“A mí me pusieron el título de diva”

Amparo Grisales está en temporada en el Teatro Patria con su obra “Me ericé”, en la que cuenta cómo han sido sus 45 años de vida artística, durante los que, asegura, recibió muchos ladrillos de la gente que le sirvieron para construir un castillo.

* El Espectador
21 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.
Para Amparo Grisales su obra “Me ericé” no es un “stand up comedy” o un unipersonal, sino un espectáculo. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Para Amparo Grisales su obra “Me ericé” no es un “stand up comedy” o un unipersonal, sino un espectáculo. / Mauricio Alvarado - El Espectador

Está en la obra “Me ericé”, ¿es consciente de la primera vez que pronunció esas palabras seguidas?

Es algo orgánico, está en mi ADN. No me di cuenta de que se fuera a volver una frase tan importante. Nunca he dicho “se me paran los pelos de punta” o “se me pone la piel de gallina”, sino que desde pequeña he tenido esa reacción de mi cuerpo por alguna emoción, sea de susto, alegría o sorpresa. Me parece raro cuando la gente usa las otras expresiones.

¿Hoy significa algo distinto para usted?

Me parece que es algo que le causó mucha simpatía a la gente y se convirtió en una frase con la que me reconocen. Fui la primera sorprendida por esa respuesta y me hace erizar que las personas se ericen. Es linda y por eso la escogí para el nombre de mi espectáculo.

¿Cómo es el trabajo en equipo para la puesta en escena de su obra?

Es como una filigrana. Empezó como una obra normal, se adhirieron elementos que han hecho de esta un gran espectáculo. Hablando con Pucheros –César Betancur, el libretista–, que es muy amigo de la casa, y con Patricia –mi hermana–, querían que hiciera un espectáculo que hablara de mí. No es fácil hacerlo, pero fue tomando forma. Cuando empezamos a ensayar, llegaron otras cosas. Las canciones fueron hechas especialmente para mí y me muestran en cuerpo y alma. Ahí está la esencia de lo que siento y soy como persona.

¿En qué consiste la obra?

En parte también se armó con los ladrillos que la gente me avienta, porque he sido una gran receptora de estos durante toda mi vida. Lo que hago en la obra es un tránsito por mi carrera y por los diferentes personajes que me he topado en estos 45 años. Con las redes, para nadie es un secreto que soy blanco de bullying, se meten con todo: el canto, la persona, la actriz, la edad. No tengo enemigos, son admiradores secretos. Con todos esos ladrillos construí un castillo que es Me ericé.

¿Cuál fue su reacción al recibir por primera vez el libreto?

Pucheros es fantástico. Él hizo el libreto con base en todas las reuniones que tuvimos, no previo. Nos vimos muchas veces a hablar de lo que me había pasado, lo que quería satirizar e ironizar desde mi alma, poder decir cosas que muchas veces no se pueden decir, exorcizar todo. En los ensayos se fue puliendo, le fui poniendo más cosas de mi ser y de mi esencia. Él me captó perfectamente, por eso se llama En cuerpo y alma. Me río de mí misma y así soy una persona más feliz.

¿Qué elementos encuentra a la mano para burlarse de usted?

Tengo un humor muy picante, no lo sabía, los directores me han descubierto esa faceta. He sabido sacarle partido a todo. Hay cosas que, vistas desde la distancia, uno les encuentra el humor, cosas que de repente en su momento te causaron daño o te pegaron un bajonazo, te hicieron dudar de ti y sentir mal. Ironizo sobre lo que me ha pasado, por eso digo que la gente me va a ir a ver en cuerpo y alma y se irán con la esencia de mí.

Lleva 45 años siendo una “diva”, ¿qué piensa de esa expresión?

Ni me la creo, ni no me la creo. La gente cree que me la puse yo y no, a mí me pusieron la etiqueta de diva. Lo único que he hecho es trabajar. Serlo es un honor, no es simplemente vestirte de luces y creerte en la foto, sino que detrás de eso hay mucho trabajo para estar vigente. La vigencia es reinventarte, que la gente siempre se sorprenda, darles cosas de buena calidad.

El camino de la fama tiene sacrificios, ¿cuál es el que más le duele haber hecho?

Dolerme no porque, en la obra también lo digo, cambié los amores por el gran amor de mi vida, que es mi carrera, y eso no quiere decir que viva sin amor. Dolerme no, porque además le he dedicado mucho tiempo a mi familia, a mi mamá que se fue justo después del estreno de la obra. Ella nos dejó el legado de la felicidad, nos inculcó siempre estar con la frente en alto y es lo que trato de hacer. Lo que más me duele a veces es el trabajo físico, pero me duele el cuerpo de cansancio, estrés, adrenalina y falta de horas de sueño. Igual, es un dolor delicioso.

Por * El Espectador

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