Amigos marihuanos

Jorge Eduardo Espinosa
31 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Esta semana empezará el cobro de multas del nuevo Código de Policía, o de Convivencia, como ha pedido llamarlo la administración de Enrique Peñalosa. Hay varios asuntos para discutir del código, pero quiero centrarme en las razones de una protesta convocada por el colectivo Sí a la dosis personal para este martes 1 de agosto. Será una fumatón en el Parque de la Independencia. ¿Cuáles son las razones? Alegan los organizadores que no están de acuerdo con la multa que contempla el nuevo código para sancionar a las personas que fumen marihuana en espacios públicos, que ello es un “asalto ajeno de la vida cotidiana” y que la “fiesta diaria de fumarse un porro no necesita permisos pues no tiene amo, ni jefe, ni miedo”.

Empecemos entonces por lo primero, ¿qué es lo que sanciona el Código? El artículo 33, Comportamientos que afectan la tranquilidad y relaciones respetuosas de las personas, establece que en espacios públicos es prohibido “consumir sustancias alcohólicas, psicoactivas o prohibidas, no autorizados para su consumo”. ¿Cuál es la sanción? Una multa general tipo 2, es decir, pagar $196.724. Varias consideraciones. Primera, no es un asunto exclusivo con la marihuana, ni con la legalidad o no de la sustancia, porque el consumo de alcohol, que es legal, también se sanciona. Segunda, no se está criminalizando ese comportamiento, no es que al individuo que se esté fumando un porro en el Parque Nacional se lo lleven preso, no, es que se sanciona con la multa. Y esto es fundamental: justamente el desastre de la tal guerra contra las drogas, que de nada ha servido, tenía en su centro la criminalización de la conducta. El fumador de marihuana, por ejemplo, terminaba preso y condenado por fumar. Eso es distinto, radicalmente, a lo que plantea el código. Tercera, no le están prohibiendo fumar, si quiere, uno, dos o tres baretos, le están pidiendo que se abstenga de hacerlo en lugares públicos.

Y cuarta, miremos lo que ocurre en el mundo. Colorado, en Estados Unidos, no precisamente un Estado conservador, aprobó la marihuana para uso recreativo en 2012. Y uno de los debates de su reglamentación ha sido, justamente, definir qué es un espacio público. Porque su norma, como la nuestra, prohíbe que se fume en ese espacio. En Uruguay, primer país del mundo que permite el cultivo, producción, distribución y consumo de marihuana, la norma establece que es prohibido fumar en espacios públicos y en ciertos espacios cerrados. Igual pasa con el alcohol. De manera que no se trata, creo, de un capricho absurdo y ridículo del Código, sino de un balance de derechos. Si, pongamos, usted tiene un hijo de 11 años y quiere ir con él a jugar fútbol al parque de su barrio, probablemente no le gustaría que uno o varios individuos estuvieran consumiendo alcohol o marihuana en las gradas de la cancha de microfútbol. El derecho de ese ciudadano con su hijo, es tan válido como el derecho que tiene otro individuo a fumar marihuana en su casa, o en otro espacio privado que lo permita, como un bar. Ese individuo con su hijo también podría alegar, como ustedes, que fumar en las gradas es un “asalto ajeno a su vida cotidiana”.

Le hace mal al movimiento que lucha por descriminalizar el consumo de drogas una posición radical del tipo “no necesitamos permisos, porque no tenemos jefes, ni amos”. Me parece torpe no reconocer que los otros, que también habitan ese espacio público que es de todos, también tienen unos derechos que deben ser protegidos y cuidados. Me parece, en fin, tan torpe como la posición de quienes siguen pensando que todo consumo debe prohibirse, criminalizarse y castigarse. Yo, y lo he dicho en este espacio, estoy a favor de la despenalización del consumo, creo que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso monumental que solo ha servido para llenar las cárceles de personas que no son criminales y para enriquecer inmensamente a las mafias. He celebrado cada decisión de permitir el consumo recreativo de la marihuana en distintas regiones de Estados Unidos, y tengo a Mujica como uno de mis héroes por lo que hizo en Uruguay.

Sin embargo, en este debate me alejo de mis amigos mariguanos. Y les pido que reconsideren su posición. Ya han ganado la batalla por su derecho a fumar, ahora reconozcan que también tienen unos deberes. Y que hay que cumplirlos.

@espinosaradio

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar