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María Mulata: tradicional y contemporánea

La cantante colombiana hace un recorrido por la música y el folclor que le apasionan. Desde niña tuvo contacto con la guabina, el torbellino y el bambuco y su voz, amaestrada por la tradición oral, ha contado historias en bullerengue y cumbia.

16 de junio de 2020 - 02:00 a. m.
Diana Hernández, más conocida como María Mulata, es una cantadora que, con su música, muestra la riqueza cultural de Colombia. / Victoria Holguín
Diana Hernández, más conocida como María Mulata, es una cantadora que, con su música, muestra la riqueza cultural de Colombia. / Victoria Holguín

¿Cómo ha logrado ser cantante, compositora y productora?

Me he dedicado a esto desde que era muy pequeña, más o menos desde los cuatro años. Desde esa época empecé a cantar, a viajar por Colombia, y afortunadamente he tenido mucho tiempo para conocer este país tan hermoso en el que nací. Más adelante, cuando quise hacer un proyecto personal, investigué sobre los ritmos que me gustaban, y comencé con el bullerengue.

Desde muy pequeña comenzó cantando música del Caribe. ¿Cómo logró incorporar estos dos sonidos que son tan diferentes?

Mi papá tenía una banda que se llamaba El combo sonoro, donde tocaba música de José Barros y Lucho Bermúdez, así que desde muy pequeña estudié la guabina, el torbellino y el bambuco. Él tocaba acordeón de teclas, y con vallenatos conquistaba a mi mamá… San Gil y Bucaramanga son lugares donde habita mucha gente de La Guajira, y ahí se permeó la variedad musical que hay en Santander, allá se escucha mucho vallenato y música del Caribe.

¿Fueron sus padres los primeros que le dijeron que tenía talento para cantar?

No, ellos no me decían que cantaba bien, solo me ponían a cantar porque sí. Recuerdo que mi papá tenía un dueto que se llamaba Mateus y Hernández, y mis hermanos y yo a veces lo acompañábamos a los concursos… La primera vez que canté en público fue en el Festival José Morales, en 1989, y mi papá nos puso a cantar, tenía como cinco o seis años en esa época.

¿Cuándo surgió ese proyecto musical de María Mulata?

Cuando gané el premio Mono Núñez en 2005 tenía 19 años, y en ese momento me preguntaba, “¿y ahora qué más hago?”. En ese momento estaba entrando a la universidad, comencé a estudiar canto lírico, porque eso era lo único que había en las universidades relacionado con la música en esa época, y me gustaba mucho, pero algo me decía que no era del todo lo mío. Me sentí muy atraída hacia el flamenco y comencé a investigar mucho sobre este género.

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¿Después de estudiar en la Universidad Javeriana fue a Viña del Mar a representar a Colombia?

No, eso fue mientras estaba estudiando, y tuve varias crisis en la universidad porque no había una formación especial para mí, sentía que tenía que encajar en el canto lírico, y no podía hacer otra cosa, por ejemplo, la investigación sobre el bullerengue no me la iban a aceptar en la tesis, así que aplacé semestre y luego fui a Viña del Mar. Cuando llegué de nuevo presenté mi examen de canto lírico y, finalmente, me gradué. Era un poco polémico que estuviera haciendo lírica y a la vez cantando música del Caribe.

¿Recuerda qué cantó en Viña del Mar?

Claro, canté “Me duele el alma”, y recuerdo también que estaba muy asustada, muy nerviosa, porque estaba acostumbrada a cantar con mis papás, canté algunas veces en conciertos en la universidad pero siempre estaba acompañada por mi hermano, o por otros artistas, en Viña del Mar estaba sola, antes de eso solo había tenido tres presentaciones como solista.

¿Cómo recuerda 12 años después el riesgo que corrió haciendo un álbum de folclor como “Itinerario de tambores”?

Recuerdo que ese proyecto lo empezamos desde Cartagena, hablando con algunas cantaoras de bullerengue, luego nos fuimos para Córdoba, Montería, Turbo y Necoclí, encontrándome con personas que me enseñaron a bailar y a cantar. Ahí conocí a muchas cantaoras que en este momento ya no están vivas, y de hecho hay una canción en ese disco con una de las más legendarias, tenía 96 años. Nos pareció muy importante hacer un documento donde recopilaramos todas estas experiencias tan bonitas y plasmarlas todas en esas 28 canciones.

Después de este disco continúa su periplo por el Caribe y se adentra en la cumbia. ¿Cómo fue para usted pasar del bullerengue a la cumbia?

“Los vestidos de la cumbia” era el álbum que quería hacer desde un principio, el otro era más antropológico y necesario para entender mi formación… En este compilé más regiones, porque la cumbia es casi que todo, sobre todo para los oídos extranjeros. Mi idea con este álbum era vestirla con los colores de las culturas que nos han influenciado a lo largo de la historia: el aporte afro, indígena, andino, europeo… todos son muy importantes en este álbum.

Hay otro proyecto, que se llama “Buscando la navidad”, donde aborda los villancicos desde distintas regiones de Colombia, ¿cómo surge esta idea?

Este proyecto refleja esa navidad que en los pueblos todavía se siente, quise rescatar todos esos rituales perdidos de la navidad colombiana, ya llevaba desde el 2015 haciéndolo, y fue muy bonito porque creo que en la última etapa de María Mulata me he dedicado mucho a ser pedagoga en el sentido de que hay mucha música y costumbres que desconocemos por completo como colombianos, y un elemento fundamental de nuestra identidad es la diversidad, y creo que es una necesidad que la gente pueda aprender sobre estas cosas.

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