Ajá, ¿y qué se va a hacer?

Cristo García Tapia
16 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

A los congresistas, gobernadores, alcaldes, dirigentes gremiales, periódicos y medios de comunicación, universidades, partidos, oposición y movimientos políticos de la Costa, región Caribe, entre otros actores de la vida social, política, administrativa, empresarial, académica, de este vasto territorio, les llegó el imperativo histórico de demostrar su compromiso, su deber ineludible, de defender el interés general de los costeños.

De sus gobernados, electores, conciudadanos, vecinos, asociados, sin excepción.

De uribistas, petristas, duquistas, liberales, conservadores, comunistas, sin partido, pobres, ricos, clase media, industriales, campesinos, ganaderos grandes y pequeños, comerciantes, blancos, negros, aborígenes, afros, ilustrados, analfabetas, consumidores todos sin excepción de un bien precario y altamente costoso, la energía eléctrica que nos obliga a consumir Electricaribe, con “tarifas significativas más altas” como lo determinó en su debut en Barranquilla el ministro Carrasquilla.

Esa era la cuota, alta y onerosa, que desde los “saludes le mandan a su majestad” nos tenía reservada y asegurada en su gobierno a los costeños el presidente Duque; a los eternos pendejos que somos y soportamos con estoicismo y con el vergonzante ¡ajá! y qué se puede hacer, la deshonra de la servidumbre y el despojo que nos mantiene en condición de súbditos por partida doble.

Y como para que no nos quede duda a los costeños de este Caribe manso y pendejo, Electricaribe no solo no se va, como esperábamos todos, ¡se queda! Y a qué precio: a costa de todos los usuarios de su precaria electricidad y, con sobreprecio a las tarifas impuesto por la autoridad correspondiente y el saludito del presidente que lo quiere, refinanciará, por expreso mandato del almojarife Carrasquilla, su permanencia tramoyera en esta la única colonia ultramarina en América de su majestad.

¡Joder!

“Es urgente sacar a la empresa del letargo”, a Electricaribe, es el mensaje perentorio de Carrasquilla, el cual no tiene lectura ni aplicación diferente de meterles la mano en el bolsillo a los costeños todos y al Estado para “consolidar a la empresa”, “hacer inversiones y tener un futuro como compañía”, que no el futuro de mejorar los costeños del Caribe su calidad de vida, reducir las tarifas y garantizar con calidad, eficiencia y oportunidad el servicio de electricidad que aquella detenta abusivamente.

Más claro que la luz que nos cobra por triplicado Electricaribe, es la determinación del Gobierno con relación a la permanencia de esta empresa en la Costa: no se va, se apalancará financieramente con incremento inmoderado de tarifas y dineros públicos vía Conpes; así mismo, se le indemnizará por cuantía billonaria por las molestias ocasionadas con la intervención de fachada, cuyo objetivo y fin último, ya en vías de cumplirse en todos y cada uno de sus capítulos, fue entregarla saneada a sus dueños.

Y por si quedaren dudas acerca de la “nueva era de Electricaribe en la Costa”, oigan atentos al ministro Carrasquilla: “la empresa recibirá una inversión de dinero, a través de los Conpes, para empezar un ambicioso plan de inversiones, y en diez años ser rentable por el esquema tarifario”.

Entre tanto, de los mencionados al principio de esta columna, solo los gobernadores Dumek Turbay, de Bolívar; Edgar Martínez Romero, de Sucre, y la senadora Ana María Castañeda se han pronunciado en contra de la continuidad de Electricaribe en sus jurisdicciones en particular, y en la Costa, región Caribe, en general.

Ajá, ¿y qué se va a hacer?

* Poeta.

@CristoGarciaTap

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