vacunas para seres humanos fue hace dos décadas. Entonces, el Instituto Nacional de Salud (INS) tenía una planta que, debido a las exigentes prácticas de manufactura y a la estrechez económica del país, no continuó la producción. Aunque algunos científicos presentaron propuestas para renovarla, el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) prefirió no hacerlo. En la mesa tenía otra oferta seductora: comprar los biológicos a través de un fondo de la Organización Panamericana de la Salud que garantizaba muy buenos precios. Aún hoy las vacunas que administra el Plan Ampliado de Inmunización son adquiridas a través de esa ruta.

Pero dejar de lado esa capacidad de producción ha tenido serias consecuencias. La más evidente es la dependencia farmacéutica que ha tenido que padecer Colombia en la pandemia. Mientras otras naciones han logrado avanzar rápidamente en sus procesos de vacunación, solo hasta hace unos días se lograron administrar más de 100 mil dosis por día. “No tenemos soberanía farmacéutica y debemos tomar decisiones para tenerla”, resume Fabio Aristizábal, químico farmacéutico y PhD en ciencias biológicas. Las preguntas son, ¿cómo recuperarla? ¿Se podrán producir vacunas contra el COVID-19?

Para responder esos interrogantes el primer paso es entender a qué se refieren quienes hablan de recuperar la producción de vacunas. Aunque es imposible abarcar toda la complejidad de esta discusión en unos pocos párrafos, hay dos grandes caminos que suelen tener en mente. Uno es construir una planta de biológicos, que es la base para llevar a cabo todo el proceso de producción a nivel industrial, es decir, el desarrollo, la fabricación, el envasado y la comercialización. La otra ruta consiste en ser solo parte de la “última milla” de ese largo proceso: participar únicamente en el envasado, el etiquetado y el llenado. Fill and finish es como suelen llamar a esta etapa en términos farmacéuticos.

Tanto la Alcaldía de Bogotá como el Gobierno Nacional han, al menos, contemplado ambos escenarios. Pese a que sus apuestas (y su claridad) son muy distintas, los dos dependen de los recursos que tengan disponibles, del plazo que se tracen para participar en este mercado y de las alianzas que logren hacer con empresas nacionales y con las compañías que ya tienen una vacuna para el coronavirus. Cualquiera que sea la ruta que elijan, deben asegurar una “transferencia de tecnología”, algo así como el traslado de conocimientos y habilidades necesarias para lograrlo.

Pero para poder entender mejor la complejidad de este asunto, lo mejor es ir paso a paso.

Claudia López vs. Iván Duque

Aunque ambos hicieron sus anuncios con bombos y platillos, lo cierto es que ni Claudia López ni Iván Duque tienen un proyecto específico trazado ni han hecho estudios concretos sobre la viabilidad de sus planes. Tampoco de sus costos. Sin embargo, sí hay en sus planes diferencias notables.

La alcaldesa, por su parte, además de tener a una persona encargada y un comité asesor, tiene disponibles $180.000 millones que sobraron de la instalación del hospital transitorio que fue construido en Corferias. El Gobierno Nacional, por el contrario, no ha revelado ninguna cifra ni estrategia. Al preguntarle al Ministerio de Salud sobre los recursos, prefiere guardar prudencia y lanzarle la pelota al Ministerio de Hacienda.

Uno de los puntos en común de ambas propuestas son sus intenciones de tocar puertas internacionales. López asegura que ya tuvo encuentros con los embajadores de Inglaterra, China y EE. UU., y que les envió propuestas a las compañías farmacéuticas AstraZeneca, Sputnik V, Jonhson & Jonhson y Sinovac. ¿En qué consisten específicamente? No lo sabemos.

Leonardo Arregocés, de la Dirección de Medicamentos del Minsalud, cuenta, por su lado, que la Agencia de Cooperación Francesa ya está interesada en apoyar la producción colombiana de vacunas. De hecho, nos dijo otra fuente del Gobierno, representantes de esa cartera han conversado con la Embajada de Francia para explorar la posibilidad de hacer alianzas con la multinacional Sanofi, una de las grandes productoras de biológicos. ¿Cómo se involucraría esa compañía? Tampoco lo revelan.

Más allá de estas semejanzas y diferencias, el sector privado tiene una petición: “Nosotros hemos conversado tanto con el Gobierno como con el Distrito. Celebramos sus intenciones, pero creemos que esta es una conversación que debe darse de manera articulada entre ambos y siempre respetando el libre mercado”, dice Ana María Vesga, directora de la Cámara Farmacéutica de la ANDI.

“A diferencia de hace un año, hoy veo una gran disposición para conversar”, asegura José Luis Méndez, presidente de Asinfar, que reúne varios laboratorios nacionales. “También me han llamado el Ministerio de Salud y la Alcaldía, pero, si avanzamos, ojalá sea de la mano de un consorcio del Estado, porque necesitamos acompañamiento jurídico, financiero y regulatorio”.

¿Pero en el Ministerio de Salud han conversado con la Alcaldía de Bogotá? “No, no hemos hecho ninguna reunión formal, pero no veo ninguna razón para no trabajar juntos”, responde Arregocés. “Esto no es una competencia para ver quién llega primero a la meta”, replica Carolina Gómez, de la Alcaldía. “Para iniciar la voluntad política es determinante, y hoy la tenemos. Debemos aprovecharla. Los esfuerzos deben encaminarse hacia un mismo objetivo; por eso propicié una primer reunión informal con el director de medicamentos del Minsalud”.

“Colombia quiere entrar en la última milla”

Cuando en agosto de 2020 el mundo supo que Argentina y México participarían en la producción y la distribución de la vacuna de AstraZeneca, hubo un detalle que los líderes de la compañía no revelaron. Antes de llegar a acuerdos con esos países, se habían acercado a Colombia para estudiar la posibilidad de que nuestro país ayudara en el fill and finish (envasado y etiquetado) de su biológico. “Infortunadamente la propuesta no tuvo eco ni en el Gobierno ni en el sector privado”, cuenta uno de los empresarios que estuvo al tanto de las conversaciones. “No fueron proactivos. Estaban más pendientes de lo urgente (los ventiladores y las resoluciones) que de lo importante: las vacunas”*.

Que Colombia participara de alguna manera en ese proceso era una idea que muy pocos contemplaban. Pero, como coinciden todas las personas que entrevistamos para este texto, el COVID-19 reveló que es necesario volver a involucrarse en ese mercado y prepararse para futuras pandemias. Y, justamente, la mejor propuesta, por el momento, parece ser la misma que hizo AstraZeneca el año pasado: ser parte del fill and finish, es decir, en palabras muy sencillas, recibir el producto en tanques y trasladarlo a una planta estéril que cumpla todos los requisitos de calidad para llenar ampolletas. Como apunta la farmacoepidemiológa Claudia Vaca, es el mejor camino para optimizar los recursos.

De hecho, para Méndez, de los laboratorios nacionales, es la ruta correcta para participar en ese mercado. ¿La razón? Es una buena manera de empezar a hacer transferencia de tecnología y aprovechar las capacidades de la industria colombiana. Aunque no revela los nombres, cuenta que cinco de sus asociados ya están tratando de hacer acuerdos bilaterales con compañías extranjeras. Su fortaleza radica en que tienen plantas de inyectables que pueden ser aprovechadas en esa “última milla” de producción. Claro, de lograr algún pacto también tendrán que hacer inversiones para ampliar sus plantas, pues, explica, deben tener una línea independiente que garantice los otros medicamentos que requiere el país”.

Con él concuerda Ana María Vesga, de la ANDI: “Hoy hay compañías que pueden hacer eso, pero necesitan alistamiento, tiempo y dinero para involucrarse”. Desde la Alcaldía de Bogotá, como ha dicho la alcaldesa, también creen que es tal vez la mejor alternativa, por ahora. Aunque todos prefieren hablar con reserva, entre el sector industrial hay dos empresas colombianas que siempre han estado en el radar para cumplir esa tarea: Vitalis y Procaps. Incluso, como se supo hace unas semanas, Limor, una reconocida compañía de vacunas para animales, está en conversaciones con China para participar en esa etapa.

¿Quiere decir esto que la opción de desarrollar y producir vacunas desde cero está descartada? No. En la mesa de la Alcaldía, por lo menos, como supo El Espectador, ya han empezado a hacer cotizaciones con una empresa belga y con otra estadounidense expertas en la construcción de esas fábricas. Nadie se atreve a dar un precio preciso (puede oscilar entre US$20 millones y US$50 millones) ni a especificar una fecha en la que eso sucedería, porque todo depende de qué vacuna quiera desarrollar la ciudad (o el Gobierno Nacional). En la baraja hay varias opciones (de virus inactivado, de virus atenuado, de vector recombinante o de ARN mensajero), pero elegir una también depende de quién transfiere la tecnología para hacerlas. Si todo funcionara a la perfección, algunos hablan de dos años; otros, de 4.

En la otra cara de la moneda Arregocés, del Minsalud, asegura que también han contemplado esa opción, pero prefiere transitar con más cautela. Para él, antes de arriesgarse a dar cifras, es necesario hacer un estudio que analice la demanda de vacunas del país, las características de las que podría ofertar y el modelo de negocio. “Hay que analizar muy bien cómo hacerla sostenible en el futuro”.

Hay, sin embargo, otra opción que desde el año pasado fue una alternativa, pero nunca se concretó: que Vecol, una de las empresas más reconocidas en la producción de vacunas para animales, participe en este proceso. Aunque hace un año preferían ser mucho más prudentes, hoy su presidente, Juan Aurelio Moncada, reconoce que están interesados en involucrarse.

“Queremos contribuir a la salud del país, y para una empresa experta en producir vacunas es mucho más interesante participar en el proceso completo”, asegura Moncada. “Se requieren algunas especificaciones y controles diferentes, pero las plantas se pueden adaptar para hacer vacunas para humanos. Tenemos una muy buena infraestructura que cumple todos los estándares de calidad y tenemos una gran experiencia, principalmente, en el manejo de virus inactivado”.

¿Pero ya conversaron con el Distrito? “No, no nos han contactado”. ¿Y el Gobierno? “El año pasado nos llamaron desde el Ministerio de Salud y tuvimos dos visitas del INS en las que nos hicieron recomendaciones para participar en el fill and finish. No volvimos a hablar, pero entiendo que los intereses del Gobierno han cambiado y por eso nos vamos a reunir en los próximos días. Estamos abiertos a escucharlos”.

*Nota del autor: Después de publicado este artículo, el ministro Fernando Ruiz aseguró que, al menos al Ministerio de Salud, AstraZeneca nunca se acercó para iniciar conversaciones.

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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usucapion1000(15667)15 de marzo de 2021 - 01:01 a. m.
POPULISTAS, LO QUE VAN A PRODUCIR SON LOS EMPAQUES QUE LAS CONTIENEN. Este es el gobierno de las mentiras y las promesas y Claudia está cayendo en lo mismo.
tuopinioninsolente(29421)14 de marzo de 2021 - 04:58 p. m.
Par de imbeciles , no pues llega la ciencia-la investigacion-QUE FRAUDE de gobernantes-aberrantes- menos mal no vote por ninguno de los dos (2)-PAR DE SOBERBIOS IGNORANTES-
Francisco(12388)14 de marzo de 2021 - 02:02 p. m.
Los lideres Colombianos tienen un problema: La arrogancia y de no prestar atención a los problemas del país; sino a sus desmedidos apetitos burócraticos y económicos.Si no hubierán acabado con la planta de fabricación de vacunas hace 20 años, el país no estaria arrodillado a las farmaceuticas.Políticos como Pastrana y Uribe son los males de Colombia y por estar en peleas bizentinas estamos así.
efrain(11074)14 de marzo de 2021 - 01:47 p. m.
Al filántropo BILL GATES, Colombia le ha facilitado y colaborado en los estudios del ADN de las diferentes etnias los colombianos plantas y microrganismo, efectuados a través del Centro de Bioinformática y Biotecnología BIOS que opera en Manizales, ésta labor se hace con el fin de descubrir nuevos medicamentos útiles a salud y semillas agrícolas encausados a suplir el hambre mundial
efrain(11074)14 de marzo de 2021 - 01:47 p. m.
Además BIOS está trabajando en conjunto con laboratorios del mundo en: “Ante la emergencia por la pandemia de COVID. 19. Continuamos trabajando permanentemente y de manera virtual con nuestros aliados estativos para identificar soluciones que aporte a mitigar y controlar el virus. (http://bios.co/historia/).
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