Así no se trata a un amigo, presidente Duque

Patricia Lara Salive
30 de noviembre de 2018 - 10:00 a. m.

El manejo olímpico que el Gobierno de Duque ha tenido de las relaciones con Cuba tiene a Colombia a punto de llegar a una situación muy complicada, pues puede llevar a que perdamos la credibilidad ante tantas organizaciones internacionales y naciones que nos han apoyado en procesos de paz, como Noruega, Chile, España, la ONU, la Unión Europea, etc.

Veamos los hechos:

En julio, el Estado colombiano le solicitó a Cuba, país que con la mayor generosidad prestó su territorio y su infraestructura durante seis años para que en él se desarrollaran los diálogos con las Farc, que recibiera a Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, jefe del Eln, para que recibiera allí tratamiento médico. Además, le pidió a Venezuela que le permitiera el tránsito y le asegurara el traslado, según lo confirmó la Agencia Francesa de Prensa (AFP), citada el martes por el Nuevo Herald.

En vista de que Gabino seguía delicado de salud, el gobierno de Santos prorrogó hasta el 6 de agosto, es decir, hasta la víspera de su salida de la Presidencia, la petición a Cuba para que Gabino pudiera continuar con el tratamiento médico que recibía allá.

Cuando se inició el gobierno de Duque, Cuba le solicitó al nuevo Gobierno que le buscara una salida al asunto, ya que el líder del Eln requería seguir tratándose.

Pero el 3 de octubre, por petición de la Fiscalía —que de paso no sabe qué más inventarse para tirarse la paz—, la Interpol expidió su circular roja mediante la cual Cuba, y los demás países que albergaran terroristas, tienen la obligación de entregarlos.

El 6 de noviembre, Colombia le pidió al gobierno de Cuba que hiciera efectiva la circular roja.

¡Sin embargo, ocurre que el terrorista que está en Cuba y que ahora el gobierno de Colombia le pide a Cuba que entregue a la Interpol está allá por solicitud del Estado colombiano! ¡Y, además, se encuentra ahí por razones humanitarias, en una clínica, como lo reveló la AFP en artículo publicado el martes en el Nuevo Herald!

El 10 de noviembre, el comando central del Eln respondió una vieja solicitud y aceptó que Gabino hiciera parte de la delegación de paz de La Habana.

Esa parecía ser la fórmula salvadora, tanto del grave impasse con Cuba, como del estancamiento del proceso con el Eln, organización que carece de una estructura jerárquica rígida, lo que complica que se logren avances. Por eso, con la autoridad que tiene Gabino frente al grupo en la mesa de negociación, los diálogos podrían, por fin, llegar a conclusiones.

Pero no. El 11 de noviembre, el presidente Duque insistió en decirles a Cuba y a Venezuela que tenían que entregar a todos los que tuvieran circular roja.

¿Qué se propone Duque? Es bastante difícil de comprender, a no ser que quiera la ruptura de relaciones con Cuba, el peligroso escalamiento de las tensiones con Venezuela y el estallido de la guerra total con el Eln, con su elevado saldo de secuestros, atentados y voladuras de oleoductos.

Por si no lo ha pensado, y por si alguien le cuenta, le digo al presidente Duque algo que es obvio: Cuba, como país garante que es y ha sido de los procesos de paz, no puede entregarle a Gabino a la Interpol. Y Colombia no puede solicitárselo: si lo hace, ¿qué otro país aceptará servirle de garante de algún proceso?

Y Duque tampoco puede poner a Cuba, ante Estados Unidos y el mundo, como país que incumple las órdenes de la Interpol y, por lo tanto, se vuelve susceptible de convertirse en nuevo miembro de la lista de países que albergan a terroristas.

No, presidente Duque, así no se trata a un amigo.

www.patricialarasalive.com, @patricialarasa

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