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Años de choques brutales

Santiago Montenegro
26 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.

Pocos gobiernos se han visto enfrentados a choques negativos tan grandes, y también muy pocos han recibido tantos y tan injustos ataques como el de Iván Duque. En primer lugar, a este Gobierno le tocó enfrentar el renacimiento del narcotráfico, que entre 2015 y 2018 más que triplicó el área sembrada de hoja de coca y la exportación de clorhidrato de cocaína. Como consecuencia, a su administración le ha tocado movilizar recursos para controlar dicha expansión y, sobre todo, contra su efecto en la violencia, que ha costado la vida a centenares de líderes sociales, un 95 % de los cuales estaban radicados en regiones de producción o de tráfico de cocaína.

En segundo lugar, al actual Gobierno le ha tocado enfrentar el descarrilamiento del proceso de paz con las Farc, especialmente desde que el jefe negociador de la guerrilla en el proceso de La Habana, Iván Márquez, y el jefe del narcotráfico, Jesús Santrich, retornaron a la lucha armada. Mientras el Gobierno ha cumplido la mayoría de los compromisos con quienes depusieron las armas, las Farc jamás entregaron la plata que prometieron devolver, con la excusa de que las disidencias se quedaron con esos recursos, y con la misma excusa no entregaron laboratorios, rutas de comercialización e información de proveedores de insumos, ni han reconocido el reclutamiento de menores de edad.

El tercer choque son las agresiones de la dictadura chavista que, desde la elección de Duque, ha apoyado a los grupos alzados en armas, ha infiltrado y estimulado la protesta social en Colombia y, no menos peligroso, está realizando sistemáticos ataques cibernéticos a la infraestructura, a grandes empresas y a entidades del sector público. Según un estudio de la Universidad de Oxford, el régimen chavista ocupa el puesto 11 en el mundo en dicha capacidad de disrupción.

El cuarto choque es la inmigración de más de un millón y medio de venezolanos, cifra que, según el FMI, podría subir en pocos años a cuatro millones. Considerada la diáspora más grande del hemisferio occidental jamás vista, esta inmigración ha servido para mostrar también una cara amable de nuestro país, que ha acogido a los nacionales del hermano país sin desprecio ni violencia, pero también es cierto que su presencia ha implicado mayores gastos en el sector salud y algunos problemas de seguridad.

El quinto choque que ha enfrentado la administración Duque es un precio del petróleo por debajo de los US$40 por barril, lo que ha significado un golpe muy duro a las finanzas públicas que, al mismo tiempo, se han visto afectadas por un incremento del gasto para atender también la pandemia. Y, como si lo anterior fuera poco, el sexto choque es precisamente el coronavirus, una de las peores pandemias en la historia de la humanidad.

Mientras su Gobierno enfrenta estos desafíos, Duque recibe los más infames ataques por parte de sus contradictores, columnistas, populistas y no poco fuego amigo. Como si fuese una época normal, otros le exigen reformas que ellos mismos jamás hicieron cuando estuvieron en el gobierno. Frente a esos choques y ataques, el presidente conduce el país con inteligencia, serenidad y prudencia. Cuando la estridencia y la polarización hayan dado lugar a un debate más sosegado y constructivo, el país entenderá las dificultades de estos tiempos y agradecerá la ponderada conducción de Iván Duque durante estos años.

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Liliana(13412)26 de octubre de 2020 - 03:57 p. m.
Señor Montenegro, estamos de acuerdo en "el descarrilamiento del proceso de paz con las Farc" pero me pregunto si además de las razones que usted manifiesta, el ataque a la JEP, el asesinato de los desmovilizados y la promesa de hacer trizas los acuerdos (con lo cual está cumpliendo); tendrá algo que ver con ese "descarrilamiento"? Una verdad a media, es una mentira.
Alvaro(50403)26 de octubre de 2020 - 03:50 p. m.
Continué votando por ellos para el otro período
Paula(94732)26 de octubre de 2020 - 03:26 p. m.
La columna de hoy de Montenegro es acertada. Al margen de las limitaciones y fallas que el gobierno pueda padecer, es cierto, como lo muestra, que le ha tocado una época muy compleja, quizá la más compleja que ha enfrentado un presidente de Colombia en un siglo.
Alejolocha(39749)26 de octubre de 2020 - 03:21 p. m.
Santiaguito, cada día te paareces más a Viki Dávila, los dos deben ir urgente aun buen oftalmólogo, se están quedando ciegos.
Pompeyo(18990)26 de octubre de 2020 - 02:37 p. m.
Se le olvida -a propósito- que prometieron hacer trizas la paz y lo han cumplido plenamente. Se le olvida que empezó objetando la JEP. Se le olvida que se presto para la pantomima del monigote de Guaido; y que pocas horas le quedaban a Maduro. Se le olvida el amiguismo y centralización del poder en sus manos, justamente como el vecino. Se le olvida el autoritarismo en la pandemia: la censura y más
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