Aprovechando la sangre

Cecilia Orozco Tascón
21 de junio de 2017 - 01:00 p. m.

Lo que gusta al sector ultraconservador que traba la convivencia pacífica de Colombia no es, precisamente, la deliberación abierta para polemizar sobre la razón o sinrazón de un asunto y encontrar, por esa vía, una solución. Le fascina, en su lugar, la premeditación: preparar, detenidamente, la acción y ejecutarla a cualquier costo, incluso el de la vida. Por eso es amplio para tomar, para sí, todas las libertades —incluso libertinajes—, pero tan estrecho a la hora de achacarles delitos a quienes disienten de sus intereses. No obstante el conocimiento que, a estas alturas, se tiene de los métodos que practica el extremismo político que cosecha éxitos en los salones de clase social, duele la calidad de patria que nos muestran: esa que se hizo evidente con la virulencia de los fascistas criollos prendidos, como sanguijuelas, de la sangre aún caliente de las víctimas del Centro Comercial Andino.

Tal vez buscan hacer méritos con su caudillo y dejarse notar ante sus ojos, ahora que vienen las elecciones de Congreso y Presidencia y que necesitan ser incluidos en las listas de candidatos y conseguir el aval de los votos prestados. Un X, representante a la Cámara por el Centro Democrático (que, como han dicho muchos, no tiene nada de centro ni menos de democrático) fue especialmente prolífico y efectista: “Si esto fuera paz, sus terroristas no estallarían centros comerciales”. Cuando puso “sus terroristas”, obviamente se refería a Santos e implicaba que este cuenta con un escuadrón de matones. Memoria cortoplacista, pensé, porque no leí ninguna alusión suya a los falsos positivos. Digo. Lo que escribió ese hombrecillo sería baladí si no fuera porque se descubre su deseo de imitar las frases y las actitudes del patrón. Juzguen, señores: “El apaciguamiento del Gobierno con el terrorismo aumentó la amenaza. Saben que matando logran el poder”; “es la consecuencia de claudicar ante el terrorismo. Ahora todos los bandidos quieren lo mismo”. Y la madreperla: “No podemos esperar (sic) que haya elecciones. ¡Hay que sacar al presidente del terrorismo YA!”.

Hubo más artistas en el circo de la alegría, felices espectadores de lo que sucedió a las víctimas porque sobre sus cadáveres podían explicitar su odio. Un individuo de oscuros antecedentes y montajes se solazó replicando fotografías morbosas de dos muertos bajo las frases: “@JuanManuelSantos feliz día del padre. Su regalo, fruto de la impunidad e injusticia que usted propició. ¡Ser pillo paga!”. El sujeto recibió aplausos de miembros del tal CD, soberbios como les place verse para ratificarnos quiénes son, qué nos espera.

Y, cómo no, apareció el gran varón algo enredado con sus espuelas. @ÁlvaroUribeVel escribió: “Empresarios preocupados por situación en el país. Mensaje que recibo”. Anexaba una parrafada en que, presuntamente, “empresarios preocupados” le expresaban su inmenso desacuerdo con el “cambio de reglas, exceso de impuestos y «más encima» (sic) atentados a nuestro comercio, ayer pude ser yo, donde (sic) salí 15 minutos antes de andino (sic)…. y hoy esos asesinos están libres”, etc. Las redes sociales ocultan todo, pero nada esconden. Los internautas que se mueven como peces en el mar digital descubrieron la trampa y le enrostraron la farsa: “Cuando uno recibe un mensaje, el fondo (de la pantalla del celular) es blanco. Qué vergüenza este oportunismo…”; “¿Qué WhatsApp tiene usted señor expresidente? Porque verde y doble chulo azul sale cuando uno es el que envía el mensaje”; “El ex tiene dos teléfonos, el que envió (el mensaje) y el que recibió”; “yo entiendo al viejo, también hablo solo”. Y la burla más directa: “Además de perverso es una bestia con el WhatsApp”. El senador intolerante fue descubierto, en su afán de aprovechar el miedo que genera el terror, pecando por autoenviarse lo que quería decirle a Santos. Los irreverentes jóvenes, los de verdad, no sus camuflados, le tocaron su punto débil. Alguna esperanza queda.

 

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