En el mundo de Natalia Durán

Esta caleña, quien desde muy niña comenzó a trabajar en el mundo del teatro, asegura que se siente muy comprometida con el tema de la mujer y el trabajo social con niños, que para ella es importante que las mujeres entiendan que valen mucho más de como ordinariamente se ven.

Un chat con...
25 de julio de 2016 - 02:00 a. m.
Natalia Durán dice que aunque se siente agradecida con la gente por todo el apoyo, trabaja fuertemente en su aceptación externa e interna./ Cortesía
Natalia Durán dice que aunque se siente agradecida con la gente por todo el apoyo, trabaja fuertemente en su aceptación externa e interna./ Cortesía

¿Cuál es su personaje en la obra “Marranos”?

Soy Rebeca, una enfermera con fetiches bastante extraños, poco convencionales, basados más que todo en películas. Es un personaje bastante interesante, pero difícil de descifrar. Tiene un misterio, es psicorrígida y digamos que hace parte importante de la vida de Virgilio Pop, quien hizo parte de la época dorada del cine y en el último año su carrera ya en decadencia, le dieron tres meses de vida. Desde ahí comenzó una lucha por sacar adelante su último proyecto y en el camino le empiezan a suceder un montón de situaciones chistosas y dramáticas. Tenemos una banda de Acid Jazz y recursos digitales.

¿Cómo llegó al personaje?

Santiago Merchán me llamó, ya había trabajado con él en otras obras, y me dijo te tenía un personaje, sin dudarlo y sin mirar qué tipo era, le dije que sí y cuando leí el guion me pareció fantástico, porque mi personaje es divertido. Para preparar el personaje estuve mirando referencia de mujeres muy contenidas, rígidas e inexpresivas, con un mundo interesante que está por estallar y empezamos a trabajarlo. Santiago es un director de actores muy acertado, sus indicaciones son claras.

¿Cuál fue su inicio en el teatro?

Empezó desde que tenía cinco años, estudié desde pequeña e hice obras de teatro en el colegio y siempre era como la nerda de la clase, la insoportable, nadie me quería. Estudié con Rubén Di Prieto y luego en Londres, pero digamos que tuve la suerte de que me fuera bien como modelo y como actriz en televisión, entonces opacó un poquito mi historia en las tablas, pero realmente empecé estudiando teatro.

¿En qué influyeron sus estudios en sus facetas como actriz y modelo?

Pienso que el teatro contribuye en la vida para todo. Es como una exploración profunda, en la que finalmente el actor termina siendo como una especie de psicólogo, entonces esto se convierte como en una herramienta para enfrentar las cosas buenas y malas del mundo. De alguna u otra manera ayuda a tener el valor de pararte frente a cientos de personas y hacer cosas inimaginables. Puedo decir que el teatro me ha servido en mi vida personal, el modelaje y la actuación, para afrontar situaciones de confrontación. Creo ciegamente que el arte es una herramienta de transformación emocional.

¿Se considera una buena espectadora teatral?

Totalmente, soy la espectadora más fácil del mundo. Realmente no me gusta ni cinco sentarme a ver teatro con un punto de vista crítico, voy es a disfrutar lo que me entregan, aprecio enormemente que las personas se tomen el tiempo de ensayar, de proponer y de entregar, porque finalmente el trabajo del actor es de entrega, es dar, si en esencia a uno se le olvida eso, pues uno olvida que es actor; si uno no es capaz con la simpleza de aceptar y decir gracias por darme lo que tienes.

¿Cómo fue su niñez?

Tuve una infancia muy feliz, teníamos finca ganadera y me la pasaba en botas pantaneras, montando en caballo todo el día, del que no me bajaba ni para bañarme, y como teníamos una empresa de lácteos, comía helado todo el día, me comportaba como un niño, no me relacionaba bien con las niñas, me la pasaba cochina, sucia, despeinada y de adolescente era muy rebelde, me echaron de todos los colegios de Bogotá. Mis papás eran como las ovejas negras rebeldes de sus familias. Él, crítico de cine, y mi mamá, antropóloga, entonces también me movía en un mundo lindo.

¿A qué se debe su afición por la astronomía?

No tengo ni idea, pero siempre la he tenido. La primera palabra antes de mamá fue luna, creo que debo venir de allá. Entonces mi mamá me llevó a clases de astronomía en la Universidad Nacional cuando tenía nueve años y estudiaba con gente de 18, aprendí muchísimo, me encantaba. Mis papás siempre me apoyaban con todas las locuras, desde pequeña estudié danza, artes y muchísimas cosas, pues en ese aspecto es algo que les agradezco enormemente y una de esas cosas fue la astronomía, leía la carta celeste, tenía los lentes especiales para ver los eclipses solares, hasta que un día pedí un telescopio y me dieron unos binoculares y quede muy frustrada.

¿Cómo terminó siendo la imagen de una campaña de Levis?

Me fui a Londres a hacer talleres de actuación y entré a Model One, luego Levis me vio, me llamó y así hice la campaña con ellos. En ese tiempo era muy pequeña, tenía 17 años, vivía sola, mis papás me financiaban, pero aparte yo tenía plata de lo que modelaba. Imagínese, me sentía millonaria, entonces fue muy chévere. Cuando volví a Colombia, Levis estaba abriendo aquí, entonces me dijeron: “Venga, queremos que haga la campaña y también fui imagen cuando recién llegó al país.

Háblenos de su experiencia en el video de “La camisa negra”, de Juanes

Este video formó parte de una época de mi vida como modelo, donde estaba haciendo muchas campañas, fue un tiempo muy bonito, como de muchos logros laborales. ¿Cómo llegué? La agencia que hizo el video estaba buscando a una modelo, me vieron y les gustó, entonces llamaron a Norma Nivia y a mí, que somos como el mismo fenotipo, como con una belleza no tan clásica. Todo se hizo en una noche, empezamos a las siete de la noche y terminamos a las siete de la noche del otro día, y la gente enloquecida con Juanes, fue todo lindo.

Dice que hay gente bonita y otros no tanto. ¿Cómo se ve usted?

Esa es una pregunta en este momento de mi vida como no tan fácil de responder, por mi relación con los temas sociales. Agradezco mucho la aceptación de la gente, pero cada día me cuesta aceptar y sentir que estoy de pronto influenciando un patrón de belleza estricto. El tema de la mujer es muy delicado para mí, porque siento que las mujeres tenemos mucha presión social, porque tenemos que encajar en un canon de belleza que no sé quién lo impuso y muchas de las mujeres no encajamos ahí, y es allí donde comienzan un montón de aberraciones muy fuertes contra el propio cuerpo, y es triste. Me gustaría que las mujeres entendieran que valemos mucho más que ordinariamente como lucimos. Soy simpatizante budista y estoy haciendo un trabajo espiritual fuerte, medito y me gustaría encontrar un equilibrio entre la aceptación de ser uno hermoso y ser hermoso por dentro.

Usted tiene una fundación, háblenos un poco de ella.

Bueno, empecé como voluntaria en una fundación de niños víctimas de violencia sexual. Siempre he trabajado con la población infantil, porque me impresionan mucho sus historias, me afectan porque tengo hijos. Ahí comencé a aprender muchos tecnicismossobre el tema que sólo se entienden hasta cuando estás en ese mundo de la responsabilidad social. Decidí montar mi propia organización, enfocada en la población de niños víctimas y no víctimas del conflicto armado, con quienes estamos desarrollando unas estrategias educativas a nivel emocional. Lo que queremos en la fundación es exaltar los valores que se tienen en cada lugar.

¿Cómo influyen sus hijos en las diferentes etapas de su vida y en su carrera?

Es una transformación completa. Siempre había querido ser mamá y esas ganas están conmigo desde pequeña. Es un reto gigantesco, tener hijos es muy interesante, porque creo que nadie te confronta más que un hijo y que te lleve a los límites de los miedos, del amor, de la responsabilidad, de todo, pues porque uno lo que más quiere en la vida es que sus hijos estén bien y para eso uno tiene que ser una mejor versión de uno mismo, y es duro. Definitivamente son una bendición.

Háblenos un poco de su experiencia en “Tu cara me suena”

Creo que ha sido una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Los momentos de más adrenalina los tuve en ese programa, además porque las personas piensan que ese programa se edita, pero no es cierto. Nosotros teníamos dos días para preparar una cosa que era inhumana, había que cantar, entender al personaje, actuar como él, eso es durísimo, así como salía en el show así quedaba, pero fue una experiencia enriquecedora.

¿De dónde nació la vena musical?

No sé, de pronto porque mi abuela era pianista, cantaba y componía. La música es más que todo como un hobby, por ahí siempre estoy amenazando con un disco, pero nunca tengo tiempo, de pronto lo saque, pero le faltan cosas. Ese disco lo hice con unos muchachos del Pacífico, al que un día escuché cantando cuando trabajaba en una novela que se llamaba Floricienta, donde hacía de mala, le dije que hiciéramos un grupo, lo hicimos y arrancamos.

¿Qué proyectos tiene?

Acabo de terminar una serie de Nickelodeon, que se llama “Yo soy Frankie”, lo bonito es que he tenido la oportunidad de acercarme a muchos niños alrededor del mundo y para mis hijos verme, también fue lo máximo. Es una producción rosa, chistosa, hago el papel de mala, pero otro tipo. Por otro lado esta “Marranos”, que es una obra increíble. También acabé de hacer una película con “Trompeteros” de los “Originales”, con mi fundación y desarrollando proyectos con los asentamientos de los cerros orientales.

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