Ángela despejó el camino

Alberto López de Mesa
16 de octubre de 2019 - 04:19 p. m.

En un principio Jorge Rojas y Hollman Morris se propusieron como los candidatos a la Alcaldía de Bogotá de Colombia Humana. Ambos confiaban en el aval de Gustavo Petro, pero el líder, obedeciendo lo que le indicaba su olfato político, le propuso a su llave vicepresidencial. Ángela María Robledo. que fuera la candidata a la alcaldía de su movimiento político, con la mala suerte que ella en ese momento sufría la conjunción de tres planetas adversos: su estado de salud no le permitía asumir los trajines de una campaña; su madre, gravemente enferma, falleció; además, consideró ético y responsable ocuparse en recuperar la curul que le quitaron por decisión del CNE, también midió los celos que generaría entre sus amistades del Verde y sus aliados de Colombia Humana.

Entre tanto, Hollman no se atuvo al aval de Petro y oficializó su candidatura con el Partido MAIS e inició una campaña entusiasta, rotundamente antipeñalosista, cuya propuesta bandera es el metro subterráneo con estudios adelantados desde la Bogotá Humana en la alcaldía petrista. Muchos, que conocemos su honestidad y sus capacidades, lo apoyamos con igual entusiasmo, a sabiendas de que era indispensable el aval definitivo de Petro. Entonces vino la jugada trapera de Abelardo de La Espriella, abogado de Patricia Casas, exesposa de Hollman que, instrumentalizada para desprestigiar al candidato, hizo públicas declaraciones de sus dificultades maritales y, en efecto, se alborotó el gallinero (acéptenme, feministas, la coloquial metáfora). Varias mujeres, líderes de Colombia Humana, no solo le negaron el apoyo, sino que se fueron abiertamente contra su candidatura, acusándolo de abusador y maltratador.

Petro, por su parte, intentó un acercamiento con Claudia López, siempre buscando la mejor ruta para que el progresismo participara en el gobierno de la ciudad. Pero la candidata verde, que había sacado del camino a Navarro Wolff con una encuesta que ganó desde lo mediático, se sintió muy fuerte en los sondeos de inicios de campaña, con soberbia supuso que podía prescindir del apoyo petrista y sacó las uñas: delató los pactos con Fajardo, no se comprometió con el metro subterráneo y buscó acompañamientos ajenos al progresismo. Ante esto, Gustavo Petro, algo tarde, procedió a respaldar la campaña de Hollman Morris, ahora sí como candidato oficial de Colombia Humana. Los pertenecientes y simpatizantes de ese movimiento le metimos el hombro a la campaña, pero las bases populares, el voto fuerte del petrismo en Bogotá, reaccionó muy influenciado por la difamación mediática al candidato, en algunas localidades apenas lo están conociendo, sumado a la manipulación de las encuestas, todo esto se ve reflejado en la baja intención de voto a su favor.

Por su lado, Carlos F. Galán le ganó de mano a Miguel Uribe el apoyo de las castas políticas bogotanas, los Lleras y los Santos. Al peor estilo de Cambio Radical, lo acompañan capos del clientelismo (Juan Carlos Junca, asesor de la campaña, está preso). Se rumora que en realidad es el candidato de Peñalosa y del periódico El Tiempo, es decir, de Luis Carlos Sarmiento.

Con un programa sin compromisos claros y de propuestas abstractas se presenta con la mentira de independiente, como el candidato de centro, moderado y permisivo con las ambiciones de constructores y empresarios.

El repunte de Galán es real. Ciertamente lo inflan Juan Lozano, Néstor Morales y las empresas encuestadoras, pero eso evidencia lo que se traen los grupos de poder con Carlos Fernando Galán gobernando el Distrito.

Supe que Hollman se postularía como candidato mucho antes que todos los de Colombia Humana, porque fue mi mentor y mi consejero durante mi campaña como candidato a la Cámara por Bogotá, porque soy su amigo, porque su hermana, la antropóloga Ingrid Morris, es mi hermana del alma, porque soy cercano a su familia y a su equipo. Hace rato hice público mi voto por él, desde esta columna, con los artistas, con los estudiantes, docentes y líderes comunitarios con quienes hemos coincidido en reconocerlo como el candidato afín a nuestra noción de desarrollo y a lo que aspiramos para Bogotá. De hecho, su programa es el más moderno, humanista y equitativo. Pero igual, en esta etapa de la contienda, son muchos los mensajes que recibo de "hollmistas" sinceramente interesados en encontrar la estrategia que nos aseguró el triunfo y la preocupación por lo que muestran las encuestas es patética, es inevitable. Tal preocupación la han manifestado congresistas de Colombia Humana, como Gustavo Bolívar, David Racero y María José Pizarro. Ellos, como yo, proponemos que se asegure que el programa, el proyecto de ciudad, el progresismo participe del próximo gobierno, aún si no gana nuestro candidato y eso solo se logra concibiendo alianzas con Claudia López, la candidata más cercana a nuestro proyecto político.

Ángela María Robledo, quién como fórmula a la vicepresidencia de Gustavo Petro en las pasadas elecciones entró en el corazón de Colombia Humana, ahora ha hecho público su apoyo a Claudia López, acto por demás consecuente porque el Partido Verde es su casa original. Pero además le llega a la candidata en un momento crucial, como caída del cielo, antes de que se le diera por acompañarse de diablillos.

Ya es imposible que Claudia y Hollman se unan, lo que si está sucediendo es que los resultados de las encuestas producen movilizaciones de votos del petrismo hacia Claudia y la acción de Ángela María fue como un despejar el camino para que los indecisos tomarán ese rumbo. Sería injusto considerar está acción como una deslealtad, más bien es un acto de legítima democracia y de responsabilidad con la ciudad

Ambos candidatos, Hollman y Claudia, conscientes de esta actitud del electorado, deberían pactar para que pase lo que pase, sus recíprocos programas participen en el gobierno de quien gane. Les tocaría prescindir de los egos y corresponderle de buen modo a sus prosélitos

 

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