Malaria, una enfermedad que empeora en embarazadas

Investigación de la Universidad de Antioquia, que fue publicada en la revista “Biomédica”, analizó la información de 111 mujeres gestantes que desarrollaron esta enfermedad en el departamento. Encontraron que entre el 13,5 y el 23,4 % habían desarrollado malaria con complicaciones graves.

María Mónica Monsalve - @mariamonic91
13 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
Pixabay
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La malaria, una enfermedad que parecía irse apaciguando con el tiempo, volvió a ser noticia a escala mundial. Tras casi una década de descenso sostenido, la OMS informó que entre el 2016 y el 2017 los casos habían aumentado en América. Gran parte de la responsabilidad, también dijeron, se debía a la situación de Venezuela, un país donde después de prácticamente eliminar la enfermedad, en 1955, aumentaron los casos al 84 % en un solo año.

Mientras todos estos picos y valles vienen sucediendo, en Colombia, un grupo de investigación se ha dedicado a analizar cómo ha sido el paso de la malaria por nuestro país desde 1990. Han examinado cómo combatir la enfermedad, viéndola como un problema de salud pública, y vienen investigando qué plantas colombianas podrían albergar un potencial para nuevos tratamientos contra el paludismo. El último factor al que el grupo de investigación de malaria de la Universidad de Antioquia le puso la lupa, que fue publicado la semana pasada en la revista Biomédica, es a cómo la malaria puede impactar la salud de las mujeres embarazadas.

Desde la Facultad de Medicina de la universidad, el doctor Alberto Tobón, parte del grupo y líder de la investigación, explica que a pesar de que se sabe que la malaria es diferente y más grave en mujeres embarazadas, es poco lo que se ha estudiado al respecto. “La ciencia se ha centrado más en identificar alteraciones en la placenta, en la biología básica y en la inmunología. Pero en Colombia han sido poco estudiados los aspectos clínicos de la malaria en mujeres embarazadas. Es decir, cuáles son los síntomas y condiciones con los que están llegando a clínicas y hospitales”.

Para resolver varias dudas que le empezaron a rondar a él y a sus colegas, decidieron armar un estudio que les ayudara a describir este escenario. En este hallaron datos como que el 13,5 % del grupo de mujeres analizado habían desarrollado malaria con complicaciones graves según criterios de la OMS. Mientras, si se tenían en cuenta los criterios de las guías colombianas, los casos graves ascendían al 23,4 %.

Lograr armar este panorama implicó reunir la información de 111 mujeres que cumplieron con el diagnóstico de malaria y que estuvieron embarazadas en Antioquia, entre el 2010 y el 2014. Se enfocaron en seis hospitales de segundo y tercer nivel del departamento. El 61,3 % eran de Medellín, 26,1 % de Caucasia, 13,5 % de Apartadó y 5,4 % de Puerto Berrío.

En el grupo, recuerda Tobón, se presentaron varios síntomas. Fiebre, con 79,3 % de los casos, fue el síntoma más común, seguido de cefalea (67,6 %) y escalofrío (47,7 %). (Ver infografía). Pero para él, lo verdaderamente preocupante son los casos de mujeres embarazadas que no presentan síntomas, pues la investigación también encontró un “subregistro hospitalario del 88 % de los casos graves y falta de exámenes de laboratorio que permitieran un diagnóstico más completo”.

“Existe una recomendación de que se haga un control prenatal de seis o siete consultas, pero en Colombia el promedio está por debajo de dos consultas. Por esto hemos propuesto que para zonas endémicas de malaria siempre que llegue una embarazada se haga un examen de gota gruesa”, comenta.

El examen que menciona Tobón se trata de un proceso simple en el que a la persona se le pincha un dedo y se le toma una muestra de sangre. Esa muestra, o gota, se pone sobre una lámina de vidrio que, después, se observa bajo el microscopio. Así un experto es capaz de estimar la cantidad de parásitos Plasmodium (falciparum o vivax) que tiene la persona por microlitro de sangre y calcular, de alguna manera, qué tan grave es el caso. Pero el problema es que, pese a su sencillez, es un examen que no siempre se está haciendo.

¿Por qué es importante hacerlo? La respuesta, en cierta medida, también la resuelve parte de la investigación de la Universidad de Antioquia. Estudios previos, comenta el investigador, han señalado que la salud de los recién nacidos se puede ver impactada negativamente cuando la madre gestante tiene malaria: “Infección al nacer, que es una malaria congénita, bajo peso y talla, o que los niños tengan trastorno del desarrollo más adelante, así como mayor susceptibilidad a enfermedades crónicas”.

Y estas hipótesis se ven reflejadas en los datos recientemente publicados. Durante los cuatro años que analizó el estudio 55 de las 111 mujeres (49,5 %) dieron a luz. Entre los recién nacidos el 29,1 % presentó bajo peso al nacer y en el 70,8 % de los casos fueron prematuros, menores a 36 semanas.

“Se trata de complicaciones que se pueden alertar, diagnosticar y tratar mejor cuando hay datos disponibles”, comenta Tobón. “Lo que nos confirma que a toda materna que está en una zona con alta prevalencia de malaria, de entrada, se le deben ofrecer cuidados especiales y de diagnóstico”.

Por María Mónica Monsalve - @mariamonic91

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