The Rolling Stones para manejar los duelos

Javier Auli es un psiquiatra que ayuda a los niños a superar sus pérdidas. Escucharlos, enseñarles a manejar la frustración y pensar en canciones de la banda británica, son algunas de sus apuestas.

Mariana Rolón Salazar
07 de mayo de 2017 - 02:00 a. m.
 Fanáticos en una  exposición de arte donde se  conmemoraba  el aniversario número  50 de los Rolling Stones. /  AFP
Fanáticos en una exposición de arte donde se conmemoraba el aniversario número 50 de los Rolling Stones. / AFP
Foto: AFP - CARL COURT

You can’t always get what you want es el título de una canción de los Rolling Stones y una máxima para Javier Auli Carrasco: estudió medicina y se especializó en Psiquiatría en la Pontificia Universidad Javeriana.

Su experiencia le enseñó que para manejar el duelo infantil es necesario enseñarles a los niños a manejar su frustración. Y una manera de hacerlo, le dijo a El Espectador, es mostrándoles que “las cosas son como son y no como yo quiero que sean” y “que son cuando son y no cuando yo quiero que sucedan”. Tal como dice la canción de la agrupación británica.

¿Qué es el duelo?

El duelo es siempre nuestra reacción ante una pérdida. Tener un duelo es algo normal, pues significa enfrentar una realidad. Tú no todos los días estás bien, pasas por momentos. Hay días en que puedes tolerar más fácilmente una broma, un comentario. Tienes ciclos en que también te tienes que enfrentar a momentos difíciles de la vida. Y la forma como yo los enfrento me permite ir madurando o creciendo. Entonces lo importante es cómo logro aprender a manejar mis frustraciones y a ser capaz de asimilar las derrotas.

¿Cómo trabaja un psiquiatra el duelo infantil?

Cualquier persona que trabaje en salud mental tiene que trabajar con duelo, porque si hay una constante en el ser humano es la pérdida. Además, de alguna forma es necesaria. Uno tiene que perder cosas, pues la única forma de ir creciendo y desarrollándose es el cambio, y el cambio no es otra cosa que la pérdida. La pérdida es algo constante, porque las cosas tienen un límite de tiempo, de existencia, son finitas.

Y en el caso de los niños, ¿es más difícil comunicarse con ellos?

De pronto es todo lo contrario. Es más fácil, porque el niño a través de su experiencia cuenta más y de una manera más sencilla. Mientras que una persona que utiliza el lenguaje de manera elaborada y compleja, puede ocultar sus verdaderos sentimientos. Entonces el adulto puede ocultarse más fácilmente en la complejidad del lenguaje, que un niño a través de un juego expresar las verdaderas emociones, sin tanto misterio.

¿Cómo enseñarles a los niños a elaborar sus duelos?

Para un niño es más fácil entender primero qué es el duelo o qué es el dolor y cómo lo debe manejar. Entonces uno debe entender que entre más pequeña es la persona, menos herramientas tiene para manejar sus propios dolores. Es fundamental que el niño tenga, de alguna forma, un medio que lo ayude a manejar esas herramientas de manera adecuada. Es decir, que a los niños les enseñen a manejar la frustración desde muy chiquitos. Por ejemplo, diciéndoles “hay momentos en que puedes ver televisión y momentos en que ya no puedes”. Si un adulto, de manera sensata, le enseña a un individuo a manejar ese tipo de situaciones, y lo hace de manera cariñosa, respetuosa, es una autoridad bondadosa.

Por eso, como adulto, se puede ayudar a una persona a formarse y ayudarle a entender cuáles son las limitaciones que tiene la vida. Uno está enseñado a que todo es cuando uno quiere y como uno quiere. Y la realidad no es esa. La realidad es que las cosas son como son y no como yo quiero que sean, que son cuando son y no cuando yo quiero que sucedan. Ahí me suena la canción de los Rolling Stones que puede ser francamente útil: You can’t always get what you want. Eso es lo que uno tiene que aprender. No todo se da cuando yo quiero y como yo quiero, las cosas se dan de pronto como deben ser y tengo que aprender a reaccionar a eso, o debo ser feliz con lo que encuentro.

¿Cómo identificar que el niño está sintiendo dolor?

Tanto en niños como en adultos, porque al final eso termina siendo la misma cosa. Es decir, en los niños hay unas características y en los adultos puede haber otras. Pero hacer un duelo es normal, es normal que tengas varios sentimientos asociados a ese dolor. Hay un punto en el que eso se vuelve anormal: cuando, de alguna manera, parte tuya se muere con el muerto, ahí el duelo es patológico. Cuando tú resignas parte de ti mismo, es una cosa patológica.

Si yo identifico que mi hijo está teniendo problemas en la manera como enfrenta sus pérdidas, ¿qué debería hacer?

Si una persona ve a alguien sufrir, por ejemplo una mamá, lo lógico es tener una actitud de escucha. Ser una persona receptiva, ayudarle con la primera etapa, que sería: “dígame qué le pasa”. O simplemente entender o aprender a reconocer las cosas del otro, porque a uno le cuesta mucho trabajo entender lo que el otro siente. Si uno entiende la circunstancia del otro, probablemente es la mejor forma de ayudarle a sacar eso que de alguna manera puede ser bastante incómodo o muy doloroso. Si eso no es suficiente, es mejor pedir ayuda de un profesional.

¿Cómo hacer para que los niños confíen en uno luego de que han sufrido tanto?

Precisamente ese es el problema. Una persona que solo ha recibido maltrato, agresión física, rechazo, abandono, probablemente agresión sexual, ¿cómo cambiarle el mundo a esa persona? Es muy difícil y ahí se necesitan personas que trabajen con ellos de manera constante, necesitan un trabajo muy, muy largo.

Por Mariana Rolón Salazar

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