La ciclovía les roba 19 minutos de sedentarismo a los niños de Bogotá

La Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes lideró un estudio en el que analizó cómo esta actividad dominguera aumenta la actividad física vigorosa y reduce el sedentarismo en menores. Casi mil alumnos hicieron parte de la muestra.

María Mónica Monsalve - @mariamonic91
30 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
La ciclovía de Bogotá, con más de 120 km, es la más larga del mundo. / Archivo
La ciclovía de Bogotá, con más de 120 km, es la más larga del mundo. / Archivo

El plan bogotano de los domingos, recordado por una pegajosa canción que iba “Bogotá no tiene mar, Bogotá no tiene mar, pero tiene ciclovía”, ha tenido un efecto positivo en la salud de los niños que va más allá de la simple recreación. Un estudio liderado por el grupo de investigación de epidemiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes e investigadores del Pennington Biomedical Research Center en Louisiana (Estados Unidos) encontró que los niños entre los seis y diez años que usan la ciclovía tienen, en promedio, seis minutos más de actividad física de moderada a vigorosa que los que no.

Aunque seis minutos puede parecer un tiempo corto, Olga Lucía Sarmiento, cabeza de la investigación y médica con un doctorado en epidemiología, explica que son minutos son vitales, pues los fines de semana suelen ser los días en que los niños son más sedentarios. Es más, los menores que reportaron ir a ciclovía más de una vez al mes tenían 19 minutos menos de tiempo sedentario que los que iban a ciclovía solo una vez cada 30 días o los que nunca participaban en las actividades que ofrece este espacio los domingos.

Llegar a estas cifras no fue un trabajo fácil. El equipo reunió la información de dos grandes estudios que se vienen desarrollando en colegios de Bogotá. Uno es el Icole, que tiene presencia en 20 colegios y siguió a 919 estudiantes en el 2012, y el otro es el MARA, que reúne 188 alumnos de tres instituciones educativas y se hizo en el 2013. A cada estudiante se le midió la altura y el peso, para sacar el índice de masa corporal, y también se le calculó el índice de actividad física y el tiempo sedentario. Es decir, el tiempo que pasaba quieto, viendo una pantalla.

Estos dos últimos datos implicaron una tarea gigante, comenta Sarmiento. Para conseguirlos, cada niño debía usar un acelerómetro durante ocho días, todo el tiempo, menos cuando estaban en la ducha. El acelerómetro, que se pone a la altura de la cadera, mide segundo a segundo la aceleración de cada persona. Una vez se tiene este número a mano, los investigadores usan una ecuación para convertirlo en un índice de actividad física de moderada a vigorosa.

A partir de esta información, los investigadores también pudieron concluir que la mayoría de los niños y niñas que van a la ciclovía (el 92%), alcanzan a cumplir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de hacer actividad física durante, por lo menos, 60 minutos. “Y el tiempo en el que no se están moviendo, haciendo ejercicio, por lo menos están socializando, porque casi todos reportaron que van a la ciclovía con amigos y familia”, comenta la médica.

Para Sarmiento, la ciclovía de Bogotá, que con más de 120 km es la más larga del mundo, es también una de las estrategias más públicas y abiertas que existen. “Un gran porcentaje de la población que estudiamos, de niños, es estrato 1 y 2, apenas el 5 % era de estrato 5 y 6, entonces estamos hablando de una actividad de salud pública que rompe barreras en una ciudad tan segregada como Bogotá”.

Pero ¿por qué un grupo de médicos e ingenieros quisieron estudiar la ciclovía? Sarmiento comenta que desde hace casi 10 años se han venido estudiando en Latinoamérica programas comunitarios o estrategias a nivel de ciudad para que las personas sean más activas y así encontrar pistas para vencer la epidemia de obesidad que tiene en alerta al mundo. Aunque a nivel internacional hay casi 400 programas similares a la ciclovía, la de Bogotá se ha convertido en un referente. “El año pasado se implementaron casi 60 programas en la India basados en lo que hacemos en Colombia, e igual sucedió en Sudáfrica”. Pero ahora, además, se tienen datos puntuales de cómo esta actividad dominguera está potenciando la salud de los niños, pues a pesar de que existían estudios similares en adultos, este, publicado este mes en la revista Plos One, es el primero que se centra en niños.

“La ciclovía de Bogotá es una innovación de Latinoamérica, que viene de un país del sur y se retoma en los del norte, cuando estamos acostumbrados a que las innovaciones sean en la vía contraría”, concluye Sarmiento. “Además, no solo es una innovación de salud, sino que usa la bicicleta, que es un trasporte sostenible y hace al niño más activo, algo que, a la larga, puede ayudar con un desarrollo cognitivo adecuado”.

Por María Mónica Monsalve - @mariamonic91

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