Para tener una mente sana, ¿mejor el campo o la ciudad?

Enfermedades como la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la ansiedad, pánico y fobia social afectan en menor medida a las personas que viven en áreas rurales de Colombia.

Paula Andrea Grisales Naranjo - Pesquisa
20 de noviembre de 2018 - 11:59 p. m.
Archivo - El Espectador
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Mayores niveles de pobreza llevan a que las personas sean propensas a tener más enfermedades mentales. Esta era una premisa que se daba por cierta en Colombia hasta hace poco, cuando un análisis hecho por investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana demostró que la realidad es otra.

El estudio, liderado por la epidemióloga Esther de Vries y el médico psiquiatra Carlos Gómez-Restrepo, analizó la relación entre la calidad de la vivienda y la prevalencia de enfermedades mentales, a partir de los datos recolectados por la Encuesta Nacional de Salud de 2015, según la cual en el campo y, particularmente, en zonas apartadas, las peores condiciones de vivienda están asociadas con menores niveles de depresión y ansiedad, es decir, que allí gozan de mejor salud mental.

El análisis tuvo en cuenta a 9.656 encuestados y se observó que en áreas urbanas la prevalencia de ansiedad y depresión fue de 9,6%, mientras que en áreas rurales fue de 6,9%.“Curiosamente, dentro de las áreas rurales, las personas que viven en ‘centros poblados’ ―pueblos pequeños― tienen una mayor prevalencia de cualquier trastorno mental en comparación con los que viven más aislados, en áreas dispersas”, indican los investigadores.

Entre los trastornos mentales que se tuvieron en cuenta están los depresivos, el afectivo bipolar, de ansiedad, pánico y fobia social. Por otro lado, para medir las condiciones de la vivienda, se tuvieron en cuenta aspectos contemplados en la medición del índice multidimensional de pobreza, como el acceso al sistema de alcantarillado, si el baño estaba ubicado dentro de la casa, el tipo de acceso al agua, el material principal de los pisos y las paredes, el suministro de electricidad y la recolección de basura.

Posibles explicaciones

Pese a que el estudio no se centra en el porqué del hallazgo sino que da cuenta de la asociación estadística entre condiciones de vivienda y enfermedad mental, los investigadores proponen algunas hipótesis. Entre ellas, que en el ámbito rural los lazos interpersonales son más fuertes. Las personas de una misma familia tienden a vivir muy cerca y, por lo tanto, este soporte emocional puede ser un factor de protección para la persona frente a la depresión y la ansiedad.

De Vries y Gómez-Restrepo se refieren a estudios que asocian el estrés a la competencia social ―es decir, cuando las personas se comparan con otras en términos socioeconómicos―, un factor muy común en las ciudades. “En el campo, el medio no es tan propicio para la comparación, porque casi todos los vecinos tienen las mismas características en términos socioeconómicos: se dedican a actividades económicas similares, los lazos entre personas son más estrechos y hay mayor colaboración entre las personas”, señala Gómez-Restrepo, quien actualmente es el decano de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana.

El impacto del conflicto armado

Frente al hallazgo, los investigadores contemplan la posible incidencia del cese de la violencia en el campo a raíz de los diálogos de paz: “Cuando se realizó la encuesta, ya había disminuido bastante el conflicto armado y eran más tranquilos los sitios donde se tomaron las muestras, esto quizás pudo haber influido”.

El conflicto y, en especial, el desplazamiento forzado son posibles factores que tienden a aumentar los niveles de las enfermedades mentales en el ámbito urbano, pues las poblaciones que llegan a la ciudad pierden los lazos de apoyo, como amigos y vecinos, y, en general, se encuentran desconectadas de la sociedad.

Por otro lado, más allá de los migrantes, se encontró que en las áreas urbanas los factores asociados con las enfermedades mentales contemplan aspectos como el haberse separado de un compañero sentimental, tener un título universitario y no estar afiliado al sistema de seguridad social.

“Tanto en el ámbito rural como en áreas urbanas, se encontró que las enfermedades mentales están asociadas con la disfunción familiar, no tener con quién hablar de los problemas personales y haber experimentado conflictos armados”, explican los investigadores.

Más hipótesis

De acuerdo con la investigación, es posible que las altas exigencias de la vida laboral en la ciudad, así como conducen a un mejor nivel de vida, también produzcan otro tipo de consecuencias. “Tenemos la hipótesis de que entre los profesionales altamente capacitados la salud mental es cada vez más importante para su desempeño, lo que puede ser el motivo por el que observamos más ansiedad y depresión en las clases socioeconómicas más altas ―las que tienen la mejor calidad de vivienda―”, indica De Vries.

Los valiosos resultados de este estudio dejan, así, una variedad de temas para un análisis profundo de cómo y por qué las características de las viviendas que habitamos y de su entorno tienen consecuencias en nuestra salud mental.

*Este artículo fue publicado por Pesquisa, una revista de divulgación de ciencia de la U. Javeriana. 

Por Paula Andrea Grisales Naranjo - Pesquisa

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