¿Año esperanzador?

Antieditorial
07 de enero de 2019 - 05:00 a. m.

Por Hernán Velandia Palomino

Los "asuntos pendientes que tiene Colombia” datan de años atrás y seguirán pendientes en el escenario nacional, hasta que la clase política deje de servir a los intereses de poderosos grupos económicos y se preocupen por brindar mejor calidad de vida a la ciudadanía que los eligió, y por los valores auténticos de un país, que han pasado al olvido ante tanta codicia personal entronizada en el corazón de nuestros mal llamados dirigentes, que hacen que todos los años sean difíciles para el país.

¿Qué verá el editorialista de esperanzador para nosotros, si continúan dirigiendo el poder los mismos protagonistas de los más grandes y escandalosos fraudes y robos al erario público?, que siempre resultan inocentes como si la plata se robara sola porque esta nunca se recupera

¿Qué de esperanzador tendremos si la justicia dilata los procesos y nunca encuentra culpables a quienes realizan todo tipo de actos corruptos, o si los “condenan” los envían a sus mansiones a disfrutar el fruto de sus malas acciones?

Nada sacamos los electores con el ejercicio comicial, caso consulta anticorrupción, si quienes tienen el deber de apoyar nuestro deseo de erradicar la corrupción son quienes más la practican a gusto, pues son ellos los encargados de desaprobar los deseos colectivos de cambio.

Resulta lógico que personas con idearios opuestos pero estructurados sean exitosos frente a la comunidad, mientras que los anquilosados partidos tradicionales convertidos en refugio de deshonestos sean vistos como la máquina electoral, que solo se interesa en la sumatoria de votos provengan de donde provengan, con tal de mantenerse en el festín presupuestal.

Después de la victoria del actual presidente y transcurrido poco tiempo de su mandato pensamos si hubiese sido mejor la otra opción, pero el proselitismo empalagoso y el populismo del candidato perdedor permiten reflexionar sobre el deseo insano de hacerse con el poder para hacer todo lo contrario a lo pregonado en campaña. Lo importante es hacerse con el poder, reitero, para su beneficio personal, familiar y de su más cercano círculo político.

Si existe xenofobia contra los venezolanos es inducida por el comportamiento de muchos de ellos que, como contraprestación a la ayuda brindada, conforman grupos delincuenciales para aportar negativamente al caos de inseguridad que le quedó grande a las autoridades. El nuestro es un país de rarezas, cuando los pobres, desplazados o indígenas solicitan ayuda del gobierno para sobreponerse a sus penurias, la respuesta es agresión con Esmad y gases, pero cuando vienen foráneos a exigir y a amotinarse, el gobierno encuentra recursos humanitarios que no merecen los pobres en nuestro territorio. Y vaya que tenemos por cientos de miles.

No se cómo se comprenda la paz, pero esta debe tener un estado especial donde las mujeres tengan protección especial de un sistema totalmente machista, donde los líderes sociales no sean asesinados, donde los políticos no sean elegidos con plata del narcotráfico que dicen combatir. Eso sí sería esperanzador.

Más esperanzador aun la conciencia que está tomando el pueblo.

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