Máquina de moler

Amasando paz

Doña Gula
23 de junio de 2019 - 02:00 a. m.

Cocinar hizo al hombre. Así titula el biólogo español Faustino Cordón sus reflexiones acerca de este oficio universal. Acoto: el único animal que cocina es el hombre. Cocinan los nómadas y cocinan los pueblos con milenios de existencia; cocina el mundano y cocina el anacoreta, cocina el sabio y cocina el analfabeta, cocina el citadino, cocina el campesino, cocina el artista, cocina el poeta, cocina el rico y cocina el pobre… cocina el militar y cocina el guerrillero. “Amasando la paz” fue el nombre con el cual unos intrépidos cocineros antioqueños realizaron un foro convocado en la comuna 13 de Medellín, en 2017, cuyos resultados les han permitido la realización, este año, de su tercera edición bajo el nombre de “La cocina como acción social”. A propósito de su primer foro, en el blog Diarios de Paz Colombia leímos: “Tener las manos en la masa” no alude siempre a la típica escena del policía atrapando al ladrón o al criminal. A los panaderos, por ejemplo, se les encuentra todos los días con las manos en la masa y están haciendo justamente lo contrario: nada más pacífico que amasar, hacer pan y esperar a que salga del horno: un trabajo largo y de mucha paciencia”.

Durante los dos últimos días de mayo y el 1º de junio se hizo la convocatoria en el Museo Botero de esta tercera edición, la cual me sacó lágrimas, pues aunque había sido invitada a las versiones anteriores, compromisos académicos fuera del país me lo impidieron y esto lo estoy contando porque asistiendo por primera fui recibida por un amplio público de todas las edades y condiciones, cuyas interpelaciones me sazonaron el corazón por su auténtica pasión de compromiso comunitario. Durante tres días, con una asistencia aproximada de 1.200 personas, se realizaron una docena de foros y charlas, presentación de películas y documentales, degustación de comida callejera y cierre exitoso con el mejor casado: rumba culinaria (música, baile y comida).

No soy cocinera profesional, pero hace más de cuarenta años estudio las cocinas regionales de Colombia en su devenir histórico, convirtiéndome en apasionada observadora de nuestras cocinas populares urbanas y campesinas. Desde que se iniciaron los diálogos de paz en La Habana he pregonado a diestra y siniestra la necesidad y la importancia de hacer “del saber culinario” un patrimonio, como una herramienta más de múltiples aplicaciones, en el proceso de ensamblar las diferencias (léase proceso de reconciliación). “Amasando la paz” ha sido para mí y será para miles de personas reconfortante, porque tras de este foro hoy existen en Antioquia y en Medellín varios grupos de cocineros jóvenes, cuya línea de acción es la cocina como acción social. Permítaseme resumir esta apretada columna con una imagen culinaria: considero que los organizadores de este foro académico-culinario metieron en el horno una pequeña galleta y les resultó un gran mojicón. Sus organizadores saben de mis intenciones… y con ellos me identifico: la cocina es un estupendo ingrediente para la paz.

 

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