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Algo huele mal

Óscar Sevillano
09 de julio de 2020 - 05:00 a. m.

Las directivas, políticos y militantes del Centro Democrático podrán decir, asegurar y jurar que jamás se ha cometido un ilícito en el partido; que todo se ha hecho conforme a la ley y que su trabajo y manera de proceder es impecable y transparente como el agua. No así, tendrán que hacer todo lo posible por explicar y convencer a los colombianos de que las denuncias y revelaciones que se han hecho en los últimos meses acerca de algunas fuentes de financiación de la campaña Duque presidente no corresponden a la realidad.

Esto no se arregla con trinos, declaraciones en los medios y uno que otro insulto. Esto se lo hace demostrando que las cosas se hicieron de manera limpia, y si el Centro Democrático quiere mantenerse en la pelea por la próxima Presidencia de la República, no solo va a tener que afinar al primer mandatario y hacerle caer en cuenta de lo mal que gobierna. También deberá desvirtuar la fama que está ganando de haber ejecutado una campaña presidencial con una dudosa manera de proceder.

Deja mucho que pensar el último audio revelado en donde se escucha la voz de Tomas Uribe hablando con María Claudia (Caya) Daza, de una posible donación a la campaña de Iván Duque de parte de un empresario al que no le identifican el nombre, pero si le llaman “caradevampiro”.

¿Por qué una funcionaria pública como Caya Daza estaba en la labor de tramitar donaciones a una campaña política? ¿La Procuraduría ya intervino en este caso abriendo la respectiva investigación? ¿Álvaro Uribe tenía conocimiento de estas gestiones que su asesora número uno realizaba? ¿Contaba con su autorización?

Llama la atención que en el audio se escucha a Tomás Uribe direccionar al empresario con la señora Nubia Stella Martínez, directora del Centro Democrático, ¿es que acaso hubo donaciones a la campaña Duque Presidente hechas a través del partido? ¿Estamos ante una especie de “Odebrecht uribista”?

Tampoco se ha sabido explicar el suceso revelado de la posible intervención de la familia Cisneros en la campaña Duque, en donde supuestamente se hizo una donación de US$300.000, y ni hablar de la presencia del Ñeñe Hernández en lucha que dio Iván Duque por la Presidencia de la República.

En cada audio que se revela, o cada vez que un periódico o noticiero informa algo nuevo, queda evidenciado que el Ñeñe Hernández no era cualquier fulano que esperaba sentado en la silla de la recepción que alguien lo atendiera. Cada vez se hace más claro que este personaje contaba con gran aceptación al interior de la campaña política y que su cercanía con Iván Duque no se limitaba a un simple saludo en el corredor, con la esperanza de que en algún momento le atendiera.

El dedo acusador con el que el Centro Democrático señaló a Juan Manuel Santos por los dineros de Odebrecht en su campaña por la reelección ahora apunta hacia el partido uribista. Supongo que debe ser bastante incómodo para muchos, que muy seguramente se limitaron únicamente a acompañar al entonces candidato, porque deben poner la cara por un hecho en el que son ajenos, pero ni modos, en esta vida pagan justos por pecadores y si se llegase a comprobar que hubo actuaciones ilegales en la manera en cómo se financió la llegada de Duque al primer cargo del país, la justicia debe actuar con total contundencia. En esto lo primero que debe hacer el fiscal Barbosa es declararse impedido y permitir que un fiscal ad-hoc aborde la investigación.

La veracidad de los hechos que se han denunciado deben establecerse a través de las investigaciones. Por ahora, lo único cierto es que algo huele mal y, en esta ocasión, el olor viene desde el Centro Democrático, el mismo que acusó de “corrupto” a Juan Manuel Santos sin ninguna compasión.

@sevillanoscar

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