Alejandra Azcárate: “La estética es el reflejo de tu estado anímico"

La modela y actriz es la presentadora de “Diez años menos”, un programa que relata el proceso de transformación estético y personal de 24 mujeres que, por situaciones de la vida, no aparentan su edad real.

Redacción Un chat con
13 de noviembre de 2019 - 02:00 a. m.
Alejandra Azcárate será la presentadora del programa.   / Cortesía
Alejandra Azcárate será la presentadora del programa. / Cortesía

¿“Diez años menos” en qué consiste?

Es un programa, netamente femenino, donde las participantes deciden entrar a un esquema de transformación porque vienen con historias emocionalmente fuertes por situaciones complejas, como duelos, separaciones abruptas, dificultades laborales, etc. Todas esas circunstancias se han empezado a mostrar en su plano estético y ellas son conscientes de que han empezado a mostrar más edad de la que tienen. El objetivo es que luzcan su edad real.

¿Cómo lograr que luzcan de su edad real?

Se les trata con maquillaje, peluquería, asesoría de imagen, vestuario, oftalmología, dermatología, odontología, pero eso sí, no pisan un quirófano. Se trabaja con los recursos que hay, o sea, es como son. No hay una metamorfosis agresiva ni queremos que sean diferentes, sino que se sientan mejor.

¿Qué mujeres participaron?

En total fueron 24 mujeres de Argentina, Colombia y México. Se seleccionaron a aquellas que merecieran el cambio, no la típica que dice que se está sintiendo vieja y quiere que la rejuvenezcan, eso no tiene sentido, para eso vayan a un cirujano plástico. Fueron mujeres que quisieran reencontrarse con ellas porque habían perdido su imagen.

¿Cuánto dura el proceso de transformación?

Primero se realiza una encuesta con personas al azar, quienes dan su opinión sobre la edad que cree que tienen las participantes. Basándonos en esos datos empezamos el proceso, que dura como un mes y medio. En ese tiempo, están alejadas de su entorno y no se pueden ver frente a un espejo. Luego, volvemos a realizar la encuesta y el propósito es que marquen diez años menos de lo que marcaron en esa primera impresión. Al final, se reencuentran con sus parejas y el cambio es absoluto.

¿Cuál es la historia de vida de las ocho colombianas que participan?

Hay de todo un poco. Una mujer no tenía pestañas de haber llorado tanto por la muerte de su hija. Ella empezó a padecer una enfermedad térmica que la hizo quedar calva en las pestañas; entonces, es alguien que sufre porque no puede cerrar los ojos para dormir. Tuvimos el caso de otra mujer, una feminista, muy arraigada a sus creencias que aparenta ser muy fuerte, pero es alguien con una historia de vida terrible. Vivió muchos años en la calle, fue rechazada de su casa, trabajó en las esquinas. Ella se describe como una mujer triste, dice que ve el mar y le parece feo, sale el sol y no le genera nada. O sea, es una mujer completamente triste en su integridad.

Para usted, ¿cuál fue la historia más impactante?

La de una mamá que se cortó el pelo por acompañar en el proceso de quimioterapia a su hija de siete años. Ella sacó adelante a su pequeña, pero todas esas somatizaciones empezaron a manifestarse en su piel. Le salieron unas manchas cafés en toda la cara y en el cuerpo que literalmente, como ella dice, parecía un mapamundi.

¿También realizan un acompañamiento psicológico?

No. Este es un programa que trabaja el plano estético, pero siempre haciendo énfasis en la importancia que tiene el estado anímico, que finalmente es lo que se refleja. La parte como de ayuda, tal vez, la suplo más yo, que soy la que tengo contacto todo el tiempo. Ahí es donde, sin entrar en el marco del consejo porque no soy nadie para hacerlo, hago sugerencias y me acerco desde un plano muy humano dándoles a entender que realmente podemos hacer una tarea maravillosa en la estética, pero si no hay una modificación interna, pues el cambio realmente no va a tener sentido. Se van a lavar la cara, el maquillaje se va y todo vuelve a ser igual.

¿Qué fue lo más difícil?

Tener la justa medida en la forma en la cual me involucro con las historias de ellas sin que necesariamente me golpeen demasiado, porque no las puedo yo misma llevar a más drama, sino que tengo que sacarlas de ahí.

¿Qué experiencia le dejó este proceso?

Es increíble cuando a uno le hablan de las somatizaciones, uno las asocia a enfermedades, pero estas también pueden ser netamente en el plano estético. Puede que físicamente estés sana, pero esos dolores emocionales se empiezan a reflejar de muchas maneras. La cara y el cuerpo terminan siendo un mapa de tus emociones. También me hizo reflexionar que cuando la gente señala a las otras para calcularle la edad, sin piedad, empiezan a sacarle todos los defectos a flote, sin misericordia, y no se detienen un segundo a pensar la razón por la que esa mujer se ve así.

¿El objetivo se logró en todas?

Creo que, en la mayoría, por no decir que todas, la misión se cumplió.

¿En algún momento llegó a cuestionarse cuántos años aparentaba?

No. Siempre he tenido claro que en el medio en el que me desenvuelvo jamás me han contratado por mi fachada, siempre ha sido por mi contenido. Esto me ha permitido, a pesar de que tengo la vanidad propia de una mujer, no estar tan arraiga al plano estético. Cuando la gente habla de mí o de mi personaje (la Azcárate), rara vez me preguntan la edad o me la calculan.

Por Redacción Un chat con

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