Agradable

Hernán Peláez Restrepo
09 de septiembre de 2018 - 09:57 p. m.

Reaparezco con mis líneas, al igual que lo hizo la selección de Colombia ganando el amistoso con Venezuela. Resultó agradable verla jugar con fútbol fluido, alegre y para adelante, gracias a Juanfer Quintero y Juan Guillermo Cuadrado. El primero por sus pases profundos y entre líneas para los de arriba y los buenos cambios de orientación hacia los costados. Tiene amistad reconocida con el balón y de ahí la seguridad para sus maniobras. Cuadrado, por su lado, prosperó con sus amagues y engaños delante de los rivales y se notó cómodo en su accionar, sobre todo por la izquierda.

Bacca, con pase a gol a Falcao, le permitió a éste ser líder sólido como goleador histórico del seleccionado, llegando a 31 anotaciones.

Es cierta la importancia del trabajo y la repetición constante de jugadas en las horas previas a un partido. Pero no menos cierto es reconocer la importancia del jugador, quien en el terreno debe aplicar su talento, leer el juego y tener la disposición en beneficio del colectivo o grupo. Por ratos se apreciaron movimientos de memoria. Recibir un gol en contra fue el aliciente para reaccionar y aplicar las energías para ir en busca de cambiar un resultado transitorio.

Es evidente que el segundo rival en esta nueva etapa debe resultar superior y más complicado que Venezuela. Los argentinos, este martes, jugarán sin la excesiva dependencia de Messi, aunque tienen un núcleo de plantel renovado, experimental y más joven.

Entre tanto, el comité de la Federación Colombiana, enredada en líos de reventa de boletería y pendientes de presentar, así sea entre ellos mismos, las cuentas de patrocinadores y el montón de dólares en sus cuentas, debe estar estudiando la exuberante cantidad de hojas de vida para poder localizar el nombre del nuevo orientador de la selección. Deben tener el perfil claro de la persona por llegar.

Tampoco lo van a enredar con el cacareado asunto del proceso o proyecto. El único fin es conseguir la clasificación al Mundial de Catar. Es probable que le exijan ofrecer cursos de capacitación para técnicos y vigilancia a selecciones menores. La prioridad, sin embargo, es una sola: ganar un cupo para el Mundial.

Por lo pronto quedó demostrado, si había preocupación, que disponemos de jugadores suficientes para rearmar la selección, sin desconocer aquello de que son los técnicos quienes escogen y eligen.

Mientras los directivos, que no pueden esconder su espíritu de negociantes y mercaderes, no estudien y se pongan de acuerdo en qué es lo requerido, seguiremos aplaudiendo a los buenos jugadores, capaces, como vimos ante Venezuela, de juntarse para el bien común.

 

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