Notas de buhardilla

A Carlos Urán

Ramiro Bejarano Guzmán
20 de diciembre de 2020 - 03:00 a. m.

Mi vida y el Palacio, el libro de Helena Urán Bidegain, es un conmovedor retrato de la tragedia familiar y personal de la autora, pero además es una investigación seria sobre los estremecedores sucesos del 6 y 7 de noviembre de 1985, cuando ardieron las altas cortes con magistrados, funcionarios y muchos civiles.

Helena es una de las hijas de Carlos Urán, magistrado del Consejo de Estado, ejecutado a pesar de haber salido vivo de ese infierno. Cuando empezó la pesadilla apenas tenía diez años y por esa desgracia las vidas de los suyos y la propia se alteraron para siempre. Ese periplo doloroso ha quedado reflejado en este trabajo que ya otras plumas han ponderado. Pero Helena no se quedó en el recuento de sus penas, porque investigó detalles ocultos en los anaqueles de despachos judiciales o de las salas de redacción.

Es impresionante la experiencia que enfrentó Helena en una de las audiencias celebradas en Brasil por la CIDH, cuando le tocó oír a Carlos Bacigalupo, el perito que explicó las heridas que había sufrido su padre mientras mostraba “imágenes realizadas durante el levantamiento de su rostro y cuerpo golpeado”. Hubo tortura y ejecución sumaria. Pero más tristeza le provocaron las explicaciones del representante del Estado colombiano, el médico forense Máximo Duque, quien contradijo el tiro de gracia que mató a Carlos Urán, alegando razones banales que, con razón, llevaron a su hija a criticar a “un perito pagado con el dinero de los contribuyentes para esconder y desviar la verdad”.

Helena reveló la vergonzosa declaración de Jaime Castro, exministro de Gobierno, en la CIDH. No fue la versión de un testigo franco, sino la de “un político hábil”. Según Castro, desde el mismo momento en que se produjo el asalto “el Gobierno propuso una negociación”, de la cual sin embargo no se tuvo noticia, pues lo que se vio y fue transmitido en directo por todos los medios, hasta que el Gobierno estableció la censura que disfrazó con la insólita emisión de un partido de fútbol, fue lo contrario. Jamás se contempló buscar una salida negociada a esa afrenta de la que, por supuesto, fue inicialmente responsable el M-19, porque lo que vino enseguida fue una “operación de guerra” que no respetó la vida de los rehenes ni la de los asaltantes. Con razón el entonces procurador, Alfonso Gómez Méndez, empezó a ejercer justicia contra ese “pacto de silencio” del andamiaje de impunidad, al destituir en 1990 al general Jesús Armando Arias Cabrales por no haber protegido a los rehenes, sanción acogida a regañadientes en 1992 por el ministro de Defensa, Rafael Pardo, y el gobierno de César Gaviria. Helena escarbó las actas del Consejo de Ministros y encontró que fue de Castro la idea de que “se deben evitar los entierros con manifestaciones, que lo ideal sería inhumarlos en la fosa común”, destino del que se salvó Carlos Urán cuando su cadáver fue encontrado por amigos en un improvisado pabellón en la morgue donde reposaban los insurgentes caídos.

Al cerrar las páginas de este libro es difícil concluir que los militares no sospechaban que el Palacio iba a ser asaltado, cuando tales rumores circulaban en los medios. Es todavía más complicado asumir que la reacción inmediata con tanques y comandos fue obra del azar y no la ejecución de un plan para repeler el ataque alevoso de los rebeldes, que incluía la orden de arrasar guerrilleros, magistrados, funcionarios o civiles. Es esta una arista no agotada que debe ser profundizada en las investigaciones futuras, en las que ojalá no amenacen ni saquen del cargo a quien se atreva, como le ocurrió a la valerosa fiscal Ángela María Buitrago, por cuyas pesquisas se encontraron en una brigada militar la billetera y documentos personales de Carlos Urán, el mismo que alguien sacó vivo y renqueando del Palacio para asesinarlo a sangre fría.

¿Quiénes y por qué desaparecieron a los empleados de la cafetería? Son los grandes ignorados en todo este drama pues, como lo dijo Helena, “el olvido es la mayor catástrofe”. Ahora han sido rescatados por este libro que muchos colombianos sedientos de verdad tienen el deber de leer.

Adenda. Además de los costos elevados del programa diario de televisión del subpresidente Duque, copiado de Chávez y Maduro, ahora nos sorprenden con comerciales laudatorios del Gobierno en horario triple A. ¿Y los organismos de control?

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

Mar(56214)03 de enero de 2021 - 02:55 a. m.
Gracias por recordarnos que no hay aún verdad sobre este hecho tan trágico que sólo pudo ser opacado por la avalancha de Armero. La naturaleza y la imprevisión salvaron al gobierno de turno. La verdad emerge lenta y fragmentada.
Nelson(23874)20 de diciembre de 2020 - 08:47 p. m.
Una vergüenza que todavía nos hace sonrojar, eso que dijo Duque en Brasilia. Los cimientos de la medicina forense arrasados por el discurso amañado. La verdad estropeada para siempre y él fungiendo en grandes escenarios despojado de las ideas y de la razón.
Javier Dairo(17568)20 de diciembre de 2020 - 08:45 p. m.
CIERTA, PRECISA Y DIRECTA COLUMNA-DENUNCIA No. obstante Conscientes de que estamos en tiempos de: La KGB, La Gestapo, El III Reich, o sea en LaCosaNostraColombiana del Exsenador y ExpresidarioAUV,toca ESPERAR, no salgan los: Tontos de Capirote Mal Pagos Operarios de la BODEGUITAFURIBESTIA a Insultar y tergiversar la OPINIÓN y COMENTARIOS cierto Señores del DEMOCRÁTICO FORO?
  • Javier Dairo(17568)20 de diciembre de 2020 - 08:46 p. m.
    PERO ES,Muy satisfactorio ver como LasUltraderrechas, van cayendo estruendosamente ante EL INATAJABLE,AVANCE de LAS IZQUIERDAS MODERADAS, No. mas miremos como en los EE.UU, también cayeron y, lo mejor es que Gano, EL PETRISMO y, EL CASTROCHAVISMO!!!, soplan vientos de PROGRESO Y DESARROLLO, cierto amigos de este tan DEMOCRÀTICO FORO ?.
Walter(32014)20 de diciembre de 2020 - 06:53 p. m.
Y ha quedado resonando en la historia y la cociencia del país, aquella histórica frase del coronel Plazas Vega en medio de aquella matanza: "Hay que defender la democracia, maestro..."
Celyceron(11609)20 de diciembre de 2020 - 05:08 p. m.
¿Tampoco? ¿Tienen el diablillo borrón?
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar