¿Aquí no hay quien mande?

Óscar Sevillano
16 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

No sé si el presidente Iván Duque se esté dando cuenta de que la imagen que él y su equipo de gobierno están dejando en los colombianos del común es la de que aquí no hay quien mande.

No de otra forma se puede explicar que lo que le corresponde decir a un funcionario lo diga otro y que se le escuchen declaraciones polémicas de temas sensibles que corresponden al manejo exclusivo del primer mandatario y la cartera de Relaciones Exteriores. Ejemplo de lo anterior fue lo ocurrido en días pasados cuando el embajador de Colombia ante la OEA, Alejandro Ordóñez, dio a conocer su manera de pensar frente a los migrantes venezolanos, y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez salió en su defensa, pasando por encima de la solicitud que hizo el canciller Carlos Holmes Trujillo para que este se retractara.

Se supone que un embajador debe seguir la directriz que dan el presidente y el canciller, quienes son los encargados de la política exterior. Esto no es asunto en que deban intervenir otros funcionarios como la vicepresidenta, por ejemplo, a menos que sea autorizada y no recuerdo que esto haya sucedido.

No es la primera vez que esto ocurre en el equipo de gobierno. A diario vemos al alto comisionado para la Paz hablando como si ocupara el cargo de ministro de Defensa o haciendo las veces de ministro de Justicia. El embajador Pacho Santos también ha hecho lo propio. Por fortuna, parece que este último ya se dio cuenta de que una cosa es hablar como un político y otra hablar como un diplomático.

Otro asunto por el que queda la impresión de que “aquí no hay quien mande” es la oposición de la ministra de Trabajo, Alicia Arango, a la posibilidad de que la exrepresentante liberal Olga Lucía Velásquez sea nombrada como superintendente de Vigilancia Privada. Este suceso deja la sensación de que la cabeza del gabinete ministerial, que es el presidente de la República, no es precisamente quien lo coordina. Nunca antes habíamos visto que el jefe de Estado deba contar con el permiso de uno de sus subordinados para escoger a alguien que podría integrar su equipo de trabajo.

La manera tan desafiante como la mintrabajo le habló a la prensa en el momento en que se le preguntó por este asunto dejó claro que no está dispuesta a permitir el nombramiento, lo que pone en duda la autoridad que tiene el presidente Iván Duque en la cartera de ministros. Quizás sea por esto que no se les ve defendiendo de manera vehemente la gestión de gobierno y prefieren actuar como si tuvieran miedo al debate público.

Puede que a Iván Duque se le vea muy bien hablarle duro al gobierno de Nicolás Maduro, pero excúseme, señor presidente, no es eso lo que el país quiere.

Lo que los colombianos necesitamos es un primer mandatario que haga sentir su autoridad en el país y sobre el equipo de gobierno; que recorra los territorios defendiendo su gestión, escuchando y atendiendo las necesidades de la población en las regiones, sin que se deje asustar por el fiscal general de la Nación ante posibles atentados, como sucedió con la minga indígena en el Cauca. Se supone que Colombia ha hecho una gran inversión en las fuerzas militares y de policía. No es posible que los miles de millones de pesos que se han utilizado para su dotación y entrenamiento no sirvan ni siquiera para proteger la vida del presidente de la República.

Pero ante todo, señor presidente, lo que se espera es que demuestre que en la Presidencia de la República es usted quien manda, porque la impresión que deja hasta el momento es la de que aquí no hay quien mande.

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