Acervo de Idipron

Alberto López de Mesa
20 de marzo de 2019 - 05:46 p. m.

El 22 de marzo de 2016 falleció, a los 83 años de edad, el Padre Javier de Nicoló. En el Oasis, unidad de acogida a jóvenes habitantes de calle, conmemoran el tercer aniversario de su muerte como a él le hubiera gustado, con un festejo artístico y alegre.

Hace un mes trabajo en el Instituto Distrital para la Protección de la Infancia y la Juventud (Idipron), en el cargo primario pero esencial de facilitador en territorios, para contactar jóvenes habitantes de calle, motivarlos a participar de los servicios, transportarlos a las unidades de atención, entre otras acciones para construir lazos de afecto y confianza. El curso de inducción lo recibí, en la práctica, de los compañeros experimentados que reconocen los nuevos parches, las dinámicas respectivas, inclusive, particularidades de los usuarios más frecuentes. Vale decir que estos facilitadores, casi todos, son egresados de los programas de idipron, lo cual se refleja en la mística con que asumen su tarea, como un compromiso, pues si bien han desarrollado técnicas de persuasión, manifiestan que el trabajo social que cumplen en las calles es una vocación, así lo aprendieron de su maestro, el legendario padre Salesiano.

Javier de Nicoló Lattanzi no escribió libros, sin embargo, los egresados de sus programas que hoy trabajan con el Idipron, en la cotidianidad de sus funciones, citan sus frases y rememoran sus anécdotas:

“La profesión más importante, estemos o no en guerra, es el servicio, ser servidor.”

“La palabra mágica es saber acoger. Por eso, lo que no logran los psicólogos en 10 años yo lo he logrado en dos meses.”

“Solo un digno nivel de vida que de a la juventud la oportunidad de recibir afecto, educación y empleo pueden impedir la proliferación de jóvenes en la calle.”

“El gamin es un muchacho que trata de dar respuesta a la situación de pobreza y desamparo afectivo que ha vivido, independizándose, en el fondo eso es un gesto de superación.”

“Hay que devolverle al niño de la calle lo que no le dieron, un buen hogar.”

“No se puede educar allí donde falta la libertad.”

“Todo comienza en el baño, ahí el hombre comienza a ser culto.”

“El hombre es un centro de relaciones, lo esencial es el amor.”

Estás y muchas otras frases sueltas que el fundador de Idipron expresaba en diferentes instancias y que hoy sus discípulos y allegados rememoran, constituyen el acervo conceptual de Idipron.

Dicho instituto, con medio siglo de existencia, es el legado real y concreto de Javier de Nicoló, a la ciudad de Bogotá, a la juventud desamparada y vulnerable, a todas las instancias de responsabilidad o compromiso social. Concebido, desde siempre, suficientemente sólido para que ninguna administración, por indolente o pragmática que sea, pueda omitir del presupuesto o prescindir de la encomiable misión.

La habitabilidad en calle en el Distrito Capital se ha atendido de acuerdo con lo noción de desarrollo de cada administración. Yo, he sido muy críticos cuando los programas se resuelven desde las meras cifras de atencion y se obviamente los procesos y también por la excesiva sicologización del fenómeno urbano desde que la política de drogas se basa en la prohibición, penalización y estigmatización de los consumidores de sapa. Pero reconozco que la Secretaría de integración social e Idipron han profundizado en la comprensión del fenómeno urbano, habitabilidad en calle y han Sido notorios isus consecuentes esfuerzos por humanizar la atención, mucho de lo cual procede del acervo conceptual que al respecto nos legó el Salesiano italo colombiano Javier de Nicoló Lattanzi.

 

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