Periscopio cultural

Al teatro lo que es del teatro

Manuel Drezner
21 de noviembre de 2019 - 05:00 a. m.

Es extraño que haya grupos teatrales, muchos de ellos de gran mérito y trayectoria, que parecen haber abandonado el teatro. No, no se trata de que ellos hayan dejado de subir al escenario. Pero por razones misteriosas, en vez de acudir al inmenso repertorio que tiene el arte dramático, en vez de representar obras escritas para la escena, se han dedicado a hacer adaptaciones de novelas y los resultados no han sido buenos. Por una parte, dejan de beber de esa fuente dramática que ha dado autores inmensos y, por la otra, no se dan cuenta de que, si una novela es buena, ella tiene tal riqueza en sus presentaciones de personajes, en sus desarrollos argumentales y en sus análisis de motivaciones, y que es casi imposible que al hacer una adaptación teatral se refleje la riqueza del original.

Cada género tiene sus características y es casi imposible que ellas se puedan trasladar. El resultado es que se está privando al público de ver montadas obras clásicas, románticas o modernas y lo que se ve siempre es un pálido reflejo de la creación original. En muchos de los grupos mencionados, que también han mostrado obras dramáticas concebidas como tales, se ve con frecuencia el contraste entre lo brillante de una obra de teatro y lo poco convincente que es la adaptación. Dirán que en el extranjero también se acude a ellas, pero igualmente el resultado es el mismo.

Es por eso que hay que lamentar esa tendencia e invitar a las compañías a que se dediquen a hacer teatro. Ellos ganarán en repertorio y darán al público oportunidad de ver mucho gran drama y comedia, a veces desconocido entre nosotros. Al teatro hay que darle lo que es del teatro.

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