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'Sigo siendo el mismo Silvestre'

Aunque está dedicado a la presentación del programa 'Un minuto para ganar', Dangond asegura que lo suyo es la música.

El Espectador
17 de noviembre de 2010 - 10:52 p. m.

¿Qué se puede hacer en un minuto?

Demasiado, se puede hacer hasta un hijo.

¿Qué se arrepiente de haber hecho en un minuto?

De nada todavía.

Su mayor proeza en un minuto.

Robar un beso.

El mejor minuto de su vida.

Este.

¿Por qué le dio por apostarle a la presentación?

No, a mí no se me dio, me hicieron la propuesta. Para mí fue una sorpresa saber que había gustado la forma como había presentado el programa. A mí lo único que me hace falta es cantar, porque yo sigo siendo el mismo Silvestre.

Una embarrada al aire.

Siempre se me sale el costeño y digo palabras que no entiende ni la producción ni el público, entonces me toca replantearlas.

El minuto más largo de su vida.

Cada rato hay minutos largos en mi vida. Las esperas en los aeropuertos y para las presentaciones son algunos de esos.

¿Cómo le ha ido presentando ‘Un minuto para ganar’?

Estoy muy satisfecho y como siempre lo he dicho, esto lo hago por el público colombiano, que está sediento de programas de este tipo, familiares, de diversión.

¿Le quedó gustando la televisión?

Siempre me ha gustado la televisión, lo que pasa es que no nací para esto.

¿Será que va a dejar la música por la presentación?

Ni por el chiras, la música es mi vida, fue el don que Dios me dio y me puso en el corazón.

¿De cuáles Dangond es usted?

De los de Urumita, La Guajira, de los humildes.

¿Y los guajiros son tan bravos como los pintan?

Algunos, en todo el mundo hay bravos; el guapo es guapo hasta que el cobarde se decide.

¿Qué tan bravo es usted?

A veces manejo el Dangond revuelto.

¿Qué es lo más original que tiene?

Mi personalidad, que está acorde con lo que yo soy y con lo que el público conoce.

¿Y será que Silvestre sí es el original?

El original es mi papá, que fue el que me hizo.

¿Qué es lo bueno y lo malo de la fama?

No creo en la fama, creo en el reconocimiento; la fama la inventaron para hacer ídolos de barro.

¿Con quién se siente más unido que nunca?

Con Dios, con mi familia, con mis hijos...

¿Cuándo escucharemos un nuevo trabajo suyo?

Acabamos de lanzar el último trabajo, hay que esperar siquiera un año y medio para sacar uno nuevo.

¿Qué tan importante es la moda para usted?

Eso depende de mi estado de ánimo. Si estoy lleno de energía, ando  actualizado; si estoy bajo de nota, como un chapulín (risas).

¿Por qué el vallenato y no otro género?

Yo nací en la cuna del vallenato, me criaron con el vallenato, vengo de familia que canta vallenato. Ni modo de cantar otra cosa...

¿A quién le debe su talento?

A mis padres y a Dios, principalmente.

¿Cómo le va con la competencia?

La competencia es conmigo mismo y me concienticé de eso hace algunos años. Siempre trato de buscar un equilibrio de las cosas que hago para ir mejorando. A veces nos ponemos a competir con los demás y nos descuidamos de nosotros mismos.

¿Qué tan silvestre es Silvestre?

Soy muy natural.

¿En dónde dejó a Juancho de la Espriella?

Está en su casa descansando.

¿También le jala al acordeón o se queda con el canto?

Me quedo con el canto.

¿Y usted sí sería capaz de tomarse 10.000 litros de Old Parr?

Pues en toda mi carrera artística creo que sí.

¿Qué tanto se puede ganar en un minuto?

Trescientos millones de pesos.

Por El Espectador

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