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Las preocupaciones de los epidemiólogos por la situación de Santander

La sociedades científicas están inquietas por las decisiones que están tomando las autoridades en Santander. “No es prudente ni sensata la apertura de sectores productivos”, dicen. Piden que escuchen a los expertos.

29 de agosto de 2020 - 02:57 a. m.
Los expertos piden tomar decisiones de acuerdo con el comportamiento de la epidemia.
Los expertos piden tomar decisiones de acuerdo con el comportamiento de la epidemia.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Los hospitales de Santander no están pasando por un buen momento. A medida que el número de casos de COVID-19 ha aumentado, sus unidades de cuidado intensivo (UCI) han empezado a llenarse. De las 505 que tiene el departamento, solo el 22% está disponible, según el Ministerio de Salud. En total, se han registrado 16.812 infectados y 668 fallecidos. (Lea todas las noticias del coronavirus)

La situación tiene preocupados a los líderes de las sociedades científicas. El motivo es sencillo: la posible reactivación del turismo y la apertura de establecimientos que ha anunciado la Gobernación pueden poner en serios aprietos al departamento.

“A diferencia de otras regiones del país como Bogotá, Medellín y Barranquilla, Santander atraviesa una fase de la pandemia por COVID-19 con un número de casos y muertes en ascenso”, aseguran en un comunicado que acaban de hacer público.

El documento está firmado por Julieta Rueda García, presidenta del capítulo Santander de la Asociación Colombiana de Medicina Interna; Luis Miguel Sosa, presente capítulo nororiente de la Asociación colombiana de Infectología; Mauricio Orozco, presidente capítulo oriental de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax; Víctor Manuel Mora, presidente regional de la Asociación Colombiana de Pediatría; Luis Alfonso Pérez, presidente regional de la Asociación Colombiana de Neonatología, y Patricia Arria, presidenta del Colegio Médico de Santander.

En el comunicado son claros respecto a sus inquietudes: “Vemos con preocupación la decisión del gobierno departamental respecto a la reactivación del turismo, viajes intermunicipales, apertura de gimnasios y restaurantes en un momento en que Santander presenta un aumento acelerado de casos”, incremento que se puede observar en la siguiente gráfica del Instituto Nacional de Salud:

Su invitación al gobierno departamental es a continuar con las restricciones establecidas desde el inicio de la pandemia, pues la presión hacia el sistema de salud “es cada vez mayor y el departamento no cuenta con el número suficiente de camas de hospitalización y unidades de cuidados intensivos, ni tampoco con el talento humano necesario para atender el incremento vertiginoso de la demanda de servicios de salud derivado del número de casos en aumento que se vería reflejado en dos o tres semanas luego de la reapertura”.

También piden al Gobernador y a los alcaldes que hagan un análisis crítico de la información que demuestre una disminución de la presión sobre el sistema de salud, y con base en ello tomen decisiones respecto a la reactivación progresiva de las actividades económicas.

“Creemos que no es prudente ni sensata la apertura de sectores productivos o centros educativos, e invitamos a reflexionar desde el análisis económico si resulta más costoso una hospitalización prolongada, antes que la dotación de herramientas tecnológicas a nuestros menores, entre muchos otros ejemplos”, solicitan. “Invitamos al gobierno departamental a continuar con las restricciones establecidas desde el inicio de la pandemia”.

Laura Rodríguez, profesora del Departamento de Salud Pública de la Universidad Industrial de Santander (UIS) e integrante de la Sala situacional de COVID-19 en Santander, comparte las inquietudes de las sociedades científicas. “Estamos en una fase de la epidemia distinta a la de las ciudades más grandes. La apertura económica no es una decisión sensata”, explica.

A sus ojos, las autoridades del Área Metropolitana de Bucaramanga deben tomar decisiones independientes a las que promueve el Gobierno central, pues deben estar más ajustadas a la realidad local.

“Y la realidad es muy preocupante”, añade Javier Idrovo, médico epidemiólogo y profesor de la UIS. “Estamos alcanzando el pico que debería cumplirse en octubre. Pero si llevan a cabo esta apertura estamos cometiendo un error muy grande. Es hora de que escuchen a los expertos y de mejorar la vigilancia porque lo cierto es que el problema principal es que Santander nunca se preparó”. Para él un buen ejemplo de ello es que el laboratorio de salud pública departamental no ha hecho ninguna prueba diagnóstica PCR.

Las sociedades científicas resumen todo lo que está sucediendo un párrafo: “Somos conscientes que no existen fórmulas mágicas, pero invitamos a la reflexión sobre la situación específica de nuestro departamento. La reapertura implica asumir la responsabilidad de sus consecuencias; que en este caso son: pérdidas de vidas, colapso de servicios y sufrimientos innecesarios que bien pueden evitarse siendo prudentes al adoptar estas decisiones”.

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