Publicidad

Asprilla, vergüenza nacional

Mario Fernando Prado
18 de julio de 2008 - 01:33 a. m.

¿HASTA CUANDO LOS COLOMBIANOS vamos a seguir aguantando las guachadas, atropellos, desplantes y provocaciones del tal Tino Asprilla?

El ex futbolista, lejos de ser ícono del balompié y ejemplo para las nuevas generaciones, es una degradación del ser humano. De ser un negrito superado y simpaticón, querido y alabado por su pueblo pasó a convertirse en una pesadilla moral y social y todo porque no supo manejar la fama y le quedó grande la grandeza.

Los escándalos aquí y en el exterior opacaron sus glorias deportivas. Cuando no mostrando y haciendo gala de una morcilla grotesca, el Tino agredía  —y lo seguirá haciendo—  a prepagos de alto turmequé y mucharejitas indefensas que compraba —y compra— para animar sus rumbones pantagruélicos.

La cojeante justicia ha sido más que tolerante y comprensiva con este raro espécimen, generoso a veces y déspota a ratos, con tendencias anormales, esquizoides y bipolares —como dicen ahora— que lo han alejado de un Pelé y lo han acercado a un Pambelé.

Ajeno que soy del fútbol —y que me desmienta Gardeazábal—  he sabido de este afrodescendiente por sus estentóreas peloteras que siempre terminan en agresiones contra la fuerza pública y que por ser él se las perdonaban: Fama y dinero pesan mucho.

La última hazaña de Asprilla fue disparar con un arma de uso privativo de las Fuerzas Armadas —fusil— contra la caseta de control del Ingenio San Carlos donde él tiene una casa cuyo lote dicen que se lo regalaron porque allí creció.

¿La razón de la balacera? Que no le dejaron entrar a un grupo de “fufurufas” que había invitado a un “foforro”, sin que antes se identificaran. Por ello el Tino con muy buen tino disparó y disparó contra la caseta. Menos mal, no hubo muertos.

Por semejante delito penal fue detenido luego de burlar una indagatoria argumentando estar fuera de Tuluá cuando todo el pueblo lo veía desfilar por sus calles desafiante, londo y lirondo.

Hoy la justicia le dio libertad condicional —¿acaso no es una amenaza pública?— y ha manifestado que se va de Colombia porque aquí lo “joden mucho”. Queda claro que lo que jode es la plata y que con tal que se vaya, aunque le vaya bien…

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar