El estudio más grande hasta la fecha sobre la base genética de la sexualidad reveló cinco puntos en el genoma humano que están relacionados con el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, pero ninguno de los marcadores es lo suficientemente confiable como para predecir la sexualidad de alguien. Es decir que no hay algo parecido a un "gen homosexual", o una predisposición a cierta sexualidad.
El estudio fue publicado por la revista Science y se basó en el estudio de los genomas de 500.000 personas. Los resultados confirmaron viejas sospechas: aunque las preferencias sexuales humanas tienen un componente genético, ningún gen tiene efectos sobre los comportamientos sexuales.
Los genetistas del MIT y de la Universidad de Harvard estimaron que el 25% de los comportamientos sexuales pueden ser explicados por la genética, el resto depende de factores ambientales y culturales. Sin embargo, y de acuerdo con la revista Nature, los resultados pueden no ser representativos de la población general porque la mayor parte de los genomas con las que trabajaron vinieron del Biobanco del Reino Unido y de la compañía de genética 23andMe (California). Las personas que aportan su información genética a esas bases de datos son predominantemente de ascendencia europea y tenían entre 40 y 70 años cuando se recopilaron sus datos.
Para los análisis genéticos, los investigadores dejaron a un lado a personas cuyo sexo biológico y género no coincidían, es decir que no incluye a personas transgénero e intersex.
Los investigadores utilizaron un método conocido como estudio de asociación de todo el genoma (GWAS) para observar los genomas de cientos de miles de personas en busca de cambios en el ADN de una sola letra llamados SNP. Nature lo explica así: si muchas personas con un rasgo en común también comparten ciertos SNP, es probable estén relacionados de alguna manera con esa característica. Dividieron a los participantes del estudio en dos grupos: los que informaron haber tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo y los que no lo hicieron. Es decir, homosexuales y heterosexuales. Luego, los investigadores realizaron dos análisis separados.
En el primero evaluaron más de un millón de SNP y analizaron si las personas que tenían más SNP en común entre sí también informaron comportamientos sexuales similares. Los científicos descubrieron que la genética podría explicar del 8 al 25% de la variación en el comportamiento sexual. En el segundo, los investigadores buscaban saber qué SNP particulares estaban asociados con comportamientos sexuales del mismo sexo. Concluyeron que cinco SNP eran más comunes entre esas personas. Esos cinco explicaron menos del 1% de la variación en el comportamiento sexual. Es decir que hay muchos genes que podrían influir en el comportamiento sexual, pero ninguno que pueda predecir (de manera sugestiva o definitiva) la sexualidad de un individuo porque ningún gen tiene un efecto mayor en los comportamientos sexuales.
"Simplemente nos muestra que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es mucho más complejo que esta idea de tener un solo gen que influya en todo. Muestra que hay factores genéticos, que habíamos sospechado hace mucho tiempo ... pero también muestra que esos factores genéticos no cuentan toda la historia", dijo Eric Vilain, director del Centro de Investigación de Medicina Genética del Sistema Nacional de Salud Infantil, al Washington Post. (Vilain no participó del estudio).
En un comunicado, la Alianza Gay y Lésbica (GLAAD), dijo que la investigación "proporciona aún más evidencia de que ser gay o lesbiana es una parte natural de la vida humana, una conclusión que los investigadores y científicos han sacado una y otra vez. Las identidades de las personas LGBTQ no están en debate. Esta nueva investigación también confirma la comprensión establecida desde hace tiempo de que no existe un grado concluyente en el que la naturaleza o la crianza influyan en el comportamiento de una persona gay o lesbiana".