Vuelve la amenaza del ébola

Las alarmas sobre el noveno brote de este virus desde que se descubrió en 1976, volvieron a prenderse. Ya llegó a una ciudad portuaria en la República Democrática del Congo y las autoridades de salud suman esfuerzos para que no se traslade a la capital.

- Redacción Vivir
19 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.
Luego de dejar las instalaciones del hospital de Bikoro, en la República Democrática del Congo, los médicos se someten a una intensa desinfección.   / AFP
Luego de dejar las instalaciones del hospital de Bikoro, en la República Democrática del Congo, los médicos se someten a una intensa desinfección. / AFP

La epidemia de ébola que se presentó entre 2014 y 2016 quedó registrada como una de las más inquietantes de los últimos años. Las más de 11 mil vidas que cobró dejaron varias enseñanzas a los organismos de salud del mundo entero. Hasta cien veces más pequeños que una bacteria (y cabrían 10 mil de ellas en un centímetro), los virus habían vuelto a demostrar que pueden llegar a ser uno de los enemigos más peligrosos de los humanos. (Lea: Confirmado nuevo caso de ébola en el Congo, el primero en zona urbana)

Los epidemiólogos lo saben y, por eso, desde que a principios de abril de este año aparecieron las primeras pistas de un nuevo brote de ébola en una zona rural de la República Democrática del Congo, se empezaron a hacer esfuerzos para contenerla. Las alarmas, sin embargo, no bastaron para frenar esas diminutas partículas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya confirmó uno de los temores médicos: el ébola ya saltó de esa región campestre llamada Boroko a Mbandaka, una ciudad portuaria con cerca de 1,2 millones de personas. Las palabras de Peter Salama, subdirector general de respuesta de emergencia de la OMS, resume el porqué de las inquietudes: “Eso cambia las reglas del juego. El ébola urbano es un animal muy diferente al ébola rural”.

A lo que se refería Salama es a que las probabilidades de contagio son mucho más altas cuando estos virus llegan a las grandes ciudades. Las enfermedades infecciosas hoy viajan a una gran velocidad, y si no se toman medidas urgentes, el ébola puede empezar a coger ventaja. Hasta este viernes  23 personas habían muerto por culpa de este nuevo brote (tres han sido confirmados como portadores del virus) y los cálculos de los centros congoleses indicaban que había 21 más sospechosos. Otros 20 estaban en la lista de probables infectados.

Su arribo al centro portuario es una razón suficiente para que los organismos de salud vuelvan a estar nerviosos. Para el caso de la República Democrática del Congo, la OMS consideró el nivel de riesgo como “alto”, mientras que para el resto de la región africana es “moderado”. Como hasta el momento no hay suficientes razones para declarar una emergencia mundial, el riesgo internacional se mantiene en la categoría de “bajo”. (Puede leer: Nuevo brote de ébola en África: mueren 17 personas en el Congo por fiebres hemorrágicas)

Pero si bien el brote es inquietante, las condiciones para enfrentarlo han cambiado. Por un lado, las diferentes agencias de salud saben que esta vez tienen que responder con mucha más rapidez que en 2014 y por eso cerca de sesenta expertos internacionales ya arribaron al Congo. Otros 40, advirtió Salama, están camino para ayudar a contener una posible epidemia.

Además, la OMS ya destinó US$1 millón y se comprometió con el envío de batas, botas, tapabocas y guantes. Estados Unidos aportó otros US$2 millones, la agencia del gobierno británico donó US$1,3 millones más y la organización de The Wellcome Trust aportó US$2,7 millones. 

Por otro lado, hay un factor que puede marcar la diferencia: la vacuna que fue desarrollada luego del último brote. Aunque aún no tiene licencia, en 2016 demostró su efectividad tras realizar pruebas en África Occidental. rVSV-ZEBOV, fue el nombre con la que la bautizaron. (Lea: En Liberia el efecto del ébola "mató más que el propio virus")

La OMS ya envió 4 mil dosis a Kinshasa, la capital congolesa, y esperan que el próximo lunes empiecen las jornadas de aplicación de este medicamento. La idea es identificar a todas las personas que han estado en contacto con los infectados y aislar el virus lo más rápido posible. El objetivo es evitar que llegue a esa metrópoli o a Brazaville, que tiene cerca de dos millones de habitantes. En caso de que alcance estos puntos, que tienen conexiones aéreas con varias ciudades, el ébola de nuevo será difícil de contener. 

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Meliandou es un pequeño pueblo al sur de Guinea en África. Después de varios meses de investigaciones, de entrevistas y de pruebas en laboratorio, un grupo de científicos descubrió cuál había sido el origen del brote de ébola de 2014: un niño de apenas dos años se había contagiado al jugar con un murciélago, el principal vehículo de transmisión del virus. 

Es difícil saber cuáles fueron las razones por las que se ocasionó este nuevo brote, pero los animales salvajes suelen ser el foco de infección. Chimpancés, gorilas, monos o murciélagos fruteros forman parte del grupo de especies que pueden contagiar a los humanos, a través del contacto directo con su sangre o fluidos. El ébola también se puede transmitir por medio de secreciones o tejidos de personas infectadas.

Los síntomas de la enfermedad que provoca son varios. Fiebre, debilidad, diarrea, vómito y dolor de cabeza, en los músculos y en las articulaciones son parte del conjunto de dolencias. También se puede presentar sarpullido, enrojecimiento de los ojos y sangrado interno y externo, y en poco tiempo las hemorragias y el daño renal y hepático pueden provocar la muerte. 

Por - Redacción Vivir

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