9/11: democracia, fascismo, democracia

Rafael Orduz
12 de noviembre de 2019 - 06:00 a. m.

Hace 30 años, el 9 de noviembre de 1989 marcaba la apertura de una era promisoria por el triunfo de la democracia liberal.

Sin embargo, nada está escrito sobre piedra en un mundo en el que, asomándonos al 2020, líderes como Trump, Putin, Orbán, Bolsonaro, Maduro, Ortega, y consignas como la xenofobia, las falsas verdades, la intolerancia, el antisemitismo, apuntan en sentido opuesto a la democracia. Y, en América Latina, la inmensa incertidumbre que hoy reina cuando fracasan tanto las fórmulas de Macri como las de Maduro, y cuando Chile deja de ser el modelo ejemplar.

El 9 de noviembre es una fecha de múltiples resonancias para Alemania y el mundo. En 1918, 1923, 1938 y 1989 los 9 de noviembre marcaron hitos que cambiaron los sistemas políticos y económicos. En dos ocasiones, símbolos inequívocos hacia el autoritarismo; en las otras dos, heraldos de la democracia.

En 1918, el 9 de noviembre abdica el káiser Guillermo II de Alemania. El fin de la Primera Guerra Mundial marcaba la clausura de cuatro imperios: el alemán, el otomano, el ruso y el austro-húngaro. En Alemania, el fin de la dinastía de los káiseres es el comienzo de la República de Weimar, primer experimento verdaderamente democrático en ese país. Y, también, la siembra de los movimientos que consideraron que la firma del armisticio, dos días después, el 11 de noviembre, constituía traición a la patria. Aunque ya con un año de antigüedad, el nacimiento de la Unión Soviética es inseparable del fin de la guerra.

El más exitoso de los objetores del armisticio y del Tratado de Versalles, Adolfo Hitler, intentó el “Putsch” de Múnich el 9 de noviembre de 1923, fecha sagrada del nazismo que, empujado por la crisis del 29, llega al poder en 1933.

Consolidados los nazis como partido único, victoriosos en la lucha contra el desempleo y en eludir los mandatos de no armamentismo impuestos por los aliados, el 9 de noviembre de 1938 marca, de frente, la voluntad de aniquilación del pueblo judío: la Noche de los Cristales Rotos. Mil sinagogas y miles de negocios propiedad de familias judías son incinerados, primer paso en firme hacia el Holocausto.

Y, finalmente, el 9 de noviembre del 89, el de la caída del muro de Berlín, 28 años después de su construcción, marca el fin de la Guerra Fría y, con ella, el derrumbe del proyecto político del socialismo real. Sin embargo...

Pese a que dos de las tres narrativas políticas, fascismo y comunismo, fueron derrotadas en el siglo XX, la democracia liberal está en grave peligro. Los proyectos de los nacionalismos, los regionalismos y, por ende, de la xenofobia y las narrativas autoritarias que desprecian a las minorías están a la orden del día.

En Colombia, de forma difícil de comprender en una democracia, los asesinatos de líderes sociales, exmovilizados, ambientalistas, son pan de cada día. En forma contradictoria, los resultados electorales de Bogotá, Medellín, Cúcuta, Cartagena y un puñado de ciudades son muestra del hastío frente a la corrupción y las narrativas de la agresión, de derecha e izquierda. Sin embargo, las elecciones también dan fe de la consolidación de casas electorales que siguen con los mismos en las mismas, para las que el muro no ha caído.

 

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